RECONOCE TU MILAGRO

Por más de cuatro mil años, la naturaleza entera estaba esperando el nacimiento de nuestro Señor Jesucristo, el Libertador, el Salvador; un hombre sin límites, que podía vencer todas las cosas y que era capaz de cambiar la historia.  Unos lo veían como un revolucionario político o social; otros, como un maestro.  Impresionantemente, muchos lo esperaran, pero solo unos pocos le pudieron reconocer.
En muchas ocasiones, cuando llega a nosotros lo que tanto esperamos, no lo podemos reconocer.  Por causa de la fatiga, de no entender lo que Dios hizo la semana pasada en tu vida, por causa de que te limitas y te encierras en ti mismo, por causa de los prejuicios, por miedo y temor, puede ser que estés frente a tu milagro, a la solución, y no lo puedas ver. 
Los discípulos, en varias ocasiones, presenciaron o experimentaron milagros que les daban a reconocer quién era Jesús.  En Mateo 14 y Marcos 6, la biblia nos relata el momento en que los discípulos, después de ver el milagro de la multiplicación de los panes y los peces, están remando en la barca, con gran esfuerzo debido a los vientos contrarios. Jesús, al ver esto, se les aparece caminando sobre las aguas.  Ellos se asustan, pues piensan que era un fantasma.  Jesús les dice: No teman.  Y Pedro le dice: Si eres tú, hazme caminar sobre la aguas.  Cuando camina, comienza a hundirse y Jesús le dice: Hombre de poca fe; y suben a la barca.  Es aquí que los discípulos lo reconocen como el Hijo de Dios, se postran y le adoran.
Los discípulos estaban fatigados; el viento era contrario.  Cuando Dios te envía a nuevos lugares, nuevas riberas, vendrán vientos contrarios, pero no puedes permitir que la fatiga entre a tu corazón, en tus pensamientos. 
Los que son capaces de seguir creyendo y remando son los que llegan a la otra orilla.  No son los que huyen y se quitan.  Llegan aquellos que le creen a Dios, si El dijo que iban a llegar, luchan siguen hacia adelante.  Tiene que haber fe en tu vida de que Dios va a cumplir la palabra.  Si Dios lo dijo, vas a hacerlo, no importando lo que el mundo diga. 
En momentos de fatiga, no se toman decisiones.  Las decisiones importantes hay que tomarlas en momentos de descanso.  Hay que aprender a descansar la mente, a vivir tranquilo, a reposar.  No permitas que el cansancio te haga perder el milagro que Dios ha hecho en tu vida.

0 comentarios: