ABLACIÓN

Unas 200 millones de mujeres han sufrido alguna forma de mutilación genital. También conocida como ablación, esta práctica se extiende por 30 países de África y Asia principalmente, y a pesar de los avances legislativos para prohibirla, sigue estando presente en muchos lugares donde la fuerza de las tradiciones, la ignorancia o la imposición sobre los menores impide proteger a algunos de los sectores más débiles de la sociedad: las niñas y las mujeres.
Es por eso que este 6 de febrero, en el día internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina, diversas entidades están explicando cómo afrontan este problema que muchas veces queda invisibilizado a causa de las presiones sociales, la vergüenza o el miedo.
Una campaña mundial busca erradicar la ablación en los próximos años. / World Vision
Una campaña mundial busca erradicar la ablación en los próximos años. / World Vision
Desde la ONU apuntan que esta práctica se ha extendido “desde hace más de mil años” pero que sería posible erradicarla en una sola generación. Entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible para el año 2030 se encuentra el desarrollo de un programa mundial que ataje el problema. Según la entidad internacional en 2020 hay 4,1 millones de niñas en riesgo de sufrir la mutilación genital.

Lugares seguros

La entidad cristiana World Vision cuenta con espacios donde dan atención a mujeres y niñas que han pasado por el proceso de ablación, o que han huido de sus casas para salvarse de este destino.
Esa es la historia de Cherop, una niña de 14 años que se crió en Kenia. Vivía a la espera de un matrimonio forzado o de sufrir la mutilación genital. Cuando llegó la concertación de su matrimonio, huyó.
“La ablación deja secuelas tanto físicas como psicológicas, a veces de por vida”
Cherop, en el centro de rescate. / World Vision
Desde la ONG cristiana World Vision dieron acogida a esta niñas en uno de los centros de rescate que funcionan en escuelas. Dentro del proyecto llamado “Hasta la última” se ofrece un espacio seguro para las niñas que huyen de la ablación o el matrimonio concertado. Allí pueden vivir mientras asisten a la escuela y desarrollarse lejos de los riesgos. 
“La ablación deja secuelas tanto físicas como psicológicas, a veces de por vida”
Cherop jugando. / World Vision

Una práctica arraigada

“Hay consecuencias físicas y psicológicas que acompañan a las mujeres que han sido mutiladas de por vida”, explica Eloisa Molina, portavoz de World Vision. “En el momento del parto, en el momento de las primeras relaciones sexuales… Son dolores físicos, pero también problemas psicológicos que merman la vida de la mujer”.
“Hay algunas culturas en las que se practica nada más nacer. En otras, en la adolescencia, cuando se entiende que la niña pasa a ser mujer. Es una práctica que algunos consideran una protección a la mujer de un matrimonio que la familia no puede asumir, por ejemplo”, comenta Eloisa Molina.
El trabajo con líderes religiosos es fundamental para combatir creencias erróneas
Es por ello que no es suficiente con los cambios legislativos, sino que el trabajo de campo tiene mayor efectividad. “Trabajamos mucho con líderes religiosos, porque nos hemos dado cuenta que cuando estos líderes se oponen a la mutilación, enseñan sobre esto, tiene una gran influencia en su entorno”, apunta.
Desde World Vision creen que “sigue siendo necesario hacer concienciación y sensibilización, para destruir falsos mitos y creencias”. Desde la web stopablacion.worldvision.es explican más iniciativas que están llevando a cabo para que las mujeres puedan recuperar su seguridad y desarrollarse plenamente.

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