LA OBEDIENCIA TRAE PODER

Si abrir las puertas a la desobediencia trae temor, podemos entonces afirmar que la obediencia trae bendición. La verdad, la justicia, la honestidad y la misericordia son consecuencia de obedecer a Dios.

Samuel había visitado la casa de Isaí y ungió a su hijo David

como rey, aunque paso mucho tiempo hasta que llego el día de asumir su posición. Sin embargo, en ese tiempo de espera, Isaí su padre lo envío a cumplir un encargo. El pad

re le pidió que llevara comida a sus hermanos que estaban en el campamento de batalla. David obedeció. Seguramente ya conoces como continua la historia. El muchacho fue a ver a sus hermanos y termino venciendo al gigante Goliat.

Nadie puede enfrentar las situaciones que le afectan diariamente sino no esta en pacto con Dios, y para eso debemos obedecer a Dios. No se puede vivir una vida victoriosa sino se obedece la Palabra que son sus mandamientos. Nadie en desobediencia permanece, sino que esta destinado a caer. La obediencia es la que te da el fundamento firme para seguir hacia adelante con la gracia de Dios. Mientras estés en obediencia, el espíritu de Jehóva se mueve y camina contigo.

Dentro de todo Israel el único que hablaba de manera diferente era

David. Si tu eres el único que habla diferente en tu trabajo, en tu grupo social, no dejes de hacerlo. ¡Sigue hablando lo que Dios te dijo que declararas! No tengas miedo de lo que los demás digan que te pasara. ¡Para este tiempo Dios te llamo! Quizás te digan que vas a perderlo todo, que vas a morir, pero si le eres fiel a Dios, el que se va a quedar sin nada es el otro, pues tu lo ganaras todo. Debemos darle ejemplo al mundo de que no importa lo que se levante y lo que hagan los demás, nosotros sabemos en quien hemos creído. “Jehóva es mi luz y mi salvación; ¿de quien temeré? Jehóva es la fortaleza de mi vida; ¿de quien he de atemorizarme?” (Salmo 27:1).

Cada cual tendrá que aprender a derrotar a su propio gigante, porque hasta que no lo enfrentes no vas a progresar ni avanzar. Esconderte no resuelve nada. ¡Hay que vencer al gigante en el nombre de Jehóva de los ejércitos!

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