PACTO DAVÍDICO

Resultado de imagen para PACTO DAVIDICOCuando hablamos del Pacto que Elohim hizo con David, nos referimos a uno de los más grandiosos pactos que haya presenciado el mundo entero, puesto que a través de David vendría el libertador de Sion, el Rey Ungido, el Mesías que trae libertad y redención no solo a Israel sino también a la humanidad entera, es hasta este Pacto que se vislumbra al Ungido especial de Elohim, la persona con un cargo especifico designado y especial. Por ende, el linaje que podemos observar hasta ahora es el de Set, hijo de Adán y Eva, después Noé, a través de su hijo Sem, después se ratifica el pacto con Abraham, Isaac y Jacob, y posteriormente escoge a David como Rey para que en su simiente nuca falte trono, en este caso Yeshua, hijo de David hereda el trono de manera sempiterno.
Aunque el Pacto Davídico en muchos círculos teológicos sea tomado como un pacto incondicional, nosotros diferimos también de ello, puesto que Yahweh nunca ha escogido a alguien impío para ser un pacto con él, aunque sabemos que el impío se puede arrepentir de sus malos caminos, lo que pide primero Elohim es un corazón contrito y humillado, el cual fue el caso de David, Di-s tuvo que tratar con él a fin de perfeccionarlo, además la Escritura afirma que el andaba conforme al corazón de Dios (1 Sam. 13:14, Hech. 13:22) y que guardo sus mandamientos (1 Rey. 14:8), es decir, que Elohim hizo un Nuevo Pacto con David pero no sin antes que David haya guardado el Pacto de sus Padres y que Dios haya probado su Fe.
Ahora, el pacto de David también era un pacto nacional y por consiguiente estaba íntimamente relacionado con el pacto anterior con Moisés. Tal como Salomón dejó claro, las promesas de Dios hacia David dependían de la fidelidad a la Torah de Moisés. Como leemos allí:

2 Crónicas 6:16 Ahora, pues, el Adon Elohim de Israel, cumple a tu siervo David, mi padre, lo que le has prometido, diciendo: Nunca faltará en mi presencia uno de los tuyos, que se siente en el trono de Israel, con tal que tus hijos guarden su camino andando en mi Torah.

2 Samuel 7:8 Ahora pues, así dirás a mi siervo, a David: Así dice Adonai Sebaot: Yo te tomé del redil, de seguir tras el rebaño, para que fueras caudillo sobre mi pueblo, sobre Israel,
9 y he estado contigo en todo cuanto has andado, y he cortado de tu presencia a todos tus enemigos, y te haré un gran nombre, como el nombre de los grandes de la tierra.
10 Asimismo he dispuesto un lugar para mi pueblo, para Israel; y lo he plantado para que habite en él, y no sea más removido, ni los hijos de iniquidad continúen oprimiéndolo como al principio,
11 como desde el día en que puse jueces sobre mi pueblo Israel, y te daré descanso de todos tus enemigos. Además, Elohim te hace saber que te edificará casa.
12 Cuando tus días sean cumplidos y duermas con tus padres, entonces levantaré a tu descendiente después de ti, el cual saldrá de tus entrañas, y afirmaré su reino.
13 Él edificará casa a mi Nombre y Yo afirmaré el trono de su reino para siempre.
14 Yo le seré por padre y él me será por hijo. Cuando haga mal lo corregiré con vara de hombres y con azotes de hijos de hombre.
15 Pero mi misericordia no se apartará de él como la aparté de Saúl, a quien quité de delante de ti.
16 Tu casa y tu reino permanecerán para siempre ante ti, y tu trono será estable eternamente.
17 Conforme a todas estas palabras, y según toda esta visión, así habló Natán a David.
Estas promesas tienen sólo una condición: la desobediencia en la familia davídica traerá el castigo sobre ella, pero no la abrogación del pacto (Sal 89:20-37; Is 24:5; 54:3). El castigo vino; primero en la división del reino bajo Roboam y Jeroboam, y finalmente en los cautiverios de Asiria y de Babilonia (2 Rey. 17:24, 18 y 25:1-7).
Después del Reinado de David y Salomón, vino el hijo de este último; Roboam, debido a su pecado fue castigado por Elohim y le dio el reinado de solo 2 tribus en el Sur, en Jerusalén, quitándole 10 tribus en el Norte, en Samaria dándoselas a su vez a Jeroboam su siervo. Después de la división del Reino de Israel en dos casas, la de Judá, con 2 tribus y de Israel con 10 tribus – también conocida como Efraín- y después de que fue invadido, destruido, dispersado, llevado al cautiverio, Israel nunca más  se volvió a restaurar la monarquía, y peor aún, la Casa de Judá si volvió nuevamente a la Tierra, pero la Casa de Israel (Efraín) no, de hecho, la Casa de Israel se mezcló entre los Asirios y fue dispersada entre las naciones, tal como estaba profetizado, perdiendo totalmente su identidad. Nunca más, a la fecha, Israel ha vuelto a ser una sola y única nación con las 12 tribus ni tampoco ha vuelto a habitar en la Tierra, la profecía marca que esto acontecerá cuando el Mesías llegue (Am. 9:9-14, Hch. 15:14-17, Isa. 11:1-13, Jer. 23:1-8, Ez. 34, 37:21-28)
No obstante, sabemos que Elohim sigue siendo fiel en sus promesas, y aun cuando tanto Judá e Israel (Efraín) transgredieron el Pacto, Di-s promete establecer un Nuevo Pacto con ambas casas.
De la misma manera en el Pacto Davídico no existe tampoco ninguna señal, ni nada que se le parezca.

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