DIOS NO DISCRIMINA A LA MUJER

Convengamos que una parte esencial de la Historia de la humanidad la constituye esa lucha que se ha extendido con tal amplitud que es imposible ignorarla. Para llegar a conocerla de verdad toda persona interesada deberá sumergirse en lo mucho que se ha escrito sobre ella.   Por eso, pretender sintetizar la lucha por las reivindicaciones culturales, económicas, sociales y políticas de la mujer sería una enorme muestra de desconocimiento.  

Como se sabe la Biblia es usada de muchas maneras; unos, para conocer a Dios y Su Plan de Redención de la humanidad y la Creación. Otros, para atacar a Su autor, y a quienes le adoran como único Dios verdadero capaz de darle sentido real a la vida.  Por ser parte del círculo de los primeros, invito a los lectores a repasar los principios bíblicos que definen a la mujer. 

Si creemos en la Biblia como Palabra de Dios, estos principios nos ayudarán a comprender mejor sus legítimos reclamos, y a apoyarla para que se la trate como Dios lo hace desde el principio. Además, este repaso servirá para desmentir a quienes afirman que Dios relegó a la mujer a un plano servil. Sobre estos influyentes deformadores de opinión nos ocuparemos en los próximos artículos, siempre a la luz de las Escrituras.  

La verdad tiene un rol excluyente en los legítimos reclamos de la mujer.   La verdad que apoya a la mujer expone las mentiras sobre las cuales la sociedad injusta dominada por el varón se apoyó siempre para justificar su propio fracaso. Construyó una imagen distorsionada de la mujer, en contra del diseño perfecto del Creador. Sin quitar un ápice a lo dicho debemos reconocer que, a los irracionales y brutales abusos padecidos y aún padece la mujer, hay una militancia que intenta defenderla con exigencias que adolecen de la misma irracionalidad con el fin de convertirlas en ley.   

Dios creó a la mujer a su imagen y semejanza. 

La creación del ser humano por parte de Dios está anunciada en el primer capítulo del primer libro de la Biblia y del Pentateuco atribuido a Moisés. Este relato es aceptado y creído como auténtico por las tres religiones monoteístas . En él se afirma que Dios creó al hombre y la mujer con la misma capacidad de reflejar la personalidad del Creador:  “Dios procedió a crear al hombre a su imagen, a la imagen de Dios lo creó; macho y hembra los creó”. Macho y hembra; varón y mujer; diferentes en su constitución física y emocional; pero absolutamente complementarios; con los mismos derechos y la misma comisión de parte del Creador. 

El mismo relato bíblico explica que, tras crear al varón del polvo de la tierra, hubo algo único en toda Su obra que no agradaba a Dios:  “No es bueno que el hombre esté solo: le haré ayuda idónea para él”.  ¿Fue la soledad del varón lo que movió a Dios para crearle una compañera? ¿O sugiere que ya tenía in mente crear al ‘hombre’ como un ser dual, y corona de su Magna Obra? ¿Hacía inferior a la mujer (Eva) que fuese creada para complementar al varón (Adán)? La expresión hebrea (עזרה מושלמת) usada y traducida como ‘ayuda idónea’ también puede leerse como ‘ayuda perfecta’. Cuando Adán vio a esa ‘ayuda perfecta’ dijo admirado:  “¡Ésta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne! Será llamada ‘Mujer’, porque del hombre fue tomada.”  El varón ve al ser que goza de su misma naturaleza y exclama jubiloso ‘Mujer’. Su significado es ‘perfecto complemento’, ‘tal para cual’. Y el texto bíblico agrega, acto seguido:  “Por tanto dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán una sola carne.” 

Notemos: la descendencia humana está explicada aún antes de que la primera pareja se uniese, inclusive. Se habla de ‘padre y madre’ dejando establecida la manera en que el género humano se reproduciría y llenaría la tierra a partir de esa pareja.  ‘Una sola carne’ significa que no son uno más uno; ni dos separados. Esa UNIDAD PERFECTA resulta de haber sido creados a imagen y semejanza del Creador. Y se mantiene el nombre de ‘mujer’ hasta después de la caída en pecado, cuando Adán lo cambia por Eva. 

