RUT, EL CARACTER DE UN SIERVO

El libro de Rut es uno de mis libros preferidos de la Biblia. Creo que se debe a que es una historia parecida a la Cenicienta porque es la de una mujer que ha sufrido tanto y ha sido víctima de circunstancias muy fuera de su control, pero llega a tener un final feliz. Al leer su historia, puedo ver algunas cualidades que podría decir que fueron claves para que experimentara tanto éxito, si se puede llamar así, al final de su vida.


La primera cualidad fue un espíritu servicial. Es un elemento muy importante en la historia de Rut y en su relación con Noemí. Siendo viuda, la costumbre dictaba que debía quedarse con la familia de su esposo. La Biblia nos dice que hubo dos nueras que habían enviudado, pero sólo Rut decidió acompañar a Noemí cuando regresó a su país natal Israel. El servicio de Rut fue desempeñar funciones y cumplir con deberes, pero también fue un obrar a favor de alguien. Cuando llegaron a Israel, Rut demostró un servicio sacrificial al salir a los campos para recoger alimento para ella y Noemí. Su servicio tuvo algunas características muy especiales.
Primero fue un servicio lleno de lealtad y constancia (1:16-17). Rut tuvo que escoger quedarse con Noemí y servirle aunque no fuera fácil. Somos libres para servir o no según nuestra decisión, como Orfa que decidió regresar a la casa de su padre (Gal 5:13). Todos hemos vivido o viviremos momentos en los que tendremos que escoger si vamos a servir o no, ya sea a nuestra familia, esposo, iglesia o comunidad.
Otra cualidad del servicio de Rut fue su deseo de trabajar. No era perezosa (2:2). Rut vio una necesidad y estuvo dispuesta a suplirla. Esto muchas veces implica un sacrificio de nuestro tiempo, esfuerzo y deseos. Cuando llegó al campo para recoger trigo, dijo claramente que no había descansado (2:7). De hecho, esta cualidad fue lo que causó que Booz, el dueño del campo, se fijara en ella. Qué interesante que Dios muchas veces usa nuestras cualidades para traernos a la atención de las personas que Él puede usar para llevarnos al lugar que Él tiene para nosotros.
Cuando Booz la ayuda fuera de lo normal, Rut demuestra una profunda humildad y gratitud: “¿Por qué he hallado gracia en tus ojos… siendo yo extranjera?” (2:10). Rut no daba por sentado la ayuda de los demás. Es fácil acostumbrarnos a las bendiciones que Dios nos ha dado y dejar a un lado un espíritu de agradecimiento y asombro. Si nos mantenemos en un espíritu servicial y humilde, podremos reconocer la mano de Dios en todas las áreas de nuestra vida.

Por último, me encanta el espíritu enseñable de Rut (3:1-15). Esto lo demuestra cuando Noemí le explica el proceso por el cual pedirá que Booz la tome como esposa: “Haré todo lo que tú me mandes”. Se me hace increíble porque lo que le estaba diciendo sería algo que yo no podría hacer. Seguramente para ella se trataba de costumbres muy extrañas y desconocidas. Aparte, se podría malentender (3:14) su presencia en el granero durante la noche. Proverbios 20:12 nos dice que el oído que oye y el ojo que ve, son hechura de Dios. Permite que Dios te ponga oídos que oyen y ojos que ven lo que Él trata de enseñarte.



Pienso que hay tres beneficios que se produjeron en la vida de Rut por las cualidades de su servicio:




Primero, sus pasos fueron guiados por el Señor (2:3). “Aconteció que aquella parte del campo era de Booz… de la familia de Elimelec”. Dios te llevará a donde tienes que estar para recibir toda la bendición que tiene para ti. Probablemente no veas cómo Dios estará guiando tus pasos, pero sí lo hará cuando nos disponemos a servirle a Él y a los demás.




Otro beneficio es que al suplir la necesidad de otro, las de ella fueron suplidas: “Ni pases de aquí… porque yo he mandado a mis criados que no te molesten. Y cuando tengas sed… bebe agua que sacan los criados” (2:8-9). Ella tenía necesidad de alimentarse y Dios se la suplió. Sabía que Rut y Noemí necesitaban que alguien las ayudara y protegiera, y gracias a la disposición y servicio de Rut, pudo suplir esa necesidad.




El último beneficio es que Rut pudo alcanzar todo lo que Dios ya tenía preparado para ella (4:13-22). El Señor la colocó como la matriarca de la familia mesiánica ya que fue bisabuela del rey David. Cuando tenemos un corazón dispuesto, Dios guiará nuestros pasos, suplirá cada necesidad y nos llevará a donde tenemos que estar en el momento indicado. Él tiene todo planeado, pero tenemos que dar los pasos correctos para llegar a nuestro destino final.

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