Si te preguntas dónde esta Dios, lee la siguiente historia.
Un terremoto estremece los cimientos de donde nos sentimos seguros; un tornado arrasa toda una vida de recuerdos; la bala de un asesino cambia la historia nacional; un conductor ebrio siega la vida de una víctima inocente; un divorcio destroza un hogar.
Las tragedias personales y las globales hacen que nuestro mundo parezca un lugar tenebroso, lleno de maldad y aparentemente fuera de control.
Y la letanía de bombardeos, golpes de estado, asesinatos y desastres naturales pueden hacernos pensar que Dios está ausente o es impotente.
¿Dónde esta Dios?, preguntamos llorando de tristeza y desesperación. Hace 26 siglos, Daniel pudo haberse desesperado. Él y cientos de sus conciudadanos fueron deportados a una tierra extranjera después de la caída de Judá.
Se enfrentó a un tirano egocéntrico y se vio rodeado de idólatras. En vez de rendirse y renunciar a todo, este joven valiente se sostuvo de la fe en su Dios. Daniel sabía que a pesar de las circunstancias, Dios era soberano y estaba trabajando en un plan de para las naciones y para los individuos. El libro de Daniel se centra en esta profunda verdad: la soberanía de Dios.
Sin embargo, Dios intervino y les salvó la vida.
Belsasar gobernó Babilonia después de Nabucodonosor, y la historia nos habla de su encuentro con el mensaje de Dios escrito en una pared. Daniel, a quien llamaron para interpretar el mensaje, predijo la caída de Babilonia ante los medos y los persas. Esta predicción se cumplió esa misma noche, y Darío el medo se apoderó de Babilonia.
Daniel llegó a ser uno de los consejeros de mayor confianza de Darío. El que lo pusieran en un puesto tan privilegiado causó el enojo de otros administradores, quienes planearon su muerte y convencieron al rey para que proscribiera la oración. A pesar de la ley, Daniel continuó orando a su Señor soberano. Como resultado de ello, lo condenaron a morir en un foso de leones hambrientos. Otra vez, Dios intervino y salvó a Daniel, cerrando la boca de los leones.
El libro concluye con una serie de visiones que Daniel tuvo durante los reinados de Belsasar, Darío y Ciro. Estos sueños subrayan dramáticamente los planes futuros de Dios, que comienzan con Babilonia y continúan hasta el final de los tiempos. Presentan una predicción de la redención de Dios y se dice que son la clave de toda profecía bíblica.
Dios es soberano. Él tenía las riendas de Babilonia, y se ha estado moviendo a lo largo de la historia, controlando los destino de la gente desde entonces. ¡Y ahora también! A pesar de los informes noticiosos y de la tensión personal, podemos tener la seguridad de que Dios está al timón. Cuando usted lea Daniel, observe la obra de Dios y siéntase seguro en su soberanía.
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