En medio de la cautividad, en
Babilonia, Dios le dice al pueblo de Israel que él tiene pensamientos de bien
para con ellos, y los insta entonces a que le busquen e invoquen su nombre en
oración, dejándoles saber de antemano que, de hacerlo, él oiría y le hallarían;
porque la intención de Dios siempre ha sido ser hallado.
En medio de nuestras grandes
dificultades, tratamos de encontrar la esperanza y el futuro para nuestras
vidas, sin darnos cuenta de que es si lo hayamos a él que entonces tenemos
futuro y esperanza.
Jacob, en su peor momento, encontró
a Dios, y fue entonces que pudo seguir caminando sabiendo que tenía futuro y
esperanza.
Todo lo que Dios siempre ha
intencionado es que le encontremos. No
siempre te quedarás en insatisfacción porque, si le encuentras a él, hay
satisfacción, porque encontrarás futuro y esperanza. No se trata de que no anheles cosas más
grandes, sino que, cuando le encuentras él, lo demás viene por añadidura.
Pero esta promesa en Jeremías
29 no era para todo el mundo. A veces,
mal interpretamos la palabra de Dios y tratamos de, a través de nuestras
oraciones, manipular a Dios para que conceda nuestros caprichos. Y, cuando no se recibe lo que se espera, lo
que se pide a Dios en oración, entonces se siente frustración.
La promesa de hallar a Dios, la
promesa de ser escuchado por él, la promesa de regresar, era solamente para
aquellos que fueron transportados de Jerusalén a Babilonia. A diferencia de las otras cautividades, esta
fue voluntaria. No fueron esclavos por
el uso de la fuerza bruta. Muchos se
quedaron en Jerusalén, confiando y agarrados de lo que había en Jerusalén. Y no fue sino a aquellos que fueron a
Babilonia, confiando en la palabra de Dios, a quienes Dios les dio estas
promesas.
Hay muchas cosas en nuestra
vida que no dejamos atrás porque, de una manera u otra, pensamos que nos traen
futuro y esperanza. Y, muchas veces, se
convierten como en amuletos en nuestras vidas porque pensamos que es en esas
cosas que hay futuro y esperanza.
Te puedes encontrar en el
momento más difícil de tu vida, pero, si encuentras a Dios, y confías en él, en
su palabra, tendrás futuro y esperanza.