El Dios al que
le servimos no tan solo tiene planes, sino que también tiene las estrategias
necesarias para llevarte al lugar que tú esperas.
La iglesia ha
dejado de ser estratégica, porque piensa que no es espiritual. Se es más espiritual, cuando se es
estratégico en las decisiones. Muchos
juegan a la suerte, al azar, pero nuestro Dios no trabaja al azar. Él tiene planes estratégicos para un tiempo
asignado para contigo y, cuando se cumpla ese tiempo, su tiempo, Él dice que te
va a dar la victoria y te sacará de Babilonia.
Uno
de las
personas más importantes en este tiempo en Babilonia fue Daniel. Daniel
no era superdotado. A diferencia de José, quien tenía un don de
interpretar sueños que lo llevó a la grandeza,
Daniel era un estudioso de las profecías y de los tiempos. Es verdad
que interpretó sueños al rey, pero
fue porque había estudiado las escrituras y los tiempos. Entonces, por
entender los tiempos, Dios le
da las estrategias.
Dios tiene
planes para ti, pero no servirían de nada si no hay estrategias. Hay cosas en tu vida que no tienes que pelear
por ellas, sino solo esperar que salgan de dentro de ti y den frutos. Un árbol da frutos en su tiempo, sin
batallar. Pero hay cosas que,
definitivamente, hay que luchar y batallar y, para esto, hay que tener discernimiento,
no tan solo de los tiempos de Dios, sino también de las estrategias de Dios.
La sabiduría
divina se encuentra en discernir en cuáles cosas tienes que resistir, cuáles
batallar y cuáles tienes que esperar que lleguen los tiempos. Muchos no saben esperar, porque no saben los
pensamientos que Dios tiene acerca de ellos.
Entonces, comienzan a sabotearse a sí mismos y a sabotear todo lo que
Dios está haciendo a su favor.
¿Tendrás tú la
capacidad de esperar el tiempo necesario para que recibas la visita de Dios en
tu vida? No se trata de que, en medio de
los 70 años de cautiverio, te detengas, o dejes de trabajar, o de hacer planes. Cuando se cumpla el tiempo de Dios, que te
encuentre luchando, prosperando, trabajando, multiplicándote, porque has creído
en su palabra.
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