SU MISERICORDIA ES PARA SIEMPRE

Jesús se sentó con sus discípulos la noche de Pascua y dijo: “Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama” (Lucas 22:20). Hizo un nuevo pacto con esos doce hombres, el nuevo Israel de Dios. Ahora a través de Cristo todos hemos entrado en un nuevo pacto con Dios. De modo que todos los que fueron salvos en Israel fueron salvos mediante este nuevo pacto. Entonces los gentiles se conectaron con el pacto y comenzaron a recibir misericordia. Como usted tiene un pacto a través de la sangre de Jesús y usted es un creyente, ¡se le extiende misericordia!

La misericordia es una de las fuerzas más poderosas que existen. La misericordia está conectada con la compasión y la benevolencia. La palabra hebrea para misericordia es checed. Se traduce al español como “misericordia, benignidad, benevolencia, bondad, amablemente, misericordioso, favor, bien, gentileza, conmiseración”. Una palabra hebrea relacionada racham, habla todavía más de cerca sobre la misericordia de pacto de Dios. Significa “amar, amar profundamente, tener misericordia, ser compasivo, tener afecto entrañable, tener compasión”.

Usted la puede ver aquí en 2 Reyes 13:23: “Mas Jehová tuvo misericordia de ellos, y se compadeció [o tuvo misericordia] de ellos y los miró, a causa de su pacto con Abraham, Isaac y Jacob; y no quiso destruirlos ni echarlos de delante de su presencia hasta hoy”.

La palabra compasión en este versículo es la misma palabra hebrea racham, utilizada para misericordia en otros lugares en el Antiguo Testamento (vea Éxodo 33:19; Salmos 102:13; Proverbios 28:13; Isaías 14:1; 30:18). La idea es que la misericordia, la compasión y la conmiseración de Dios son para el pueblo de su pacto. La misericordia mueve a Dios y lo lleva a actuar a nuestro favor. Por eso es que digo que la liberación de todos nuestros enemigos es central para este nuevo pacto de misericordia.

Todavía es movido hoy para rescatarnos y liberarnos incluso ahora. Él ve nuestra condición. Escucha nuestro gemir. Ve nuestro cautiverio. Envió a que su Hijo viniera en persona a cumplir con la sorprendente magnitud de su pacto de misericordia y compasión extendida a nosotros: el pueblo de su pacto, los hijos y las hijas de Abraham.

Uno de los salmos más grandes en la Biblia es el Salmo 136. Los rabinos lo llaman el Gran Halal. Consistentemente dice: “Alabad a Jehová, porque él es bueno, porque para siempre es su misericordia”. Menciona todas las cosas que Dios hizo por Israel. Lo que este pasaje está diciéndole es que si usted sabe que la misericordia de Dios está en su vida, debe estar agradecido por ello. La acción de gracias es una respuesta a la misericordia de Dios. Nadie debería obligarlo a alabar y agradecer a Dios. Cuando usted entiende la misericordia, la gracia, el perdón, la sanidad, la liberación y la compasión de Dios en su vida, cada vez que entre a la casa de Dios, usted aplaudirá y alabará a Dios, levantará las manos y le agradecerá. Su misericordia es de generación en generación. Nunca se acaba. Nunca termina. Su misericordia es para siempre. Eso es algo por lo cual agradecerle a Dios.

La frase para siempre es significa: “continúa existiendo [...] permanece firme bajo sufrimiento o infortunio sin rendirse”. La palabra siempre significa: “por un tiempo ilimitado, en todo tiempo, continuamente”. Por lo tanto, el significado de estas palabras claves nos habla del amor de Dios poderoso, firme, digno de confianza, tenaz, sin fin.

Así que a medida que hablemos de la liberación y usted desee más y más ser hecho libre, usted necesitará creer que Dios es misericordioso, que Dios lo sanará, que Él lo liberará, que Él tiene compasión, y que Él es movido por su condición. No piense que a Dios no le importa. Dios se preocupa profundamente y moverá el cielo y el infierno para venir en su rescate. Cuando usted esté recibiendo ministración, sepa que es la manifestación de la gran compasión, misericordia y benevolencia del Espíritu de Dios y el Padre hacia usted. Las liberaciones, las sanidades y los milagros son una manifestación del amor del Padre fluyendo hacia usted y a través de usted.

Creo que cuando obtengamos una revelación plena del pacto de la misericordia de Dios fluyendo a través de nosotros veremos más milagros en el Cuerpo de Cristo. Cuando nos rindamos al Espíritu de Dios y permitamos que el amor del Padre y su compasión fluya a través de nosotros, veremos los ojos de los ciegos abiertos, los oídos de los sordos destapados y a los cojos andar. No podemos fluir en milagros, sanidad y liberación, ni experimentarlos sin la misericordia de Dios. Cada uno de nosotros deberíamos ser canales de la misericordia de Dios para un mundo perdido y herido.

Nadie merece sanidad y liberación. Es el pacto de misericordia de Dios que nos extiende esos beneficios. Es la fidelidad de Dios al pacto lo que lo hace. No tiene nada que ver con ninguno de nosotros fuera de nuestra elección de recibir a Jesús. Y Jesús no vino a juzgarnos y darnos una paliza; vino a extendernos misericordia, a sanarnos y a liberarnos. ¡Gracias a Dios por su misericordia de pacto sobre nuestra vida!

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