Cuando Josué se
disponía a entrar a Jericó, dice la palabra que la ciudad estaba cerrada, bien
cerrada. Nadie entraba, y nadie salía. Una puerta representa una oportunidad.
Josué debe haber pensado que había perdido la opotunidad que Dios le había dado
de poseer la ciudad, al encontrar la puerta cerrada.
Dios le da a
Josué una instrucción que el pueblo podía seguir con gran facilidad: los mandó a
dar vueltas. Si en algo era experto el pueblo de Israel era en dar vueltas.
Llevaban cuarenta años dando vueltas en el desierto. No era un plan difícil.
La diferencia
estaba en que esta vez tendrían que dar vueltas en silencio. Llevaban cuarenta
años dando vueltas, y quejándose.
¿Por qué estaba
cerrada Jericó? Raab le dijo a Josué que habían visto lo que Dios había hecho
con el pueblo de Israel, y miedo había llegado a sus vidas. El pueblo de Jericó
estaba intimidado ante el pueblo de Israel.
Josué le dijo al
pueblo: Santificaos, porque Jehová hará mañana maravillas entre vosotros. Hay
otra versión que dice: mañana Dios te hará una maravilla.
Mientras mucha
gente está esperando que Dios haga maravillas, él quiere hacerte a ti una
maravilla.
¿Qué pasaba cada
vez que el pueblo de Isarael daba una vuelta? El pueblo de Jericó estaba
mirando desde el muro, hasta que, al final, gritaron y los muros se cayeron. No
necesitaron que la puerta se abriera. ¿Por qué los muros cayeron? Porque el
pueblo de Jericó, que estaba adentro, había visto al pueblo de Israel como una
maravilla.
Mientras tú
estás esperando que Dios haga maravillas en la tierra de las promesas, es a ti
a quien Dios quiere hacer una maravilla. La maravilla eres tú. Por eso no debes
tener problema en dar una vuelta más. Porque todo lo que Dios está haciendo es
que cada vuelta que das en silencio tus enemigos la ven y se intimidan.
Haz pasado mucho
tiempo intimidado por los muros, y por una puerta cerrada, pero el pueblo que
está dentro realmente está encerrado porque se siente intimidado por ti.
Dios quiere que
el mundo te vea a ti de tal manera que se sorprenda, y después que esté sorprendido,
Dios te va a decir: habla. Y lo próximo que va a pasar es que el muro va a
caer.
¿Cómo saber si
estás dando vueltas en el desierto o en Jericó? ¿Te estás quejando? ¿O estás
guardando silencio?
No tengas
problema con dar una vuelta más. Las vueltas que des, que sean en silencio. Y un
día Dios te va a dar la oportunidad de hablar y las murallas van a caer delante
de ti, y vas a poder cruzar.
Has estado tan
cerca, y a lo mejor estás adentro, pero quieres ver lo obvio, cuando se trata
de revelación; estás esperando que Dios haga lo mismo, cuando él lo que te
prometió fue estar contigo, y quiere hacer algo nuevo; y mientras estás
esperando que Dios haga maravillas, Dios quiere hacerte a ti una maravilla.
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