RUT: TE DEFINEN TUS ACTOS, NO TU ORIGEN


Rut ya no era una joven cuando se casó con Booz y dio a luz a Obed. Había estado casada con Mahlón en Moab durante casi diez años, y había continuado viuda durante algún tiempo.

En aquellos tiempos y en el Oriente, podía ya considerarse, pues, una mujer de edad madura. Al compararla con Noemí nos inclinamos a pensar que era joven, pero no lo era tanto como suponemos. Rut procedía del mismo origen pagano de Orfa. Era parte de la tribu de Moab, que había degenerado espiritualmente. También ella había entrado en contacto con Ia Santa influencia de Elimelec y su familia. Pero al revés de Orfa había abierto su corazón a la gracia.

No tenemos la menor indicación de que Noemí tratara a Rut de modo diferente que a Orfa. Pero, Ia disposición del corazón de una es totalmente distinto del de la otra. Orfa había rechazado en su corazón la gracia. Noemí había abierto su corazón a la misma. Notemos que las tres habían empezado el viaje juntas. Es posible que si no se hubiera presentado la cuestión de decidir por un pueblo y otro, por unos dioses u otros, las tres habrían llegado a Belén. Pero Noemí, de repente se para y las insta a que regresen a los dioses de sus padres.

Ante esta invitación Orfa se vuelve. Rut, por el contrario, se siente conmovida por la fe que arde ya en ella y se niega a regresar. Hace su decisión, y confiesa que en adelante su vida y su muerte será contada con el pueblo de Dios. «No me ruegues que te deje y que me aparte de ti;, porque adonde quiera que tú vayas iré yo, y donde quiera. que vivas viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios. Donde tú mueras, moriré yo, y allí seré sepultada; así me haga Jehová, y aun me añada, que sólo Ia muerte hará separación entre nosotras dos.»

Vemos, pues, que Dios usó su afecto por Ia pobre y desolada Noemí como medio de gracia. Noemí es el eslabón con que Dios ha unido para siempre a Rut con su pueblo y su Mesías.

No vemos a Rut trazando especulaciones espirituales abstractas. Con agradecimiento mira el rostro arrugado y triste de la madre de su esposo y quiere permanecer junto a ella. La fe en el Dios de Israel se mezcla inseparablemente con su amor por Noemí. Quiere identificarse con ella, pero en el fondo hemos de ver la confesión de que el Dios de Noemí será el suyo. Admite, en realidad, que el mismo Dios que la sacó de Moab la trasplanta al pueblo de Israel.

La fe de Rut es simple y transparente. Un servicio humilde y tranquilo, sin macha de orgullo o altivez espiritual. Rut no dice: «Alguien tiene que cuidar a esta anciana, y soy yo quien debe hacerlo.» Respetó la posición de Noemí como madre y decidió ser su hija.
Rut siguió a los segadores en un campo de Belén, para proveer para su suegra y para ella. Por haberlo hecho en humilde obediencia Dios la bendijo. Entró en los campos de Booz. Todos le fueron favorables; todos la ayudaron. Luego, cuando Noemí oyó la simpatía mostrada por Booz se preguntó si siendo su pariente no estaría dispuesto a casarse con Rut. En esto Rut volvió a ajustarse a los deseos de su suegra. En todo, incluso lo más aventurado, ejerció Rut obediencia total. De esta manera Dios tejió el hilo de su vida en la tela de la historia de su pueblo.

Booz se casó con Rut. Rut dio a luz a Obed. De Obed nació Isaí. Así que Rut, la moabita, fue incluida en la línea de los elegidos por Dios para formar la línea de la que nació el Salvador. Rut fue la bisabuela de David.

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