La mujer goza de las mismas prerrogativas del hombre. Si quedasen dudas sobre la perfección del diseño divino, en el cual el hombre no es superior a la mujer, ni esta superior al hombre, les dice Dios a ambos tras bendecirles:  “Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra y sometedla; ejerced potestad sobre los peces del mar, las aves de los cielos y todas las bestias que se mueven sobre la tierra.  Después dijo Dios: ‘Mirad, os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, así como todo árbol en que hay fruto y da semilla. De todo esto podréis comer’”. Si algo no tiene fundamento real es afirmar que Dios creó a la pareja humana para que compitiesen entre ellos. Por el contrario, Dios los diseñó para colaborar estrechamente con Él en la administración de toda la creación.   

Tras la Caída en pecado Dios no maldijo a la mujer. Una de las falsas creencias enseñadas por religiosos de todas las épocas, es que Dios maldijo a la mujer por haberle desobedecido, al caer ante la tentación de Satanás. Esa mentira permeó la sociedad con la idea de que la mujer es culpable de muchos males, una superstición que moldeó la cultura de muchos pueblos antiguos. Nada de eso es bíblico; Dios maldice al diablo personificado en la serpiente. Leamos: “Y Jehová Dios dijo a la serpiente: ‘Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo. Sobre tu vientre te arrastrarás y polvo comerás todos los días de tu vida.”  

Los cultores del ‘machismo’ no toman en cuenta este detalle y utilizan el siguiente versículo para apoyar su supremacía sobre la mujer: “A la mujer dijo: ‘Multiplicaré en gran manera los dolores en tus embarazos, con dolor darás a luz los hijos, tu deseo será para tu marido y él se enseñoreará de ti’.”  Porque es omnisciente Dios sabía que ambos le desobedecerían. No hay aquí una reacción contra la mujer; sino una declaración para que Eva tome conciencia de las consecuencias de no haber obedecido a la advertencia; nada menos que dolor, opresión y muerte. Ninguno de los dos podría evitarlo. Porque la pareja humana no se había reproducido aún; lejos de maldecirla Dios le informa a Eva acerca de las consecuencias de la muerte preanunciada. Hasta Adán iría en contra del diseño divino al enseñorearse de la mujer.  

La consecuencia del pecado consistió en trastrocar el orden perfecto; a la no planificada muerte física también se le sumó una ‘muerte en vida’: sufrir en lugar de disfrutar en plenitud, tener que luchar para obtener alguna alegría pasajera. La unidad armónica varón-mujer original devino en competencia y control del más fuerte hasta asfixiar a su perfecta compañera. 

Sin embargo, Dios también anticipó un final rotundo contra el tentador causante de la debacle: “Pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú la herirás en el talón.” 

Se ha dicho de este versículo que es el Evangelio en el AT. Jesucristo, nacido de mujer - la simiente de Eva - pero sin pecado, fue herido en la cruz como un ‘segundo Adán’ a causa del pecado. De esa herida manó la sangre que limpia de pecado a los que creen en Él y son agregados por Dios a Su iglesia. Esa iglesia está representada por la mujer, y es edificada por Cristo - que hirió al maligno ‘en la cabeza’ - para hacerla triunfar sobre la muerte . ¡Vaya promesa de victoria dada por Dios a la mujer! La desobediencia al mandato con advertencia, lejos de haber sido responsabilidad exclusiva de Eva y por ello ser discriminada por parte de Dios, es considerada un acto de la pareja: varón y mujer pecaron. 


La mujer, es parte fundamental de la Creación, no secundaria. Diseñada para ser ‘una sola carne’ con el varón, la mujer es fuente irremplazable de la vida humana.  Próximamente seguiremos ón, al respeto, a la protección y a la propiedad. También hemos de ver la opinión que tiene Jesucristo de la mujer. Dios nos ayude a los varones a dejar de ver a la mujer con la tibieza propia de cristianos como los de Laodicea.  

El Espíritu Santo nos limpie los ojos con su perfecto colirio para ver en la mujer la maravillosa obra de Dios que se va perfeccionando hasta que llegue el día de las bodas del Cordero.



0 comentarios: