HA LLEGADO EL MOMENTO

Cuando el pueblo de Israel salió de Egipto, Moisés envía doce espías que fueran a reconocer la tierra prometida; lo que resultó ser una idea inteligente, pero con resultados no tan inteligentes.
Cuando regresaron, dos de los espías dieron el reporte correcto: Ellos entrarían a aquella tierra y devorarían lo que encontraran de frente. Pero hubo diez espías que dijeron las palabras incorrectas, regresaron con un reporte negativo, con miedo, dándose por vencidos sin ni siquiera haber dado comienzo a la batalla, no tomando en consideración el esfuerzo que aquel pueblo había hecho para salir de Egipto. Sucumbieron ante sus temores, y con ellos sumieron a todo el pueblo en cuarenta años de vagar en un desierto, dando vueltas en el mismo lugar.
Nosotros tenemos la responsabilidad de desatar el destino de los que están a nuestro alrededor y, como cristianos, debemos procurar que, cuando entremos en contacto con alguna persona, su vida sea mejor. Procura que el lugar al que vayas, quede mejor después que tú hayas estado allí. Todo lugar donde trabajes, cuando salgas, ese lugar tiene que quedar mejor que como estaba antes de que tú estuvieras allí. Es una responsabilidad que nos ha sido puesta y que es necesario que acatemos para que haya transformación.
Si hay algo en tu vida que es necesario cambiar para que la vida de tus hijos sea mejor, o para que tu matrimonio sea mejor, entonces, ha llegado el momento de sufrir una transformación, porque es tu responsabilidad.
En ocasiones, sin darnos cuenta, con nuestras palabras y con nuestras acciones, atamos y paralizamos el destino de nuestros hijos, de nuestras familias, de nuestras generaciones. Pero, si tú hoy entiendes que, como cristiano, tienes la responsabilidad de desatar el destino de aquellos que Dios ha asignado a tu vida, seguramente, estarás hoy en la mayor disposición de sufrir el cambio necesario y asumir la responsabilidad que te compete.

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