EN VICTORIA


Recuerda siempre que no tienes lucha contra sangre y carne. Si quieres vencer y ser victorioso sobre los principados y potestades, aprende a prepararte en mi armadura. Abróchate mi cinturón de verdad en tu cintura, y ponte mi coraza de justicia. Afirma tus pies con el apresto del evangelio de la paz. Cuando te prepares para avanzar en la batalla contra Satanás y sus fuerzas demoníacas, toma el escudo de la fe, para poder apagar todos los dardos de fuego que el maligno y todo su ejército te disparen. Ponte mi yelmo de salvación en la cabeza, y toma la espada de mi Espíritu, mi Palabra, en tus manos. Sobre todo, acude a mí continuamente con tus peticiones en cada circunstancia que afrontes. Nuestra comunión continua te hará victorioso en cada confrontación demoniaca con el enemigo.

“Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios; orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos..” (Efesios 6:12-18, RVR1960)

Bendito sea Jehová, mi roca,
Quien adiestra mis manos para la batalla,
Y mis dedos para la guerra;
Misericordia mía y mi castillo,
Fortaleza mía y mi libertador,
Escudo mío, en quien he confiado;
El que sujeta a mi pueblo debajo de mí.


(Salmos 144:1-2, RVR 1960)

Declaración en oración


He muerto a mi naturaleza pecaminosa porque Dios me ha hecho vivir con Cristo. Debido al sacrificio de su Hijo, Dios ha perdonado todos mis pecados, los ha clavado en la cruz del calvario. Él ha desarmado a las potestades y autoridades demoniacas y me ha hecho triunfar sobre ellos por la obra de su Hijo en la cruz.

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