NO TE DESESPERES

El grado más peligroso del cristiano no es el pecado, sino el dejar de tener fe.  Es verdad que debemos evitar el pecado pero, la gracia salvadora de nuestro Señor Jesús te puede libertar, hacerte nueva criatura y moverte hacia adelante. Pero Dios no te puede levantar de la falta de fe. Hay que tener esperanza para que sea esa misma esperanza la que provoque fe en tu vida. Hebreos 11: 6 dice que sin fe es imposible agradar a Dios y Romanos 14:23 dice que todo lo que no es de fe, es pecado.
Siempre se ha señalado a la gente del mundo que está en pecado, pero, si no tienes fe, siendo cristiano, es peor porque los del mundo no tienen el conocimiento de Dios y de la palabra que tienen los cristianos.  Hoy la pregunta es: ¿En qué estás creyendo?  ¿Qué estas esperando suceda este año?  ¿Qué esperanza tienes?  ¿Que provocará que haya esperanza en tu vida?  El problema se encuentra en que las circunstancias adversas llevan a muchos a un punto de estar en apuro y, sin darse cuenta, el momento de apuro se convierte en desesperación.
En 2 Corintios 4:7, Pablo dice que estamos en apuros, más no desesperados.  El estar en apuros es estar en aprietos, conflictos, o dificultades.  Cuando estás en apuros, puedes sentirte perplejo, confundido, y sin salida, y pensando que no tienes recursos para salir de la situación en la que te encuentras, pero aun así no estás desesperado.  Estar desesperado, es estar sin esperanza.  Esto sucede cuando no se tiene algo en que creer.  Pablo dice: Puedo estar confundido, sin ver la salida, pero tengo esperanza. 
Jeremías, en el capítulo 38 del libro de Jeremías, le profetizó al pueblo lo que sucedería, si no tornaban sus vidas a Dios.  El pueblo, al escuchar las palabras de Jeremías, se puso en contra del profeta.  Lo echan en una cisterna donde solo quedaba lodo; allí, mientras más se movía, más se hundía.  Jeremías no tenía manera de salir de aquella cisterna, a menos que alguien le ayudara.  Esto mismo sucede, espiritualmente, cuando se está en apuros y se llega al momento de angustia.  Mientras más te desesperas, más te hundes en las circunstancias adversas.  Pero Dios sacó de aquella cisterna a Jeremías, pues él no deja en vergüenza a los que Él ha llamado.
No pierdas la esperanza; sigue creyendo, aunque –como a Jeremías– te digan loco.  Diles: Esto va a cambiar, porque Cristo en mí es esperanza de gloria.  Prepárate porque, así como Dios sacó a Jeremías, de esa misma manera, vendrán tu ayuda y el día de la doble paga. 

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