PALABRAS EDIFICADORAS


La Palabra de Dios es salud y vida no sólo para nuestra alma, sino también para nuestros huesos. Dios me ha enseñado que su Palabra es viva y poderosa. Cuando alguien comparte un versículo de su Palabra, Dios me mueve a incorporarlo activamente en mi pensamiento. No simplemente lo leo, sino que le pido a Dios que lo haga morar dentro de mí.

El Salmo 90:14 dice, “De mañana sácianos de tu misericordia, y cantaremos y nos alegraremos todos nuestros días”. Esto habla de la satisfacción. No podemos simplemente decidir, “Señor, quiero estar satisfecho contigo por el resto de mi vida. Quiero conocer ese amor que es mejor que la vida. Y te pido, Señor, que me lo des hoy”, y luego esperar que nuestras necesidades sean satisfechas hasta que le veamos cara a cara. Nuestras necesidades son una preocupación diaria. Nos levantamos cada día y tenemos nuevas preocupaciones. Necesitamos sentir que significamos algo para alguien. Y aún más importante, necesitamos sentir que somos amados ese día.

Hace poco, durante mi tiempo de oración, Dios puso en mi corazón llamar a mi esposo. Pero Dios no quería que lo llamara en su teléfono celular manejando al trabajo. En vez de esto, mi llamada sería un mensaje para él cuando llegara a la oficina. Y mi mensaje le diría que yo le amaba más que a todas las cosas terrenales, que él era muy importante para mí, y que él era maravilloso. Así que fui al teléfono y marqué su número. Y esto es lo que le dije: “Quiero que sepas, antes que comiences con los quehaceres del día y aparte de lo que pueda surgir hoy, antes de que alguien te presente alguna queja en el trabajo, que te amo con todo mi corazón, que eres un esposo maravilloso y que eres muy talentoso e inteligente”. Y como el ser chistoso es importante en nuestra familia, le dije, “Tú eres la persona más chistosa que he conocido en mi vida”. Dios me animó a colmarle de elogios y luego simplemente colgué el teléfono.

Cuando regresé a mi tiempo de devoción, pensé que era interesante que Dios me había guiado a hacer esto en medio de mi oración. Y entonces Él me dijo: “¿Te das cuenta que eso es exactamente lo que deseo hacer para mis hijos?”. La vida es muy dura. Puede que recibamos palabras positivas durante el curso del día, pero en algunos lugares de trabajo la gente recibe muy pocas palabras edificadoras. Y las situaciones familiares pueden no ser muy saludables o animadoras. Pero nuestro mensaje de parte de Dios cada día es, “Hija, tú significas mucho para mí. Tú eres todo para mí”. Cristo dice, “Yo di mi vida por ti. Tu amor para mí, hija, es mejor que mi vida”. ¿Entiende usted lo que Él dice? El amarlo a usted fue mejor que escatimar la vida de Cristo. Y Él quiere decirle estas cosas antes de que la gente comience a atacarle durante el curso del día, antes de ser maltratada y desgarrada por las interacciones y actividades de las próximas 24 horas.

Él quiere satisfacer su alma con su amor fiel y le dice:

“Hija, tú eres todo para mí. Llénate de mi amor hoy, de mi Espíritu hoy.

Tú eres muy importante”. Jehová Dios, quien creó el mundo con su palabra, piensa que su vida es mejor que la de su Hijo. Es por eso que Él dio su vida por usted, para que pudiera ser libre y conocer el amor que es mejor que la vida. Quiero que entienda cuánto significa esto. “Dios, Dios mío eres tú.” Es por eso que el salmista dijo: “De madrugada te buscaré”. No simplemente por disciplina, sino porque ese era su deseo más que cualquier cosa en la vida, el estar conectado con su Dios.

“Porque mejor es tu misericordia que la vida; mis labios te alabarán…Como de meollo y de grosura será saciada mi alma.”

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