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ENVIDIA


✨ “Si yo, Caín, pudiera hablarte…”


Entiendo que no soy alguien de quien escucharias un consejo, pues conozco lo que todos hablan de mi y nunca olvidaran lo que le hice a mi hermano Abel. Si yo; quien fui cegado por un sentimiento en silencio que me llevo a cometer la tragedia mas grande de mi vida y antes que me señales te escribo porque sin saberlo muchos estan apunto de ser victimas de ese mismo sentimiento. 

Hay quien al leer esto ya estas sintiendo lo mismo que yo senti, el asesino ya inyecto veneno en tu corazon y el pecado esta a tu puerta 🚪 detente y medita antes que sea tarde.

Si yo, Caín, pudiera volver atrás… te suplicaría que tengas cuidado con lo que permites crecer en tu corazón.

Porque la envidia no comenzó gritándome… comenzó susurrándome.

Y yo, tonto, confundí ese susurro con una verdad.


Yo pensé que Abel era mi enemigo.

Pensé que su victoria era mi derrota.

Pensé que su favor era mi pérdida.

Pero te lo confieso hoy: Abel nunca quiso lo mío. Nunca me robó nada. Nunca compitió conmigo.

La batalla nunca fue contra él… siempre fue dentro de mí.


La envidia te hace ver enemigos donde solo hay hermanos.

Te hace odiar manos que Dios puso para ayudarte.

Te hace atacar a quienes Dios envió para inspirarte.


Así fue conmigo.

No soporté verlo prosperar.

No soporté verlo sonreír.

No soporté verlo adorado por Dios… cuando yo sabía que podía hacerlo mejor… pero no quería hacerlo bien.


(Génesis 4:6–7)


“¿Por qué te has enfurecido? ¿Por qué ha decaído tu semblante? Si haces lo bueno, ¿no serás enaltecido?”

Dios me habló… pero yo ya tenía el oído lleno de celos.


Si te hablo hoy…

Es para advertirte: la envidia es un asesino silencioso.

No mata de golpe—

Primero te envenena el corazón.

Luego mata tu paz.

Después mata tus relaciones.

Y al final… mata tu propósito.


Abel no era mi obstáculo.

Mi verdadero enemigo era mi falta de dominio propio.

Mi verdadero gigante era mi orgullo herido.

Mi verdadera caída comenzó el día en que miré la bendición ajena como una amenaza… y no como una invitación de Dios a crecer.


Hoy te digo desde mi ruina:

Celebra a tu hermano.

Levanta a tu hermana.

Honra lo que Dios está haciendo en otros.


Porque lo que Dios le dio a Abel… nunca te lo iba a quitar a ti.

Y lo que Dios tenía para mí… nunca dependió de destruirlo a él.

Dependía de rendirme yo.


(Proverbios 14:30)


“El corazón apacible da vida a la carne; mas la envidia es carcoma de los huesos.”


Si yo, Caín, pudiera vivir otra vez…

Sería el primero en abrazar a mi hermano.

El primero en alegrarme por él.

El primero en imitar su obediencia.

El primero en aprender de su humildad.


Pero ya es tarde para mí.


No permitas que también lo sea para ti.




OSEAS Y GOMER

Dios le dio al profeta Oseas una orden impactante: "Cásate con una mujer promiscua". Esto sería una ilustración viviente de cómo Israel había sido infiel a Dios.Oseas obedeció y se casó con Gomer. 

Tuvieron tres hijos con nombres proféticos que llevaban mensajes de juicio: Jezreel ("Dios dispersa"), Lo-ruhama ("No amada"), y Lo-ammi ("No mi pueblo"). Imagina llamar a tus hijos con nombres de condenación cada día.Entonces vino la traición definitiva.Gomer abandonó a Oseas y a sus hijos.Regresó a su vida anterior de infidelidad.

Persiguió a otros amantes, desechando el amor fiel de su esposo.Oseas fue humillado públicamente como "el profeta con la esposa infiel".Devastado como esposo traicionado.Con el corazón roto como padre cuyos hijos perdieron a su madre. 

