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EL ORIGEN DEL MIEDO

Cuando leemos la Biblia nos damos cuenta que el diablo es el inventor del miedo. Es en base a éste, que sostiene todo su imperio. Por eso es que la mayor parte de sectas y religiones falsas también reclutan gente amparadas en el miedo, la manipulación y el control que ejercen sobre las personas. Muchos de sus miembros, al darse cuenta que están involucrados en algo falso, buscan salir o huir, pero son retenidos a la fuerza, bajo amenaza, junto a sus familias. A causa de esto, deben permanecer en esclavitud toda su vida. 

“14 Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, 15 y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre”. 

Hebreos 2:14, 15 

Es totalmente cierto que el imperio de la muerte que el diablo rige, se sostiene en base al miedo o temor.


MIEDO

El miedo nos impide actuar 

Es interesante saber que la Biblia coloca a los cobardes en la misma categoría de los incrédulos, los abominables y los homicidas. 

Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda”. Apocalipsis 21:8 

La pregunta es: ¿por qué lo hace? 

● Porque la palabra enseña que todo lo que no proviene de fe es pecado. 

“ 23Pero el que duda sobre lo que come, se condena a sí mismo, 

porque no lo hace con fe; y todo lo que no proviene de fe, es pecado”. Romanos 14:23 

● Porque la fe sin obras es muerta. 

La fe sin una acción correspondiente, es muerta. El miedo o temor nos paraliza y no nos deja actuar, por tanto, mata nuestra fe; y todo lo que no proviene de fe es pecado. 

Es por esta razón que los cobardes no entrarán al Reino de los cielos y serán castigados en el fuego eterno, por no actuar. 

El cobarde es alguien que no actúa, que no hace las cosas por fe; es alguien que no interviene en tiempos de crisis, cuando hay problemas difíciles de resolver o cuando se encuentra en medio del peligro. Por el contrario, es un individuo que huye y no actúa debido al miedo. Aunque todos en algún momento nos hemos enfrentado al miedo, ése no es el problema; el problema es no actuar, es quedarnos paralizados. 

Si no actuamos a causa del miedo, entonces pasamos a formar parte de la lista a la que se refiere el libro de Apocalipsis. Hay muchas personas que no actúan frente al llamado, otros no confrontan el peligro. Otros más no actúan para salvar a su familia o negocio, simplemente porque tienen miedo. Pero si superamos nuestros miedos y actuamos en fe, estamos haciendo una acción correspondiente. Aunque tengamos miedo de hacer algo, hagámoslo de todos modos; sólo así obtendremos grandes resultados en nuestra vida.

Ilustración: Los bomberos sienten miedo cada vez que se les presenta un incendio; sin embargo, mientras todo el mundo corre para salvar su vida, ellos tienen que correr en dirección a las llamas para apagarlas. Ellos hacen la acción correspondiente.



ENFRENTA EL TEMOR CON LA PALABRA

Resultado de imagen para TEMOREl temor no es algo que podemos hacer desaparecer como un acto de magia. El temor debe ser enfrentado y tratado con y de acuerdo a la Palabra de Dios.
Hay ocasiones en que la gente es liberada maravillosamente del temor a través de la oración. No hay duda sobre eso, porque ser­vi­mos a un Dios de milagros. He orado por per­sonas que desean ser liberadas del temor, y luego regresan para decirme: “Después que usted oró por mí, no he tenido más problemas con el miedo”. Pero la mayoría del tiempo, el temor se enfrenta y conquista cuando medi­ta­mos y confesamos la Palabra de Dios, y resis­timos el temor con el poder del Espíritu.
La Palabra es muy clara al señalar que el temor y la cobardía son un espíritu, y que éste no procede de Dios, por lo que debemos pedirle a Dios que este espíritu entre en nuestra vida, como nos dice en 1 Timoteo 1:7 Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.
La Biblia no nos dice que “no temblemos” o que “no sudemos” o que “no nos agitemos”. La Biblia nos dice que “no temamos”. Hay una diferencia entre esas cosas.
En este contexto, temer se refiere a huir o correr de algo. En inglés, la palabra temor es fear y se dice que las letras de la palabra F-E-A-R son siglas para “Falsa Evidencia que Aparenta ser Real”.
Jesús dijo que el diablo es un mentiroso y padre de toda mentira. La verdad no está en él. El diablo usa la falsedad para engañar con temor al pueblo de Dios para que no seamos lo suficientemente audaces para ser obe­dientes a Dios y cosechar las bendiciones que Él tiene para nosotros.
La mayoría de las veces, el temor a algo es peor que eso que tememos. Usualmente, si mostramos suficiente coraje y determinación para hacer aquello que tememos, vamos a des­cu­brir que no es tan malo como pensamos.
A través de la Palabra encontramos a Dios diciéndole a su pueblo una y otra vez: “No teman”. Creo que la razón que Dios los ani­maba frecuentemente era para que no permi­tieran que Satanás les robara la bendición.
De la misma forma, Él entiende que somos temerosos, y por eso el Señor continúa exhortándonos y animándonos a que sigamos hacia adelante y que hagamos lo que Él nos exhortó a hacer. ¿Por qué? Porque Él conoce las grandes bendiciones que nos esperan en el otro lado. Podemos ver un ejemplo de esto en la vida de Abram.
En Génesis 12:1, Dios le dio a Abram una orden. Le dijo algo parecido a esto: “Prepara tu equi­paje, dile adiós a todas las personas que cono­ces y a todo lo que te hace sentir cómodo, y ve al lugar que te mostraré”.
Si Abram hubiera doblado sus rodillas al temor, el resto de la historia nunca se hubiera convertido en pasado. Él nunca hubiera expe­ri­mentado a Dios como su escudo y gran galardón. Abram nunca hubiera recibido su gran recompensa.
De la misma manera, si Josué no hubiera ven­cido su temor y sido obediente a la orden de Dios de dirigir al pueblo a la tierra pro­me­tida, ni él ni ellos hubieran disfrutado todo lo que Dios había preparado para ellos.
Hay poder en la Palabra de Dios que nos equipa para no rendirnos ante los deseos del diablo. Nosotros podemos hacer lo que Dios quiere que hagamos, aun cuando lo tengamos que hacer con temor.
El miedo está en nosotros a causa de nuestra naturaleza caída, pero debemos buscar que Dios y sus dones sean formados y potencializados en nosotros, todo es una decisión, Dios opera en nuestra vida a medida que se lo permitimos.

EL MIEDO


Todos creemos saber que la Historia es distinta según el que la escriba; según sus sentimientos y su distancia. No es la misma, por ejemplo, contada por América del Norte que por la del Sur; por los partidarios de TRUMP, como por la que cuenta la oposición. Mientras, Europa abraza el miedo cósmico, como injerto de sus dudas sobre el futuro. Pero la historia también varía de acuerdo con el eje alrededor del cual se la observa girar. Ese eje no es siempre -aunque quizá debiera- el hombre ni los pueblos. 

A veces es la guerra, la explotación, o la opresión de unos sobre otros, casi nunca el amor. Pero siempre hay un ala oscura que planea sobre todas las versiones; siempre hay un enlutado protagonista: el miedo. Esquivarlo o protegerse de él es una de las finalidades de la civilización. Aún no se ha conseguido... por el contrario, dando la vuelta a su propio destino, parece que hoy es la civilización precisamente quien nos da más miedo: un miedo provocado por sus beneficiarios. El miedo es tan antiguo como la historia de la Humanidad: “Tuve miedo y me escondí”, fueron algunas de las primeras palabras de la criatura Edénica -y esto no es alegoría, ni leyenda, es hecho histórico-, traicionando la creatura al Creador, apareció en su fuero interno el miedo, y esta sensación ha seguido en la personalidad humana hasta nuestros días. Sentimos miedos porque no hacemos caso al Dios Creador. 

Y trastocada la personalidad, aparecieron los miedos al dolor, a las fieras, a la soledad, a la noche que se lleva la luz irreversible, al infinito frío, a la enigmática realidad de la muerte. Pero el hombre, así lo veo “Desde el Corazón”, ha comprobado a tientas, poco a poco, que sólo es inmenso lo que no abarca él: sólo tenebroso, lo que no conoce, sólo temible lo que no comprende. Y echa a andar entre medio del miedo. Y más tarde rechaza, con superioridad y suficiencia, los fantasmas nocturnos infantiles, las momias que se desvendan a sí mismas, los gorilas gigantescos, los monstruos de estrambóticas imaginaciones; es más, disfruta con impresionantes producciones cinematográficas, como creándose una aureola psicológica, que conviviendo con tales monstruosidades se pierden los miedos. Pero ahora empieza a darse el miedo universal. La explotación del mito de que sólo con la fuerza se pueden combatir los monstruos surgidos del desempleo, la robótica, la inmigración, las corruptas políticas y politiqueos; promulgados por los profetas mediáticos y lobbies capitalistas. Socavando la verdad con la mentira, arrinconando la fe por la mediatizada información y manipulando la ciencia con los prejuicios o ciencia ficción. 

En todos los rincones del mundo, hombres y mujeres se enfrentan con temores que a menudo se presentan bajo extraños y variados disfraces. Unos, alarmados por perder la salud; otros, por la Tramontana; (no la trumpmontana, que sí asusta a la acobardada Europa) y así los ires y venires en los temores visibles y ocultos. 

El temor a lo que nos puede deparar la vida induce a no pocos a vagar sin rumbo fijo, indiferentes a los ideales y a permitir que los miedos transformen el alba del amor y la paz en el crepúsculo de la represión interior. Con todo, lo más normal en nuestra sociedad altamente competitiva, son los temores económicos, la mayoría de los cuales provienen de los problemas psicológicos de nuestro tiempo. Los dirigentes de la Industria se ven atormentados por el posible fracaso de las industrias, la volubilidad de la Bolsa, los Impuestos de quien gobierna. Los empleados se obsesionan con la perspectiva de la falta de ocupación que alterará la desmedida administración de gastos familiares y todo esto frente al espectro de una automación en progresión. 

