VEREMOS LA RECOMPENSA


Uno de los grandes retos en la vida del cristiano es el verdadero servicio a Dios.  Queremos servir y ser benévolos, pero a veces encontramos que nuestras acciones en el servicio a Dios no reciben recompensa y no nos damos cuenta del por qué.  Muchas veces esto ocurre porque comenzamos a servir a Dios con mucho entusiasmo, pero sin primero ser libres.  Todos somos vulnerables, por lo que es importante trabajar en nuestro interior, y permitirle al Espíritu Santo que continúe trabajando en nuestras vidas, para ser libres de toda raíz de amargura.
En Mateo 5:23, Cristo nos habla del principio del dar que también se refiere a nuestro servicio a Dios.  Nos enseña que no es suficiente llegar al altar a presentar tu ofrenda, tu servicio, si no has arreglado cuentas con tu hermano.  En este acto, hay dos partes importantes: la parte de llevar al altar y el acto de presentar.  El acto de llevar representa que la institución lo recibe, y el acto de presentar es el acto que Dios recibe.  
Tu ofrenda, tu servicio a Dios, no es válido, si el corazón no es correcto.  Ese fue el problema de Caín; cuando presentó la ofrenda, el corazón no fue el correcto.  Es importante saber que, cuando llevamos ofrenda al altar, hay dos partes: el llevar, y el recibir. 
Este principio es muy importante porque, cuando llevamos, cuando vamos al servicio a Dios, es uno de los momentos en que tu mente está más abierta para recibir transformación.   Desde el momento en que decides ir a la iglesia, le das una orden a tu mente y a tu cuerpo: Vamos a la casa de Dios. Entonces, vas preparado para adorar y escuchar la palabra de Dios.  Muchos buenos pensamientos y buenas ideas para cambiar tu vida, para un buen negocio, te pueden llegar de camino al altar, simplemente porque ya estás preparado.  
Dios no quiere que sustituyas tus actos de relación con él, pensando que, si estás bien con él y no haces lo correcto para estar bien con los demás, estas bien.  Cristo nos dice: No es suficiente llegar al altar y agradarme a mí, si no has buscado la paz con todo el mundo.  Sabemos que no se puede complacer a todo el mundo.  Algunos, en sus corazones, son tercos; no podrás lograr la paz con ellos, pero, en cuanto a nosotros, que no se diga que no hicimos todo lo que teníamos que hacer.
Presentando algo a Dios, no omites tu responsabilidad ante los demás.  Por eso, en 1 Pedro dice que, si un hombre tiene riña con su esposa, no piense que sus oraciones llegan al cielo. 
Para servir al Maestro, y que nuestro servicio cuente delante de él, debemos hacer el mayor esfuerzo para ordenar nuestras relaciones con nuestro prójimo.
Si hoy estas teniendo dificultades, haz el esfuerzo, cumple con esas relaciones y cumple con Dios.  No podrás estar en paz con todos, pero, antes de presentar tu servicio, tu ofrenda, si hay algo que tienes que arreglar, camina todo lo que tengas que caminar para arreglarlo y poder moverte hacia adelante.   Sirve y arregla.  Sirve y corrige.  Sirve y preséntate delante de Dios, y verás la recompensa.  

0 comentarios: