PROTECCION DIVINA

Una vez Jacob y toda su familia se encuentran con José en Egipto, José los va a presentar ante el Faraón, pero les advierte que, cuando les pregunte sus oficios, no digan que son pastores de ovejas, sino ganaderos, porque para los egipcios era abominación todo pastor de ovejas.  Cuando Faraón les preguntó, sus hermanos contestaron que eran pastores de ovejas, y Faraón da la orden que habiten en la tierra de Gosén. 
A Faraón no le importó que dijeran que eran pastores de ovejas, pero a Dios sí le importó.  En Éxodo, dice que Dios hace la diferencia entre egipcios e israelitas, pero Dios no puede diferenciarte de los demás, si tú no has sido capaz, delante de Egipto,  de permanecer real a la identidad de quien tú eres.  Cuando cedemos a la presión del mundo y, por una necesidad, nos avergonzamos de lo que somos, entonces no somos merecedores de la bendición de Dios.
Cuando los hermanos de José dijeron que eran pastores de ovejas, los egipcios no querían conectarse con ellos, pero eso precisamente era lo que Dios había pretendido en ese momento, para mantener pura la nación y la promesa de Dios, para que el linaje de Dios no se contaminara.
Cuando tú eres capaz de pararte firme en quién tú eres, separas de tu vida a aquellas personas que nunca debieron estar, y esto te ayuda a alcanzar lo que Dios te ha prometido, estableciendo un marco de protección alrededor de ti y los tuyos. 
Muchos quieren entrar a Gosén.  Pero, para entrar en Gosén, hay que mirar a Faraón a los ojos y decirle: Yo soy quien yo soy.  Si tú no eres capaz de cruzar una línea entre el mundo y lo que te conecta con Dios, entonces Dios no puede hacer la diferencia en tu vida ante ellos.  Muchos, ante la necesidad, comienzan a ceder y simplemente se olvidan de que Dios no puede hacer la diferencia en sus vidas, si no lo hacen ellos primero.
Quizás estás en Egipto, pero allí tú marcas la diferencia.  Trabajas entre ellos, caminas entre ellos, pero no olvides que, en medio de Egipto, está Gosén. 
Mantente firme, mantén tu fe en medio de Egipto.  Algunos no querrán tener relación contigo; otros, como Faraón, te dirán: Tranquilo, vive aquí conmigo. Pero sé capaz de mantenerte íntegro en quien tú eres, y Dios pondrá en ti una cobertura que, en los momentos más difíciles, te dará protección. 
Párate firme ante el mundo, y declara tu identidad. No cedas ante las necesidades.  Tú no eres cualquier cosa.  Tú eres un hijo de Dios, lavado con la sangre de Cristo.  Le sirves a un Dios Todopoderoso.  Marca la diferencia, porque es Dios quien se encargará de trazar la línea entre los que le sirven y los que no le sirven, y protegerá la promesa que él ha declarado sobre tu vida.

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