Los miedos minan las energías del hombre y agotan sus recursos. No me puede extrañar que sólo en el Nuevo Testamento, el Gran Disipador de miedos, dijese más de 12 veces a sus discípulos “no temáis” como señalando que se aprende a vivir cuando cada día podemos superar un miedo. Cuando en cada situación sabemos confrontar nuestros temores y preguntarnos honradamente por qué tenemos miedo. La huida o la represión no deshacen los miedos, la confrontación nos da recursos para vencerlos. 

Contra el miedo, cabe oponer la gran virtud del valor; en el caso de Martin LUTHER KING, Jr. lo definía con una precisa frase: “El miedo llamó a la puerta, la fe fue a abrir... no había nadie”; valor para no dejarse someter por nada. Y un tercer recurso para vencer el temor es el amor, así lo afirma el libro sobre todos los libros: “en el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor”. La clase de amor que llevó a Cristo a la cruz y mantuvo a Pablo sereno en medio de las persecuciones; pero claro, releo y me digo ¿no se preguntarán  qué relación tiene este amor con el miedo a la guerra, la inestabilidad económica o la injusticia social? y, de esto, escribiré otro día....

EL MIEDO Y TÚ

El miedo es una emoción que sirve para establecer nuestra posición con respecto a nuestro entorno y a nosotros mismos. Actúa como depósito de influencias innatas y aprendidas, y posee ciertas características invariables y otras que muestran cierta variación entre individuos, grupos y culturas.
En el ámbito de las emociones, Jesús ha producido el reconocimiento en el pensamiento humano, de que es un gran Maestro en el arte de su manejo efectivo. Aun en el campo de la psiquiatría y la psicología, las palabras de Jesús han sido validadas. Y debo afirmar, por experiencias compartiendo con colegas en congresos educativos, que cada vez hay más apertura y simpatía dentro de los campos de las ciencias de la conducta en cuanto a las enseñanzas del mayor terapeuta de los siglos. En sus millones de seguidores, ha resultado una transformación probada en lo que se refiere a la superación de temores. La forma en que Jesús se refirió y manejó el miedo puede crear una revolución favorable en la psiquis humana.
Algunos de los comportamientos emocionales que están asociados con el miedo son:
  • Agresividad: Complejos e inseguridades
  • Ira: Miedo a que me venzan
  • Envidia: Miedo a ser superado
  • Celos: Miedo a ser abandonado
  • Orgullo: Miedo a la crítica
“No tengan miedo”
En Lucas 12:6-7 se revelan las siguientes palabras pronunciadas por Jesús:
 “¿No se venden cinco gorriones por dos moneditas? Sin embargo, Dios no se olvida de ninguno de ellos. Así mismo sucede con ustedes: aun los cabellos de su cabeza están contados. No tengan miedo; ustedes valen más que muchos gorriones” (NVI).
En este pasaje, el Señor enseñó sobre desarrollar tres conciencias que sirven como antídoto para el miedo:
  • Dios no se olvida de nosotros.
  • Dios está en control.
  • Valemos mucho para Dios.
Dentro de estas tres verdades, el Padre Celestial nos recuerda cada día que no debemos tener miedo. Esto es así porque la frase “no temas”, curiosamente, aparece 365 veces en la Biblia. Es como si cada día del año, Dios nos dejara una nota aclaratoria de que no tenemos por qué temer. En el texto citado anteriormente, vemos un mandamiento categórico de Jesús: NO TENGAN MIEDO.
¿Por qué aun personas que tienen este conocimiento se aferran al miedo? ¿Por qué aun gente que ha tenido experiencias personales con Jesús viven atadas a los temores? Hay gente que ha vivido tanto tiempo con un temor, que ese temor ya es parte de su vida. Es lamentable que el miedo se haya hecho tan parte de ellos que han aprendido a disfrazarlo. Puedes tener la falsa idea de que es más fácil permanecer asustado que enfrentarte al origen de tus temores. O sea, le tienes miedo a encarar el miedo. Para superar el miedo, debemos arriesgarnos y enfrentarnos a su causa. Reconocemos que esto puede ser complejo para algunas personas, ya que destapar miedos emocionales es abrir un baúl que muchos prefieren dejar cerrado. Reflexionando en los miedos emocionales más comunes por los que la gente busca ayuda terapéutica, identifiqué los siguientes:
Desde antes de ser concebidos, la vida a favor de nosotros comienza a tener desafíos. De millones de espermatozoides, solo uno llega al óvulo para darse la concepción. Me parece que, a partir de ese momento, ya somos triunfadores. Luego superamos el desafío de crecer en el vientre de nuestra madre, y que cuando llegue el momento preciso nos acomodemos para el alumbramiento. El acto de nacer es un triunfo gigante. De haber estado en un lugar “calientito”, con la luz apagada y total sensación de seguridad, hasta que de pronto… ¡me halan!, me sacan a un lugar frío, con muchas luces potentes, me estrujan, me meten algo por la nariz, la boca, me voltean y hasta me dan nalgadas. Así mismo, todos los días de la vida traerá sus retos, pero quien se rehúsa a enfrentar situaciones de cambio, retos o asuntos complejos, puede estar presentando un temor a vivir.
