
El Ptr. Luna con destreza y dexteridad conduce al lector a ver que la Biblia no prohíbe lo que los jerárquicos afirman de que la mujer no puede ejercer el ministerio, puesto que el mismo es en realidad un “don” de Dios.
No necesitamos una nueva perspectiva de Pablo; necesitamos una perspectiva bíblica. El doctor John MacArthur, como siempre, lo consigue.
El evangelio de Jesucristo es la verdad divinamente revelada y establecida en el cumplimiento meticulosamente histórico de varias profecías del Antiguo Testamento, documentado por montones de evidencia irrefutable, confirmado por una serie de eventos públicos que ningún simple mortal podría haber orquestado y corroborado por una gran abundancia de testigos oculares. (p. 9)
Las Buenas Nuevas no son una leyenda sujeta a interpretación, ni una cosmovisión elástica que se puede reconciliar con la filosofía corintiana, el escepticismo académico o las preferencias posmodernas. El sacrificio que rindió Cristo por los pecados fue un acontecimiento real, visto por innumerables testigos oculares, verificado por los oficiales romanos y sellado por Pilato mismo con el entierro de nuestro Señor. (p. 17)
La resurrección es el sello de aprobación de Dios de la obra expiatoria de Cristo. En la cruz, justo antes de inclinar su cabeza y entregar su espíritu, Jesús dijo: “Consumado es”. En la resurrección, Dios Padre añadió su amén. (p.18)
El evangelio de Jesucristo es un mensaje de logro divino. Es un anuncio de que Cristo ya ha triunfado sobre el pecado y la muerte en lugar de pecadores desesperados que alcanzan la redención de Dios solo por fe. Esta es una religión basada en la gracia. El enfoque está en lo que Dios ya ha hecho por los pecadores.(p. 25)
El merito total de la justicia de Cristo se le imputa a todo aquel que se une a Él por fe, precisamente del mismo modo que su culpa se le imputa a Él (2 Corintios 5:21). No hay un principio más vital para un buen entendimiento de la justificación por fe. Y como la doctrina de la justificación es el eje de la enseñanza de Pablo sobre el evangelio, simplemente no es posible entender o explicar adecuadamente la soteriología paulina sin recurrir al lenguaje y el principio de la imputación. (p. 35)
Si todas las formas que planean los hombres asaltaran mi fe con un arte desleal, Yo las llamaría vanidad y mentiras, Y ataría el evangelio a mi corazón. — C. H. Spurgeon
27 Y Dios creó al ser humano a su imagen;
lo creó a imagen de Dios.
*Hombre y mujer los creó,
28 y los bendijo con estas palabras:
«Sean fructíferos y multiplíquense;
llenen la tierra y sométanla;
dominen a los peces del mar y a las aves del cielo,
y a todos los reptiles que se arrastran por el suelo.»