Beerseba es un lugar donde las naciones han sido tocadas por Dios. Es un lugar especial porque allí Abraham, Isaac y Jacob tuvieron encuentros con Dios y las generaciones futuras sabían que ese lugar era el lugar en que, por generaciones, Dios seguía hablando.
Gloria a Dios por los padres que marcan un lugar de encuentro con Dios para que, cuando no estén presentes, sus hijos sepan que hay un lugar donde pueden ir en confianza sabiendo que allí Dios les va a hablar. Tú no estarás siempre presente para hablarles a tus hijos o nietos, pero tus hijos y nietos deben saber que, cuando tenías que tomar una decisión, había un lugar al que tú ibas y Dios te hablaba. Porque en Beerseba, cuando te presentas con sacrificios, Dios habla.
Beerseba también era el lugar donde el miedo desaparecía de tu vida. En este lugar Dios detenía el miedo en tu vida para que puedas dar seguro el próximo paso que tienes que tomar. Por esto, vemos en la biblia una y otra vez en Beerseba como Dios les decía, no temas… no temas… no temas. Es necesario desarraigar el miedo para que, cuando lleguen las plagas a Egipto, tú ya no tengas temor y sepas que estás seguro en Gosén.
¿A cuántos lugares has dejado de ir, y cuántas cosas has dejado de alcanzar, porque el temor te ha detenido? Si hay algo que Dios te dice hoy es: No temas. No temas, tu matrimonio no se va a perder; no temas, tus hijos no se van a perder; no temas, el negocio no se va a perder; no temas, no serás destruido. Dios va contigo, y él va a hacer lo que ha dicho que va a hacer contigo.
Beerseba también es el lugar donde Dios te establece y te confirma que a pesar de todo el tiempo que ha pasado delante de ti, su promesa sigue vigente y no te dejará hasta que haya hecho lo que te ha dicho. A este lugar debemos llegar, cuando tengamos sentido de vida, de promesa de Dios.
Aunque los años han pasado, la promesa de Dios sigue vigente.
Jacob sale de la casa de su papá huyendo con un decreto de muerte sobre su vida. Cuando decide ponerse en orden, lo engañan. Su esposa, dando a luz, muere. Sus hijos lo engañan diciendo que su hijo ha muerto. Jacob, un soñador, ya no soñaba; tenía 130 años de espera. Una vida llena de sufrimientos, de engaños, de traiciones, de luchas y de caminar en el desierto. Pero llega el momento en que Dios le dice: No temas, porque yo haré de ti una gran nación.
Dios le recordó la palabra que le había dado a su mamá cuando estaba Jacob en el vientre, donde le dice a ella: Dentro de ti hay 2 naciones, y el menor será el más grande y en él estará la promesa. Dios le recuerda a Jacob que no importa los errores que hayas cometido y lo que hayas pasado, lo que él promete no se cancela, nada lo elimina, porque a Dios nada lo detiene de hacer lo que él dijo que haría.
El problema de muchos cristianos es que no saben mantener la promesa viva por un largo tiempo. Muchos se cansan de esperar y desean las cosas muy rápido. Ve al lugar del sacrificio y, sin importar las traiciones, los problemas y los conflictos que hayas tenido, Dios no ha terminado contigo y tus ojos no se cerrarán hasta que veas la promesa cumplida.
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