El miedo a vivir puede manifestarse de diferentes maneras. Algunos las manifiestan con acciones aparentemente sin importancia, y otros con comportamientos más trascendentes. Cuando se padece este tipo de miedo, lo que se teme primordialmente es a lo desconocido. Este miedo es el que tiene mayor contenido de inseguridad personal. ¿Cuánta gente se queda en el mismo trabajo aunque no le guste? Las personas no se quedan en ese empleo porque tengan que hacerlo, sino por miedo a la gran incógnita que significa un nuevo trabajo. Gran cantidad de personas se quedan dentro de una relación matrimonial no satisfactoria, que obviamente no funciona, por temor a lo desconocido. No saben cómo les irá en ese nuevo estilo de vida y les da pánico la soledad. Piensan que es “mejor malo conocido, que bueno por conocer”.
Incluso, tú podrías tener miedo a probar una nueva actividad, porque crees que no la vas a poder hacer bien, y esto contribuye a tu estancamiento. Tal vez siempre estás con la misma gente, sin arriesgarte y explorar el conocer otras personas que pueden aportar grandemente a tu crecimiento intelectual y espiritual. Vivir libre de temores, sin preocupación, se hace mirando el momento presente como un tiempo para vivir, en vez de obsesionarse por el futuro. Cuando temes a lo que “va a suceder”, estás sufriendo anticipadamente.
Existen personas que tienen el temor a vivir bien definido, e inclusive, cuando van a terapia, pueden explicarlo con toda claridad. Sin embargo, entiendo que la mayoría de las personas que lo tienen no se han dado cuenta o no lo tienen claramente definido. No es hasta que entran en procesos de consejería que lo pueden comprender. Por ejemplo, hay quienes cuando les proponen matrimonio comienzan a sentir que esa no es la persona que desean y le encuentran mil defectos. Unos pueden estar próximos a recibir un aumento o una mejor posición en el trabajo y comienzan a boicotearse el éxito. Algunos nunca terminan los proyectos que comienzan o los siguen posponiendo. No se ilusionan con nada para no tener luego que enfrentar, según ellos, la desilusión. Le temen tanto al fracaso, que mejor no intentan hacer nada. No les gustan las sorpresas, aun cuando éstas pueden ser muy buenas. Otros prefieren aislarse y encerrarse en lugar de ir a actividades sociales en las que puedan conocer personas del sexo opuesto o les cuesta mucho trabajo entregarse afectivamente. En estos casos y en otros, lo que está detrás es el miedo a vivir.
Para vencer el miedo a vivir es importante no perder de perspectiva que la vida está llena de riesgos y eso es parte de la aventura de nuestra existencia. Precisamente esto es lo que hace a la vida interesante, misteriosa y hasta divertida. Los riesgos de ciertas decisiones y acciones se pueden estimar, pero no siempre se pueden medir con exactitud. Así que no siempre lograremos lo que perseguimos, pero no debemos permitir que esto nos frustre. Esas experiencias son lecciones que abonan muy favorablemente a nuestro crecimiento emocional y espiritual. Que las cosas no nos salgan como esperamos, ni aun cuando enfrentamos pérdidas, no tiene que ser algo catastrófico que promueva el temor a vivir. Si de algo estoy convencida es que cada día es una oportunidad para comenzar otra vez, y que todas las pérdidas pueden ser transformadas en ganancias.
Para vencer el miedo a vivir, es fundamental disminuir ciertas expectativas y el nivel de autoexigencia. En la vida no siempre los finales tienen que ser totalmente exitosos, sobre todo, en asuntos que no están en nuestro control total. Claro está, siempre debemos conducirnos al mayor éxito posible, aspirar a la superación y tener mucha fe. Pero el éxito más grande no necesariamente está en el tope de la montaña, sino en haberse disfrutado el camino y atreverse a escalar. Algunos no se lanzan, porque su miedo a vivir es el temor a “fracasar”. Este concepto, para mí, no debiera estar en el diccionario, porque nunca realmente fracasamos. El verdadero fracaso es no intentar, no arriesgarse y no creer.
El temor a vivir puede también estar asociado a una cuestión de pobre autoestima, en el sentido de que te sientas con menos potencialidades que otros para enfrentar los desafíos. ¡Tú tienes todo para vencer! ¡Dios está contigo y Él cuida de ti! Cuando la autoestima no está fortalecida, puedes frustrarte fácilmente. En lugar de frustrarte, toma cada experiencia como una oportunidad para aceptar el dulce riesgo de vivir.
¿Qué dijo Jesús?
 “Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros, y sin embargo, vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No sois vosotros de mucho más valor que ellas?” (Mateo 6:26, LBLA).

