LA ARMADURA DE DIOS


Efesios 6:13-17

“Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.
Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz.
Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios”.

INTRODUCCIÓN:

Debemos entender que al separarnos del mundo automáticamente venimos a ser “enemigos” del sistema mundano, por lo que necesariamente tendremos que librar batallas en contra de huestes espirituales de maldad, demonios, tentaciones (1 Ti. 4:16 Ef. 6:12), lo que nos hace vulnerables sí no estamos preparados para enfrentarnos a nuestros enemigos, mayormente sí desconocemos que Dios nos ha dejado armas poderosas que tenemos a nuestro alcance y que debemos utilizar sí queremos llegar a alcanzar la estatura de más que vencedores.

En 1ª Samuel 15:2, 2 S. 6:2, Salmo 69:6 y otros pasajes más se menciona al Señor como Jehová de los Ejércitos, lo que significa que es el mismo Señor el que va a equipar a sus soldados con las armas necesarias durante las batallas que se han de librar, pero que El irá delante de nosotros como valiente guerrero (Ex. 15:3) Dios provee una armadura completa para todo aquel que ha venido a engrosar las filas de su ejército de valientes (Ef. 6:13).

De acuerdo al orden en que nos las presenta la Palabra veremos primeramente las armas defensivas y por último la única arma ofensiva.

CEÑIDOS LOS LOMOS CON LA VERDAD: Es tan importante esta arma que Dios la menciona como prioridad, ya que en los últimos tiempos ha de venir un movimiento de engaño tan fuerte que sí nosotros no estamos ceñidos con la verdad fácilmente podríamos ser movidos (2ª Ts. 2:2). Además podríamos añadir a esto que el ceñirse los lomos con la verdad significa que debemos decir verdad en todo momento (Sal 15:4). Ser diáfanos. El ceñirse es muy importante, pues representa también un humillarse para servir (Juan 13:4). Cristo se ciñó una toalla con el propósito de lavar los pies a sus discípulos, lo que nos enseña su gran amor, el cual se hizo evidente al hacerse pequeño y servir.

En Éxodo 12:11 vemos que el cordero pascual debía ser comido ceñidos los lomos que es un pasaje paralelo a Lucas 12:35, en el cual se nos indica que debemos estar ceñidos esperando la parusía del Señor.

También significa sujeción, ahora ya no hacemos lo que queremos, ahora es Cristo quien nos manda como Señor de nuestra vida. (Jn. 21:18).

LA CORAZA DE JUSTICIA: Esta es otra arma defensiva, la cual iba colocada sobre el pecho del guerrero y tenía la característica de que solamente cubría la parte delantera y no la trasera de la persona, indica que no se le permitía al soldado volver atrás (Lc. 9:62).

El cubrir el pecho significa cuidarnos de aquellos que pudieran lastimarnos el corazón (sentimientos), los cuales regularmente son los más cercanos (Sal 55:1214).

Esto solamente lo podemos lograr sí sabemos que hemos sido plenamente justificados y que esta justificación (1ª Co. 6:8,11) es suficiente motivo para poder rechazar aquellos ataques que recibamos.

EL APRESTO DEL EVANGELIO DE LA PAZ: Luego de haber sido justificados podemos llegar a obtener la paz con Dios (Ro. 5:1) lo que nos capacita plenamente para llevar buenas noticias a todas las naciones (Ro. 10:15). Además esto representa el caminar en el evangelio sin tropezar, llegando a derribar todos los obstáculos que se presenten. Este no es un evangelio gravoso (de cargas) es un evangelio de gracia que causa paz a nuestro ser integral.

EL ESCUDO DE LA FE: Esta arma se utilizaba con las manos, es decir que la fe va a ser sustanciosa sí va acompañada por obras (Stg. 2:18).

El escudo era una arma defensiva pero con gran movilidad, lo que representa a una fe que no es estática sino dinámica y que puede utilizarse de distintas formas, por ejemplo: Como don (1ª Co. 12:9), la fe salvadora (Efe 2:8), como una puerta (Hch. 14:27), la fe universal (Ro. 12:3), la fe sanadora (Hch. 14:9), etc. Es la fe la que nos sirve para apagar TODOS los dardos de fuego del maligno (RVA), entre los cuales pudieran mencionarse los chismes y las murmuraciones (Stg. 3:5,6).

EL YELMO DE LA SALVACIÓN: Esta arma protege la cabeza y significa tener la certeza de nuestra salvación nos es útil para renovar constantemente nuestros pensamientos (Efe 4:26) y así como en el antiguo pacto los sacerdotes utilizaban un sello sobre su frente que decía: Santidad a Jehová (Ex. 28:36), nosotros debemos colocar sobre nuestra cabeza un yelmo que nos proteja de los malos pensamientos que pudieran contaminar nuestro corazón.

LA ESPADA DEL ESPÍRITU: Esta es la única arma ofensiva que nos han dado en nuestra armadura y el Señor la menciona de último indicando que lo último que nosotros debiéramos hacer es ofender a los demás, pues al hacerlo pudiéramos convertirnos en Pedros cortadores de orejas (Juan 18:10). Esta arma debe únicamente ser utilizada por el Espíritu Santo tal como lo hizo el Señor Jesucristo en el monte de la tentación diciendo contundentemente: “Escrito está”. (Mt. 4:4; 7:10).

CONCLUSIONES:

• Vistámonos diariamente con la armadura que Dios nos dio para poder estar debidamente preparados en contra de las asechanzas del diablo sabiendo que existen tres tipos de cristianos el labrador (2ª Ti. 2:6) que se encuentra en el atrio, el atleta (2ª Ti. 2:5) en el lugar santo y por último el soldado (2ª Ti. 2:4) el cual pelea las batallas de Dios pues tiene a disciplina de Dios, por lo tanto permanece en el lugar santísimo.

• Como buenos soldados seamos fieles, disciplinados y sobre todo usemos las armas que Dios nos ha dado para pelear la buena batalla de la fe.

• Al venir a Cristo, Dios nos provee de estas armas, pero debemos aprender a usarlas para llegar a ser diestros en la batalla (1 Co. 9:26).

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