FINANZAS Y EL ORDEN DE DIOS

El libro de Proverbios nos ofrece varias enseñanzas muy sabias sobre la administración del dinero como Dios manda. Una de mis favoritas está en Proverbios 21:20: “En casa del sabio abundan las riquezas y el perfume, pero el necio (una versión dice “el tonto”) todo lo despilfarra”. Mediante este proverbio, Dios nos enseña sobre el ahorro. 
La vida patea y necesita tener un colchón financiero. Este colchón es una cuenta de ahorros solo para las emergencias. Imagínese que los miembros de su iglesia tuvieran $1,000 ahorrados y de pronto se les descompone el carro. La mayoría de la gente usaría una tarjeta de crédito o quedaría endeudada con el mecánico. En este caso, en vez de usar el dinero de los diezmos, usarían sus ahorros. El alivio que va a sentir su congregación cuando tengan el dinero para cubrir emergencias es increíble. 
Lucas 14:28-30 dice: “Porque ¿quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo que necesita para acabarla? No sea que después que haya puesto el cimiento, y no pueda acabarla, todos los que lo vean comiencen a hacer burla de él, diciendo: Este hombre comenzó a edificar, y no pudo acabar.” ¿Acaso no nos está diciendo Dios que tengamos un presupuesto? Nosotros debemos ser mayordomos del dinero de Dios. Un mayordomo es un administrador de los bienes de otra persona. Tenemos que entender que solo somos administradores de sus bienes y todo lo que Él ponga en nuestras manos deber ser administrado para su gloria. Esto significa, que necesitamos tener un plan para poder dar de los que Él nos ha dado. Proverbios 22:7 dice, “Los ricos son los amos de los pobres; los deudores son esclavos de sus acreedores”. Dios nos dice que planifiquemos nuestras compras ahorrando, para no adquirirlas a crédito. Los miembros de su congregación están bajo el yugo de las deudas como consecuencia de no planear sus compras. 
Cuando fracasamos en planificar, estamos planificando fracasar. Así que, nos sobra mes cuando se nos acaba el dinero y se nos dificulta dar con regularidad. También no enseña a cómo salir de las deudas en Proverbios 6:3-5. Nos anima a deshacernos de la posición de fiador, que es otro término para estar endeudado y dice: “entonces has caído en manos de tu prójimo. Si quieres librarte, hijo mío, éste es el camino: Ve corriendo y humíllate ante él; procura deshacer tu compromiso. No permitas que se duerman tus ojos; no dejes que tus párpados se cierren. Líbrate, como se libra del cazador la gacela, como se libra de la trampa el ave.” Para librarse del cazador, las gacelas no andan tranquilamente como en la plaza; corren con todas sus fuerzas porque sus vidas dependen de ello. De la misma forma, una persona endeudada no puede liberarse de sus cargas a menos de que asuma una actitud de urgencia. Su vida y la de su familia dependen de esa misma intensidad de gacela para salir de las garras de las deudas. 
Tome esto muy seriamente y ayude a su congregación a salir de las deudas y manejar el dinero como Dios manda. Creo que éste es parte de su trabajo como líder: ofrezca las herramientas y recursos que la gente necesita para cambiar. Inicie grupos pequeños para promover el apoyo y estímulo entre ellos. Si ellos logran vivir bajo un presupuesto y salir de las deudas, el dar sucederá de forma natural. Comparta y explique estos y otros pasajes bíblicos a su congregación. En vez de hacerlos sentir culpables por los errores que han cometido, muéstreles cómo cambiar su futuro. Cuando empiece a compartir estas verdades con su iglesia, muchas vidas serán transformadas al ir eliminando esos obstáculos financieros que les han estorbado para dar. Los cambios que pueden suceder en sus vidas, los convertirán en dadores constantes para el reino de Dios. 
¡Imagínese! Imagínese, lo que su congregación podría hacer si estuviera libre de deudas. Imagínese, si en lugar de pagar $400 a una tarjeta de crédito o a un carro, se los dieran a la iglesia cada mes. Cuando los pagos mensuales y los intereses no obstaculicen a su congregación para dar, cosas increíbles van a suceder. 
Lo dejo con esto: ¿qué podría lograr el pueblo de Dios para Su reino, si no tuviera deudas?

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