EL ÚNICO TIPO DE TEMOR CORRECTO

¿Alguna vez ha sentido miedo? ¿Alguna vez ha escapado de algo, ha desobedecido a Dios, o ha iniciado algo para luego echarse para atrás por temor?
Si le ha pasado eso, usted no ha podido experimentar toda la confianza que Dios ha puesto a su disposición en Él, ni las bendiciones que Él desea darle. Pero usted no es el único.
A pesar de que ahora me considero una persona valiente, hubo un tiempo en el que yo no experimentaba la confianza y la bendición que Dios tenía para mí. Con el tiempo Dios me ayudó comprender la forma en que la atadura del miedo se apoderó de mi vida, y me mostró cómo liberarme.
Solo hay un tipo de temor correcto descrito en la Biblia, y es el temor reverencial y de admiración a Dios. Temer a Dios no significa tenerle miedo o creer que Él va a hacernos daño. Tenerle miedo a Dios o a lo que Él pudiera hacernos es una perversión de la clase de temor de Dios que usted debería tener.
El temor de Dios del que habla la Biblia es el tipo de temor que usted podría tenerle a cualquier persona en autoridad. Es la clase de temor que los niños deberían tener de sus padres, las esposas de sus maridos, y los estudiantes por sus profesores. Es un tipo de respeto santo que implica temor reverencial y admiración.
Ahora, es obvio que Satanás está haciendo un excelente trabajo derribando toda esa estructura. En nuestra sociedad se ha venido perdiendo gradualmente el respeto a la autoridad, y en su lugar, hay mucha rebelión.
Proverbios 14:26 es un pasaje interesante: «En el temor de Jehová está la firme confianza». ¿Por qué? Si usted tiene un temor reverente y de adoración, obedecerá. Va a hacer lo que Dios le pida que haga, y su confianza en Él seguirá creciendo.
Tener un temor reverencial de Dios tiene un efecto positivo en nuestras relaciones con otras personas. W. E. Vine dice que esto “inspira un esmero constante en el trato hacia los demás en el temor a Dios”.
Pero me he dado cuenta de que cuanto más temor reverencial y admiración tengo hacia Dios, y más aprendo sobre Dios, más cuidadosa soy en mi trato hacia otras personas. Sé que soy responsable ante Dios por mis acciones, y las demás personas son tan valiosas para Él como lo soy yo.

SUPERA LOS TEMORES PARA SER FELIZ

Los temores suelen ser los peores enemigos para vivir felices, ser exitosos y crecer en todos los aspectos. 
  1. Temor al rechazo: La sociedad fija una serie de parámetros de belleza y de actitudes.  Si sentimos que no podemos cumplir con esos parámetros nos produce el temor de no gustar, de no ser amadas y de no cumplir con las expectativas de quienes nos rodean.  La necesidad de aprobación consiste en satisfacer a cualquier precio a otras personas. Para combatir esto es de total importancia que cobremos seguridad en nosotras mismas.
  2. Temor a amar: Este temor está relacionado a otros miedos como a: sufrir, no ser correspondida, ser defraudada, la decepción y la entrega. Hay quienes se sienten marcadas por un supuesto “fracaso” sentimental que no pueden superar, y por eso temen a volver a entregarse.  Y hay también quienes ni siquiera han padecido una decepción amorosa, pero que sienten que no podrían soportarla y  por esa razón, se cierran totalmente al amor o entablan relaciones superficiales y sin compromiso. Es claro que una no se debe exponer a situaciones decepcionantes a sabiendas de que resultarán así.  Pero la decepción no debe ser interpretada como “fracaso”, sino como un sentimiento que nos enseña algo y que torna positivas incluso aquellas experiencias que consideramos más negativas.
  3. Temor a la soledad: Casi todos lo padecemos en algún momento de nuestras vidas. La soledad no es un estado, sino un sentimiento.  Es decir, no se trata de estar solo, sino de sentirse solo.  Hay gente que está sola físicamente, pero no tienen el sentimiento de la soledad.  Mientras que hay otras personas que están acompañadas, pero se sienten solas.  Cuando estás sola, estás con Dios y contigo misma. Las mejores compañías se encuentran cuando se ha aprendido a disfrutar de la soledad.  Vencer el temor a la soledad significa descubrir nuestro propio valor y nuestra propia aptitud para transformarnos en amigas de nosotras mismas.
A lo único que le debemos temer es al miedo mismo.  “Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente, NO TEMAS, ni desmayes, porque Jehová, tu Dios, estará contigo a donde quiera que tu vayas”. (Josué 1:9)  Toma la decisión de soltar los temores y verás cómo se abre una inmensa puerta frente a ti, llena de extraordinarias posibilidades.

NO TEMER PESE A LOS ATAQUES

Dios nunca le prometió una vida sin problemas. Usted no puede evitar los ataques del enemigo contra su vida. Quiero estar seguro de que comprenda cómo vencer sus amenazas. Hay tres clases de ataques que el enemigo usa para amenazarlos a usted y a su familia. El ataque esperado (el león) En el cántico de Moisés se describe cómo Dios lo protege contra el león. El león es como imagen de una lucha desigual, tal como una enfermedad que amenaza la vida. Pero en el Salmo 91, el león también representa la amenaza de los ataques esperados contra su vida y su familia. Cuando está en presencia de un león, usted espera ser atacado. No hay sorpresas aquí. La vida completa viene con problemas incorporados. ¿Está afrontando problemas de relación en su familia, problemas en sus finanzas, en su salud o en su ministerio? Entonces necesita recibir la protección de Dios para ese ataque esperado del león. 

