CRECE EN FE


¿Te ha pasado alguna vez que cuando hablas con ciertas personas, después de un ratito parece que se te abre el horizonte, que hay un nuevo amanecer, la
vida se ve bonita y parece que todo es posible? Nos da la impresión de que nos están inyectando vida y visión por medio de la conversación. Siempre es interesante estar con gente que se atreve a ir por más en sus vidas. Son personas de quienes uno dice: “¡Qué valioso es estar con ellos! Cada vez que pasamos tiempo juntos salgo enriquecida después de hablar con ellos”. ¿Por qué será?
 Yo creo que es porque son personas de fe que viven bajo la bendición de Dios. A veces lo expreso como vivir en el “fluir del río” porque sentimos que el propósito de Dios nos lleva y simplemente nos dejamos llevar por él. Es muy lindo vivir así aunque tengamos que aprender a navegar en el río de Dios, pero contamos con el Espíritu Santo, quien es el guía perfecto y desea enseñarnos cómo hacerlo. Seguro que a lo largo del río nos encontraremos con muchas aventuras y circunstancias desconocidas, pero Él siempre estará en control. ¡Cuando encomiendas a Él tu vida, Él cuidará de ti! “Porque así dijo Jehová el Señor, el Santo de Israel: En descanso y en reposo seréis salvos; en quietud y en confianza será vuestra fortaleza” (Isaías 30:15).
 Para que el río del propósito de Dios te lleve con facilidad, tendrás que aprender a confiar en Dios. Eso es lo que experimentamos cuando hablamos con una persona de fe. Mientras ella habla, parece que llenara nuestro tanque espiritual. Es como si estuviéramos sedientos de beber agua fresca porque nuestro espíritu tiene sed de fe. Al escuchar fe, notamos la atmósfera de Shalom, de plenitud. La persona comunica una gran perspectiva de la vida, de Dios, del futuro, de sus sueños. Percibimos su nivel de confianza en Dios y en sí misma, como resultado de caminar con Dios y vivir una vida de fe. No te desesperes si no ves ahora en ti el nivel de fe que te gustaría tener. Todos sentimos que necesitamos mucho más. Cree a Dios en las cosas pequeñas de la vida cotidiana. Con el tiempo verás que Dios es fiel y te atreverás a extender tus alas en desafíos más grandes. Creer a Dios es un estilo de vida. Él tiene grandes planes para ti y te invita a que colabores en ellos para que se hagan realidad. Dios te dice: “Aprende a confiar en mí porque conmigo harás grandes cosas”. 

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