DOS DIMENSIONES DE LA IDENTIDAD

La identidad que hemos recibido del Señor tiene dos dimensiones: una que es interior e invisible, lo que somos; la otra que es exterior y visible, lo que hacemos. Tanto lo que somos como lo que hacemos debe estar en armonía, complementarse y también evidenciarse en nuestras vidas. No podemos esconder lo que somos ni avergonzarnos de lo que hacemos. Cuando escondemos lo que somos o nos avergonzamos de lo que hacemos, algo está mal dentro de nosotros. No tenemos bien afirmada nuestra identidad.
La Biblia dice en Efesios 5:2 cómo debemos vivir en acorde con lo que Dios ha establecido como nuestra identidad; que andemos en amor, en el fruto del Espíritu que “es en toda bondad, justicia y verdad” (v. 9). El fruto del Espíritu es: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre.
Vivir en el Espíritu es vivir en sintonía con nuestra verdadera identidad, la que Dios diseñó originalmente para nosotros y que está vigente hoy por la obra de Jesucristo.
Sugerencias para mantenerte viviendo en el Espíritu:
1. Ten una vida de devoción. Entra en intimidad con Dios. Allí donde nadie te ve y donde eres tú sin máscaras.
2. Afianza la paz interior. Busca la paz y síguela.
3. Reorganízate en forma más armónica por dentro y por fuera. En tu alma y en tu cuerpo.
4. Renuncia al materialismo: que el materialismo no sea tu dios.
5. Utiliza un lenguaje de bendición, como que ya eres una mujer bendecida.
6. No entres en luchas con cosas que ya están vencidas.
7. Vive sin miedo.

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