La Biblia se refiere a Satanás como un león rugiente: “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar” (1 Pedro 5:8). Como creyente, puede esperar que vengan ataques del enemigo, sin importar quién sea usted. No debe sorprenderse ni atemorizarse cuando es atacado, porque la Biblia dice que eso ocurrirá. En lugar de ceder al miedo, usted debe ponerse de pie e invocar el nombre del Señor. Él ha prometido protegerlo cuando usted lo haga. Manténgase firme contra el plan de destrucción del león. “Al cual resistid firmes en la fe” (v. 9). Usted no debe temer el esperado ataque del león. Dios le ha prometido victoria sobrenatural sobre todas las amenazas del enemigo. Corra a su sombra, y use su maravilloso nombre para vencer los ataques esperados del enemigo. El ataque inesperado (la serpiente) Moisés declaró que Dios lo protegería de las serpientes. Una víbora yace quietamente bajo una roca o detrás de un arbusto y lo ataca cuando usted menos lo espera. Esto representa el inesperado ataque del enemigo. Cuando usted es atacado por una víbora, dice cosas como: “¡Guau, no me lo esperaba!”, ya sea ese accidente, esa pérdida de empleo, ese problema relacional. “La serpiente estaba allí debajo de esa roca, y no vi su ataque”. Usted sabe lo aterrador que puede ser ese ataque inesperado. 

De alguna manera el elemento sorpresa lo toma con la guardia baja. Usted siente un temor abrumador en ese momento. Pero no tiene que agitarse cuando la serpiente ataca inesperadamente. Corra a la sombra de El Shaddai. ¡Es necesario que usted sepa que los milagros pueden ocurrir tan repentinamente como las tragedias! ¡Sencillamente invoque el nombre del Señor! Haga lo que hizo el apóstol Pablo cuando la serpiente mortal alcanzó su muñeca y él se la quitó sacudiéndola al fuego. (Vea Hechos 28). Cuando un ataque de serpiente del enemigo lo golpee, no deje que lo muerda, ¡sacúdasela de encima! Si la víbora intenta morder su mente, llenándola de miedo, de resentimiento, de ira o de falta de perdón, sacúdasela de encima. No le permita ganar ventaja sobre usted escuchando sus arteras acusaciones. El diablo tratará de robarle su paz y su gozo, sus relaciones y su fe en Dios. Tratará de golpear a sus hijos, sus finanzas y su futuro. Corra a la tienda de El Shaddai, y permítale que limpie su corazón de la mordida de la víbora. Él destruirá los efectos traumáticos del ataque inesperado sobre su vida. Dios le restituirá todo lo que el enemigo ha tratado de robarle. Satanás es el ladrón del gozo. Sus ataques inesperados pueden quitarle su gozo a mordiscos. Él quiere que cada mañana al levantarse usted deteste su vida. Eso puede pasarle a cualquiera de nosotros. La depresión siempre se cierne sobre nosotros, pero usted no tiene que tomarla. Simplemente declare: “El Señor es mi refugio. El Señor es mi vida. El Señor es mi lugar seguro”. La Biblia dice que a su diestra hay delicias para siempre (Salmos 16:11). Dios quiere que usted sea un hijo feliz y despreocupado que vive en su presencia. Satanás quiere robarle su paz. 

“Solo hay un lugar donde se puede estar seguro. Puede ir a un psiquiatra, pero ellos no pueden hacer que usted esté seguro. Puede tratar de obtener alivio con medicamentos o con alcohol, pero solamente encontrará el verdadero lugar seguro a la sombra de El Shaddai, el Dios todopoderoso”. Yo sé lo que es ser atacado por demonios. Lo he experimentado de primera mano. Pero es entonces cuando corro hacia El Shaddai. Tiro de la cuerda de su tienda e invoco su nombre. En ese lugar de seguridad divina todos los ejércitos y ángeles del cielo se ponen de pie y declaran: “¡Él está bajo la sombra del Omnipotente! ¡Tenemos que rescatarlo!”. El ataque infundado (el dragón) Moisés además describió cómo Dios lo protege a usted del temor al dragón (Salmos 91:13). El dragón, en el idioma hebreo original, se refería a un monstruo marino o terrestre, una ballena, o una criatura serpentina. Cuando yo era niña, en la escuela miraba mapas de la civilización antigua que tenían imágenes de dragones. Los marinos que exploraron el mundo no iban a los lugares donde se encontraban los dragones. Tenían miedo de ir más allá de un cierto punto que no había sido explorado por temor a ser devorados por un monstruo marino. Esa es la forma en que el diablo trata de intimidarlo. Mediante el temor a lo desconocido le impide ir más allá de un cierto punto en su caminar con Dios. “No sueñes más allá de este punto”. “No trates de alcanzar algo más, porque el dragón te devorará”, le sisea para evitar que usted persiga su sueño. Pero con Dios no hay límites, solo posibilidades. Como los hijos de Israel estaban en medio de un desierto, parece sumamente improbable que tuvieran que enfrentarse a un dragón. Sin embargo, Dios quería que supieran que estaban protegidos de una bestia tan amenazante. Esa improbable amenaza del dragón representa sus temores infundados a un ataque. Aunque la posibilidad de ese ataque sea remota, la amenaza del enemigo puede intimidarlo en su mente. Usted sufre las mismas punzadas de preocupación y miedo que si fuera a ocurrir. Ataques infundados. Temores infundados. Usted tiembla por dentro y dice: “Sé que está por ocurrir. Me ha estado yendo bastante bien por un tiempo, pero recuerdo a mi papá. Le fue bien por un tiempo, y después siguió arruinándolo todo. Yo podría ser como él”. 