Las decisiones de Gomer la llevaron cada vez más bajo hasta que fue esclavizada y puesta a la venta en el mercado de esclavos.Entonces Dios habló otra vez con un mandato imposible:

"Ve, ama a tu esposa nuevamente, aunque ama a otro y es adúltera.Ámala como el Señor ama a Israel".Oseas fue al mercado de esclavos. Encontró a Gomer quebrantada y desolada.Pagó el precio de redención: quince siclos de plata y un homer y medio de cebada (equivalente a 30 siclos, el precio bíblico de una novia).Oseas compró de vuelta lo que ya era suyo. Redimió a su esposa infiel no porque ella lo mereciera, sino porque el amor lo impulsó.

Esta es la historia del evangelio en carne y hueso. Somos como Gomer: propensos a alejarnos del Dios que nos ama. Pero Él pagó el precio para redimirnos.


SE PUEDE REDIMIR EL DIA DE MUERTOS


Respuesta directa: No. 


¿Por qué? 


1. Porque la Biblia dice que los muertos no regresan a la Tierra a convivir con los vivos (Lucas 16:19-31). 


2. Porque, por consiguiente, los muertos no pueden ni escuchar la música del mariachi, ni oler el copal, ni comer los tamales, ni admirar las flores, ni participan en nada que los vivos hagan (Eclesiastés 9:5-6) 


3. Porque creer que se puede tener contacto con los muertos es una práctica de brujería que abre puertas a la actividad demoníaca, destructora de vidas (Deuteronomio 18:10-12, Gálatas 5:19-21) 


4. Porque gran parte de sus elementos provienen de prácticas prehispánicas de corte pagano que, al igual que el punto 3, se alzan contra el conocimiento de la verdad de Dios. 


5. Porque la acepción moderna del Día de Muertos, con su enfoque en el concepto de la muerte y del rescate de las tradiciones prehispánicas, fue un intento del gobierno socialista de Lázaro Cárdenas, a casi mediados del siglo XX, para exaltar el nacionalismo mexicano, en detrimento de las narrativas religiosas católicas. Se buscó despojar la celebración del Día de Muertos de su trasfondo católico (Día de Todos los Santos) y dejar solo el cascarón de fiestas en torno a la exaltación a la idea de muerte y a la convivencia con los muertos como símbolos del orgullo nacional. Personajes como Diego Rivera, Frida Kahlo, o José Clemente Orozco fueron partícipes de esta conspiración. 


6. Porque aunque se argumente que lo único que se pretende es recordar a los difuntos, en realidad también se está reverenciando el concepto de muerte como realidad y contrapartida de la vida. Celebrar, reverenciar, o admirar la muerte en tanto contrapeso de la vida es como celebrar, reverenciar o admirar la enfermedad en tanto es contrapeso de la salud, o es como celebrar, reverenciar o admirar la suciedad en tanto es contrapeso de la limpieza. En un país como México, donde la muerte es un mal aumentado por tanta violencia y deshumanización, y donde hasta existe un culto a la muerte que de santa no tiene nada, y que a su vez retroalimenta cíclicamente la espiral de violencia en el país, enfatizar la muerte es por demás no solo inútil, sino social, psicológica, y espiritualmente dañino. 


7. Porque este énfasis en celebrar la muerte distorsiona el mensaje del Evangelio. La Biblia dice que el diablo vino para robar, matar y destruir, pero Jesucristo llegó para dar vida en abundancia. La muerte no es un amigo sabio que nos ofrece sabiduría para vivir intensamente la vida, es un enemigo espiritual que fue vencido por el Cordero de Dios, primero en la cruz, y después en la tumba vacía. El enfoque no debe ser la muerte, pues es tan solo un demonio derrotado y pisoteado por las sandalias del Nazareno, sino el Nazareno mismo, a Él debemos de contemplar, a Él debemos de acudir, deslumbrarnos por su poder, admirarnos de su luz, amarlo como Él nos amó primero. 


