1 Corintios 1:10 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer.

Bien lo dice la Biblia "por nuestros frutos seremos reconocidos" y sabe, no hay manera de darle vuelta a esa situación, de acuerdo a lo que hagamos serán nuestros frutos y curiosamente los frutos que damos no son para consumo propio, sino para beneficio de los demás, por tanto el estar "bien" con Dios es benéfico para los demás y nos pondrá siempre en una situación de comunidad y nunca en el aislamiento, en la soledad o en algo exclusivo ni específico para nosotros, el Reino de los Cielos no funciona de esa manera.
Por tanto tenemos que entender que la fe nos trae unidad, pero no solo física, sino en todo espiritual e incluso de pensamiento, ya que muchas personas tienen la errónea idea de que la Biblia se interpreta de maneras distintas, pero en realidad, la Biblia no es para interpretarla, sino para creerla, quien piensa de esa manera, trata de acoplar lo escrito a sus situaciones personales y hacer a Dios a su modo, en vez de hacerse a sí mismas a su estado original a la imagen y semejanza de Dios.
Por tanto en Cristo es nuestro deber el encontrar en donde convergemos con las personas y no donde nos diferenciamos, es cierto que en muchas ocasiones las personas que se dicen "cercanas a Dios" señalan y condenan a otras por sus actitudes y su pecado, pero la razón no es porque están cercanas a Dios sino porque tienen puestos sus ojos en el pecado y no en Dios, si los tuvieran puestos en Dios, verían todo lo que Dios hace en las personas a su alrededor todo el tiempo y las alentarían a seguir adelante y perseverando.
La cita de hoy es un recordatorio importante, nos alienta a no perder de vista la meta, ya que el mejor reflejo de que Dios habita en nuestro corazón es el que las personas se nos sumen y se nos unan, que nos sigan y que nos imiten, así como hizo Jesús cuando habitó entre nosotros.
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