Satanás trata de plantar en su mente toda clase de infundados temores y preocupaciones sobre cosas que son altamente improbables. Le dirá que usted va a perderlo todo, que sus hijos se están yendo al infierno, o que usted tiene cáncer en algún lugar de su cuerpo. Su objetivo es amedrentarlo con un temor infundado. Pero el poder de Dios es mayor que los temores infundados de Satanás. Solo el 8 por ciento de las cosas que le preocupan tiene siquiera probabilidad de ocurrir. La mayor parte de la preocupación y el temor son en realidad mucho ruido por nada. Pero Satanás es experto en pintar cuadros de desastre inminente. En el noticiero vespertino usted ve por televisión un accidente aéreo, y tiene previsto volar al día siguiente. El corazón le comienza a latir con fuerza, y considera la posibilidad de cancelar el vuelo. O un pariente tiene un ataque al corazón, y de repente usted siente como si su corazón latiera en forma extraña. Es necesario que usted cambie en su mente esa imagen diabólica y corra a la seguridad que tiene a la sombra de Cristo. Sus temores infundados pueden referirse a sus relaciones personales. Usted oye la conversación de alguien o piensa en la forma en que lo miró, y el diablo lo hace pensar que en la habitación todos están hablando de usted. Relájese un poco. Usted no es tan importante para todos. 

Ese es el dragón del miedo pintando infundados cuadros de desastre en su cabeza. Usted tiene que responderle a gritos con la verdad de las Escrituras. Dígale al diablo que usted sabe que Dios lo ama, sin importar lo que la gente piense de usted. Declárele que usted no va a fallar. Use la Palabra de Dios y declare que está siendo “transformado . . . de gloria en gloria” (2 Corintios 3:18). Dígale al enemigo que el Señor es el autor y consumador de la fe (Hebreos 12:2). 

Él es su El Shaddai, ¡y eso lo hace a usted libre del temor! Dios no le prometió que nunca tendría problemas. Pero cuando los problemas vienen, Él quiere que sepa que no debe temer. Usted puede ser valiente en medio de sus problemas. Ningún temor puede existir en el amor de Dios cuando usted mora bajo su sombra. Dios quiere que usted sepa que cuando entra bajo la protección de su sombra, Él hará hasta lo sumo para cuidarlo. No importa si está lidiando con el ataque esperado del león o el ataque inesperado de la serpiente. No importa si está afrontando el temor a un ataque infundado del dragón. Solo tiene que invocar el nombre del Señor, y Él lo rescatará.  

REFUGIO CONTRA EL TEMOR

¿Adónde va usted cuando necesita sentirse seguro? ¿Qué hace para obtener alivio cuando se enfrenta a situaciones amenazantes? ¿Se vuelve hacia la comida para consolarse? ¿O al alcohol? ¿O a las píldoras? ¿Visita a un psiquiatra? ¿O va al centro comercial o enciende el canal de compras para gastar dinero? Muchas personas sufren terribles adicciones que desarrollaron para tratar de hacer frente a sus temores. Algunos se convierten en adictos al trabajo. Otros son adictos a los medios de comunicación de diverso tipo. Algunos escapan a la televisión, convirtiéndose en adictos a ella. Muchos pasan todos los días horas en la internet, en Facebook, en Twitter y en Instagram. ¿Cómo escapa usted de la presión y la ansiedad de su vida? Le tengo buenas noticias. Dios tiene un lugar seguro donde usted pueda vivir para dejar de tener temor. No tiene que escapar hacia una adicción peligrosa para obtener alivio de la preocupación y el miedo. Él quiere rescatarlo de todo temor que atormente su mente y sus emociones. Dios quiere ser su amoroso Padre celestial. 

A Él le encanta que sus hijos vengan corriendo a sus brazos en busca de consuelo y protección. La Biblia nos da hermosas ilustraciones de ese lugar seguro. David escribió muchos de los salmos, pero uno de los más bellos salmos acerca de nuestro refugio contra el temor fue escrito por Moisés. En el Salmo 91, Moisés describe el lugar seguro donde usted estará libre del temor, y de todos los ataques del enemigo contra su vida. Él lo llama la “sombra del Omnipotente”. En lenguaje moderno usted podría llamarlo su propio hogar en la presencia de Dios. La buena noticia es que cuando usted corre a la sombra de Dios, Él lo protege de todo mal con su gran poder. Él quiere que sepa que nunca más tendrá que vivir con miedo. Esa es la vida audaz.

