Su hijo puede sentir una falsedad desde una milla de distancia. Si le dice que siempre tiene que ser honesto y luego le dice una "mentira blanca" a un colega cuando usted no quiere asistir a una cena, él va a comprender la idea. Si le dice a su hijo que nunca debe hacer trampa y luego escucha por casualidad a usted y a su marido hablando de no incluir esos pequeños 500 dólares de un proyecto independiente en su formulario de impuesto sobre la renta, ¿qué mensaje le está dando a su hijo?
Los valores son más captados que enseñados. Y lo que usted hace habla mucho más fuerte a su hijo que lo que dice.
Pero aquí está la buena noticia: Si su hijo puede atraparla cuando comete errores, también puede pillarla haciendo el bien. Si la oye hablar por teléfono a una amiga que acaba de perder su trabajo y está muy desanimada, luego la ve empacar la sopa casera de pollo y los panes que quedaron de la cena de esta noche y poner todo en el coche para llevárselo a ella, ¿qué le dice eso a su hijo? Oye, mamá ayuda a otras personas. Y se traduce en su mente: Hmm, me pregunto cómo puedo ayudar a alguien.
Recuerde, mamá, todo se remonta a un pequeño secreto: Su niño quiere complacerla. Él quiere su aprobación. Así que, ¿qué mejor cosa para compartir con él para emular que los valores que son importantes para usted y quiere que se lleve con él por el resto de su vida? Eso es lo que va a seguir con su niño, porque él la está observando mucho más de lo que usted cree.
A fin de cuentas, criar hijos no se trata de reglas. Se trata de relaciones, de la conexión entre usted y su hijo. Las reglas son secundarias. Después de todo, si no hay relación no hay reglas que funcionen porque su hijo no se preocupa por seguirlas.
Su hijo va a romper muchas reglas mientras crezca. Usted sabrá de unas, de otras no (hasta mucho más tarde, cuando las historias se compartan mucho más adelante en una cena familiar, cuando ustedes sean mayores y más sabios). Criar hijos no se trata de apegarse a las reglas como el pegamento. No se trata de buscar el defecto en todo lo que su hijo hace. No se trata de dar a los niños lo que quieren sólo para mantenerlos felices o para hacerlos "sentir bien" con ellos mismos. Se trata de enseñar a sus niños a ser dadores, no receptores, que piensen en los demás y no sólo en sí mismos. Se trata de desarrollar un sentido de amor, lealtad, integridad y apoyo que se extienda más allá de su hogar inmediato al futuro hogar de su hijo con su propia esposa e hijos, y en el mundo que le toque.
Claro, usted cometerá errores. Cada padre y cada madre lo hace. Pero si mantiene su enfoque en sostener una relación con su hijo a través de todas sus edades y etapas, nunca se equivocará.
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