CONCLUSIÓN: A lo mucho, lo que debería de hacerse respecto al Día de Muertos es rescatar las prácticas iniciales que realizaban los primeros cristianos: honrar la memoria de los cristianos que ya se gozan en la presencia eterna del Señor, allá en el Paraíso. Sin embargo, es en la práctica imposible adoptar las creencias actuales del Día de Muertos y sintetizarlas con estas prácticas cristianas primitivas sin hacer violencia a los parámetros bíblicos. No celebremos la muerte, celebremos la vida, en específico la vida eterna que Jesucristo, el vencedor de la muerte, nos da a través de su sacrificio expiatorio.

REFORMA


La Reforma no celebró a un hombre, sino la autoridad suprema de la Escritura.


Si la Iglesia se aparta de la Palabra, pierde su luz; si vuelve a ella, Cristo reina en medio suyo.


📖 “A la ley y al testimonio; si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido.” (Isaías 8:20)


📖 “Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar… a fin de que el hombre de Dios sea perfecto.” (2 Timoteo 3:16–17)


 


Yo:      Hola Dios.

Dios:  Hola ...

Yo:      Me estoy desmoronando.  ¿Me puedes volver a armar?

Dios:  Preferiría no hacerlo.

Yo:      ¿Por qué?

Dios:  Porque no eres un rompecabezas.

Yo:      ¿Qué pasa con todas las piezas de mi vida que se caen al suelo?

Dios:   Déjalos allí por un tiempo.  Se cayeron por una razón.  Déjalas estar allí un rato y luego decide si necesitas recuperar alguna de esas piezas.

Yo:      ¡No lo entiendes!  ¡Me estoy rompiendo!

Dios:   No, tú no entiendes.  Estás trascendiendo, creciendo.  Lo que sientes son dolores de crecimiento.  Estás desprendiéndote de las cosas y las personas en tu vida que te están reteniendo.  No se están cayendo las piezas.  Las piezas se están poniendo en su lugar.    Relájate.  Respira profundamente y deja que esas cosas que ya no necesitas se caigan.  Deja de aferrarte a las piezas que ya no son para ti.  Deja que se caigan.  Déjalas ir.

Yo:      Una vez que empiece a hacer eso, ¿qué me quedará?

Dios:   Solo tus mejores piezas.

Yo:      Tengo miedo de cambiar.

Dios:   Te sigo diciendo: ¡NO ESTÁS CAMBIANDO!  ¡ESTÁS CONVIRTIÉNDOTE!

Yo:      ¿Convirtiéndome, en quién?

Dios:   ¡Convirtiéndote en quien yo creé para que fueras!  

Una persona de luz, amor, caridad, esperanza,  alegría, misericordia, gracia y compasión.  

Te hice para mucho más que esas piezas superficiales con las que has decidido adornarte y a las que te aferras con tanta codicia y miedo. 

Deja que esas cosas se te caigan.  ¡Te amo!  ¡No cambies!  ¡Conviértete! ¡No cambies!  ¡Conviértete!  Conviértete en quien quiero que seas, en quien creé.  

Voy a seguir diciéndote esto hasta que lo recuerdes.

Yo:       Ahí va otra pieza.

Dios:   Sí.  Deja que sea así.

Yo:       Entonces ... ¿no estoy roto?

Dios:    No, pero estás rompiendo la oscuridad,

  ¡¡Conviértete!!  ¡¡Conviértete en quien realmente eres!!” ♥️

PUEDEN LAS MUJERES SER PASTORAS?



por Armando H. Toledo


1. Mi respuesta a bote pronto es: ¡claro que sí pueden ser pastoras!, no solo debe haber pastoras, sino que debe haber muchas, porque la mies también es mucha, y el pastorado hace toda la diferencia en las discípulas cristianas en desarrollo (y también en los niños y niñas). El problema es, como veremos enseguida, ¿qué vamos a entender por "pastora" en esta discusión...