DIOS NO HA TERMINADO CON NOSOTROS

Beerseba es un lugar donde las naciones han sido tocadas por Dios.  Es un lugar especial porque allí Abraham, Isaac y Jacob tuvieron encuentros con Dios y las generaciones futuras sabían que ese lugar era el lugar en que, por generaciones, Dios seguía hablando.
Gloria a Dios por los padres que marcan un lugar de encuentro con Dios para que, cuando no estén presentes, sus hijos  sepan que hay un lugar donde pueden ir en confianza sabiendo que allí Dios les va a hablar.  Tú no estarás siempre presente para hablarles a tus hijos o nietos, pero tus hijos y nietos deben saber que, cuando tenías que tomar una decisión, había un lugar al que tú ibas y Dios te hablaba.  Porque en Beerseba, cuando te presentas con sacrificios, Dios habla.
Beerseba también era el lugar donde el miedo desaparecía de tu vida.  En este lugar Dios detenía el miedo en tu vida para que puedas dar seguro el próximo paso que tienes que tomar.  Por esto, vemos en la biblia una y otra vez en Beerseba como Dios les decía, no temas… no temas… no temas.  Es necesario desarraigar el miedo para que, cuando lleguen las plagas a Egipto, tú ya no tengas temor y sepas que estás seguro en Gosén. 
¿A cuántos lugares has dejado de ir, y cuántas cosas has dejado de alcanzar, porque el temor te ha detenido?  Si hay algo que Dios te dice hoy es: No temas.  No temas, tu matrimonio no se va a perder; no temas, tus hijos no se van a perder; no temas, el negocio no se va a perder; no temas, no serás destruido.  Dios va contigo, y él va a hacer lo que ha dicho que va a hacer contigo.
Beerseba también es el lugar donde Dios te establece y te confirma que a pesar de todo el tiempo que ha pasado delante de ti, su promesa sigue vigente y no te dejará hasta que haya hecho lo que te ha dicho.  A este lugar debemos llegar, cuando tengamos sentido de vida, de promesa de Dios. 
Aunque los años han pasado, la promesa de Dios sigue vigente.
Jacob sale de la casa de su papá huyendo con un decreto de muerte sobre su vida.  Cuando decide ponerse en orden, lo engañan.  Su esposa, dando a luz, muere.  Sus hijos lo engañan diciendo que su hijo ha muerto.  Jacob, un soñador, ya no soñaba; tenía 130 años de espera.  Una vida llena de sufrimientos, de engaños, de traiciones, de luchas y de caminar en el desierto.   Pero llega el momento en que Dios le dice: No temas, porque yo haré de ti una gran nación.
Dios le recordó la palabra que le había dado a su mamá cuando estaba Jacob en el vientre, donde le dice a ella: Dentro de ti hay 2 naciones, y el menor será el más grande y en él estará la promesa.  Dios le recuerda a Jacob que no importa los errores que hayas cometido y lo que hayas pasado, lo que él promete no se cancela, nada lo elimina, porque a Dios nada lo detiene de hacer lo que él dijo que haría.
El problema de muchos cristianos es que no saben mantener la promesa viva por un largo tiempo.  Muchos se cansan de esperar y desean las cosas muy rápido.  Ve al lugar del sacrificio y, sin importar las traiciones, los problemas y los conflictos que hayas tenido, Dios no ha terminado contigo y tus ojos no se cerrarán hasta que veas la promesa cumplida.

MIEDOS.....



He visto gente que tiene miedo a enfermarse y se enferma más; gente que tiene miedo a desarrollarse y se queda estancada; personas que tienen miedo al abandono y las dejan; gente que por miedo, bebe de más para evadirse de la realidad de no poder enfrentar; gente que la inseguridad producida por el miedo las aísla, las limita, las condiciona. He visto a personas cambiar hábitos saludables por miedo, gente que pierde todo, que olvida sus capacidades, su creatividad y deja a un lado la inteligencia en la toma de decisiones… ¡por el pinche miedo!
¡¿Cuántos casos por miedo?! Me rodean cientos y he sido, igualmente víctima de sentir una parálisis en el cuerpo, que el corazón late fuertemente, que sientes la sangre concentrada en el estómago y la cabeza caliente… ¡y todo por un pensamiento que me genera esa emoción!
Miedo a querer, miedo a dejar de ser, miedo a ser uno mismo, miedo a enfrentar una realidad, miedo a conocer… ¿Te fijas lo que es capaz de hacer el miedo en nuestra vida? Y creo que cuanto más miedo tengas, es más seguro que atraigas lo que no quieres, pero que piensas como posibilidad.
Nuestros miedos resultan ser los peores monstruos que brotan y nos atrapan sin piedad, son nuestros peores enemigos. Por ellos podemos perder salud física, mental y emocional. Si reflexionamos sobre esto, cabe el comentario de ¡qué miedo, el miedo!
Además, en el 90 por ciento de los casos el miedo surge por cuestiones irreales, imaginativas, pensadas, creadas en nuestra cabecita o por huellas del pasado no resueltas. Si así fuera, es nuestra responsabilidad eliminar esos obstáculos que nos limitan, que nos paralizan.
Sería muy duro terminar nuestra vida y que nos recuerden porque tuvimos miedo y no hicimos nada al respecto. Sé que puedo ser muy fatalista con esta posibilidad, pero más vale que pisemos escenarios distintos antes de hacer que esa obra de teatro imaginaria se vuelva realidad.
¡Acabemos con esos monstruos miedosos que nos habitan y vivamos más libremente! De nosotros depende.