Los filisteos reunieron su ejército para la batalla y acamparon en Efes-damim, que queda entre Soco en Judá y Azeca. Saúl respondió reuniendo a las tropas israelitas cerca del valle de Ela. De modo que los filisteos y los israelitas quedaron frente a frente en montes opuestos, separados por el valle.
Luego Goliat, un campeón filisteo de Gat, salió de entre las filas de los filisteos para enfrentarse a las fuerzas de Israel. Medía casi tres metros de altura. Llevaba un casco de bronce y su cota de malla, hecha de bronce, pesaba cincuenta y siete kilos. También tenía puestos protectores de bronce en las piernas y llevaba una jabalina de bronce sobre el hombro. El asta de su lanza era tan pesada y gruesa como un rodillo de telar, con una punta de hierro que pesaba casi siete kilos. Su escudero iba delante de él.
Entonces Goliat se detuvo y gritó mofándose de los israelitas: ¿Por qué salen todos ustedes a pelear? Yo soy el campeón filisteo, pero ustedes no son más que siervos de Saúl. Elijan a un hombre para que venga aquí a pelear conmigo. Si me mata, entonces seremos sus esclavos; pero si yo lo mato a él, ustedes serán nuestros esclavos. Hoy desafío a los ejércitos de Israel. Envíenme a un hombre que me enfrente.
Cuando Saúl y los israelitas lo escucharon, quedaron aterrados y profundamente perturbados.
¿Dónde se encontraba el poder de Goliat? ¿Estaba en su estatura, en su fuerza, en sus armas o en su voz? ¿Si era tan fuerte por qué solo se dedicaba a hablar?
Su fortaleza se encontraba en sus palabras. Por eso, cuando los israelitas lo escucharon se llenaron de temor.
En el pasaje de 1° Samuel 17 hay tres voces que se escuchan.
La primera es la voz de Goliat, que representa la voz del enemigo del pueblo de Dios: el diablo.
Si el diablo cree que tiene más poder y que vencerá, ¿por qué insiste tanto con sus mentiras día tras día? Las mentiras de Goliat y las mentiras del diablo no tendrán ningún efecto sobre tu vida si no las crees y no las aceptas en tu corazón. Las palabras tienen poder y son capaces de marcar el destino de una persona.
Recuerde a Elías cuando escuchó las palabras amenazantes de Jezabel. Elías había hecho llover y descender fuego del cielo, pero cuando oyó a Jezabel no solo huyó desierto, sino que además le pidió a Dios morir. Es que así como la fe viene por el oír, la fe también puede irse por el oír. Así como su fe se fortalece cuando escucha la Palabra de Dios, la fe también decrece cuando escucha palabras que no debe y las cree en su corazón.
Por eso, es importante que prestemos suma atención a las cosas que escuchamos, ya que puede hacer decaer nuestra confianza en Dios. La estrategia del diablo y la estrategia de Goliat son las mismas: sembrar mentiras en el corazón. El diablo siembre tu corazón con mentiras sobre tu vida, tu economía, tu familia que no debes creer. Así como David NO escuchó la voz del gigante, usted no debe escuchar las mentiras del enemigo. ¿Sabe cómo David venció a Goliat? Con la misma arma con que Goliat lo quería vencer a David. La honda y la piedra son el resultado de una declaración que David hizo:
1° Samuel 17:46: “Dios te entregará hoy en mi mano, y yo te venceré, y te cortaré la cabeza, y daré hoy los cuerpos de los filisteos a las aves del cielo, y a las bestias de la tierra”.
David no se dejó intimidar por las mentiras de Goliat. Haga igual con el enemigo. No le crea a sus mentiras, declaré que el Señor lo entregará en sus manos y lo vencerá.
La segunda voz que se escucha es la de Eliab (hermano de David):
1 Samuel 17:28: Y oyéndole hablar Eliab, su hermano mayor, con aquellos hombres, se encendió en ira contra David y dijo: ¿Para qué has descendido acá? ¿Y a quién has dejado aquellas pocas ovejas en el desierto? Yo conozco tu soberbia y la malicia de tu corazón, que para ver la batalla has venido. Esta voz representa la voz de otros. No es la de Goliat, es la del hermano que critica, murmura, con el fin de avergonzarlo delante del resto. Más adelante, David iba a sufrir que su propio líder le arrojara lanzas:
1 Samuel 18: 10-11: Al día siguiente, un espíritu atormentador de parte de Dios abrumó a Saúl, y comenzó a desvariar como un loco en su casa. David tocaba el arpa, tal como lo hacía cada día. Pero Saúl tenía una lanza en la mano, y de repente se la arrojó a David, tratando de clavarlo en la pared, pero David lo esquivó dos veces.
Mientras tocaba David, Saúl lo quiso clavar a la pared con una lanza. Y David esquivaba. Es necesario que sepamos esquivar y tocar al mismo tiempo.
Aunque las lanzas iban directo a él, seguía tocando. ¿Qué hace usted cuando le arrojan lanzas de forma injusta? David NO devolvió las lanzas, siguió tocando para Dios.
Cuando recibe la crítica de su hermano, David no responde y se va tras Goliat. Siga su ejemplo. No responda las críticas, solo buscan que se desgaste y pierda su enfoque. Usted fue llamado por Dios para hacer algo más importante. David utiliza la misma arma contra Goliat, pero con su hermano y Saúl NO. Debe procurar aprender a esquivar las lanzas porque si una lo alcanza va a herirlo. Usted no podrá impedir que las personas lo critiquen, pero si podrá decidir que esa crítica NO lo afectara en su propósito.
Tercera voz: Las promesas del rey. Saúl era un rey humano, pero usted y yo tenemos un rey celestial. A quien le gane a Goliat, Saúl ofreció su hija en casamiento, gran riqueza y no pagar impuestos. Esa batalla valía la pena pelearla para David. Debe escuchar las palabras de Su Rey y pelear aquellas batallas que le dejen una recompensa espiritual a su vida.
David tuvo una clave: puso a Dios en público cuando nadie más lo hizo. Él dijo: ¿Quién es este filisteo pagano, al que se le permite desafiar a los ejércitos del Dios viviente? (1 Samuel 17:26)
No se ve en el pasaje que los soldados o los hermanos de David hayan puesto a Dios de manifiesto como lo hizo él. El ejército solo se centraba en el gigante (1 Samuel 17:20), David solo se centraba en Dios. El no pone su vista en el gigante, la pone en Dios. Si quiere enfrentar con éxito sus gigantes, no se centre en ellos, sino en Dios. David lo hizo y venció. Él no preguntó la estatura o las armas de Goliat. En el pasaje hay aproximadamente nueve referencias de David a Dios y solo dos a Goliat. Hay que pensar poco en el gigante y mucho en Dios.
¿Es así su promedio?
¿Es la gracia de Dios considerada cuatro veces más que su culpa?
¿Es su esperanza cuatro veces mayor que sus miedos?
Si es así, podrá vencer a su gigante porque está centrado en Dios.
Levante sus ojos al cielo, el Dios que hizo un milagro por David está listo para hacer uno por usted!!!
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