2. La controversia histórica "Pastoras: ¿sí o no?" se basa en un lamentable malentendido creado por el diablo (¿por quién más?), que hace que, cuando el individuo promedio piensa en "pastores" (o en este caso, pastoras) a su mente viene la versión moderna de aquellos sacerdotes medievales católicos que estaban al frente de sus capillas para oficiar misa de manera exclusiva. A estos "pastores" protestantes, evangélicos, etc., que están al frente de sus respectivos templos y que ofician, como buenos profesionales de la religión, las modernas "misas" (o cultos denominacionales dominicales) yo los llamo "los modernos sacerdotes", pues solo son la versión reformada (la adaptación del catolicismo a los tiempos modernos) de aquellos sacerdotes del catolicismo clásico medieval.


3. En ese sentido, las plazas "sacerdotales" del catolicismo reformado (el pastorado denominacional) han sido codiciadas por esas pocas mujeres cristianas posmodernas, fuertemente influenciadas por el movimiento mundano feminista, que les ha dicho que ellas también pueden tener autoridad espiritual sobre la congregación para efectuar ese trabajo sacerdotal que antes estaba bajo el ejercicio exclusivo de los discípulos varones, debidamente ordenados.


4. Pero la visión "armandística" dice que ni la figura de los pastores/sacerdotes, ni mucho menos la figura de las pastoras/sacerdotisas, están basadas en el evangelio de Jesucristo ni en las enseñanzas e indicaciones de nuestro apóstol Pablo; pues en la iglesia verdadera gobernada por el Espíritu, no hay nadie, aparte de Jesucristo, que esté autorizado a portar el título de "el pastor de la iglesia" (sea la iglesia universal o una iglesia local). Quienes así lo hace son discípulos culturales que solo evidencian que han tenido una pésima educación basada en ese catolicismo medieval que todos aquí en América Latina llevamos en los genes, y que es increíblemente difícil (pero no imposible) extirpar.


5. Ha sido la carne y el orgullo del espíritu los que han hecho que unos hermanos quieran tener el poder espiritual sobre otros; y es la falta de libertad espiritual la que hace que unos hermanos acepten el sometimiento al dominio de aquellos. Pero cuando el Espíritu dice: "Yo Soy el Señor, Yo Soy el Pastor de sus almas", nadie debe decir nada más, aparte de "así sea..." Ese era el espíritu de la Iglesia primitiva, aquella que era pastoreada por aquel Espíritu, antes de que renunciara a ese pastorado a fin de religionizarse según el formato judío para crear la primera religión cristianista: el catolicismo sacerdotal.


6. Claro que debe haber pastoras, y muchas: mujeres llenas del Espíritu de su Pastor que se hagan cargo de pastorear/discipular de cerca a las mujeres y a los niños. Y es obvio que debe haber pastores varones, y también muchos; pues de lo contrario, ¿quién va a pastorear/discipular de cerca a los varones? Un varón nunca debe pastorear a una mujer que no sea su mujer o su hija; y una hermana nunca debe pastorear a un varón que no sea su hijo.


7. No seamos tontos: pastorear no es predicar orgullosamente y exclusivamente en el atril de enfrente, ubicado en el "lugar santísimo" de nuestros templos, diseñados según el formato judío. Es más, ni siquiera debería haber templos, pues Dios decidió ya no vivir más en otros templos que no seamos nosotros mismos y nuestros hogares. Esos que pasan al frente de nuestros templos cristianistas a disque "pastorearnos" con sus predicaciones (muy rara vez buenas e interesantes), en realidad no nos están pastoreando, solo nos están enseñando: porque son maestros, aunque rara vez buenos e interesantes, pero no nos están pastoreando.


8. Quien de verdad tiene el don de pastoreo (hombre o mujer), aunque no tenga la licenciatura en teología ni esté ordenado u ordenada religiosamente, es alguien que te busca, te visita, ora contigo y por ti, ríe y llora contigo, te da, te quita, te reprende, te consuela, pero también de vez en cuando te da tus palizas; se compromete y está al pendiente de ti; come contigo, ayuna contigo; no te predica, solo lee y estudia la Biblia contigo para aprender juntos o juntas. Y es que él o ella saben (porque el Espíritu así se lo ha dicho), que el verdadero discipulado pastoral es lo que va a hacer que sobrevivas a esta desgracia de mundo, que se ha colado hasta los mismos atriles de la religión cristianista.


"Por una inteligencia

cristiana alternativa..."