ESCLAVO O SIERVO?


Gálatas 5:13 nos dice que Dios nos llamó a libertad, y que sirvamos los unos a los otros por amor.
Hay gente que, por no limpiar su corazón se convierten en esclavos de la religión en vez de servidores.  Es más difícil levantar servidores que esclavos, porque la gente está dispuesta a dejarse esclavizar por no tener responsabilidades voluntariamente.  Lo que deberíamos hacer es servir libremente, amándonos unos a otros.
Dios quiere servidores por agradecimiento a él, y por amor a los demás, porque la obra bendice a los demás.  Pero hay gente que no se quiere comprometer con la iglesia porque no quiere arreglar las cosas.  Quieren venir a la iglesia, pero seguir con las mismas viejas amistades, con las mismas costumbres, con los mismos problemas, sin darse cuenta que lo que hace correcto el servicio es llegar con el corazón en orden, un corazón correcto.
¿Has arreglado y ordenado las cosas con tus familiares, amistades, vecinos?  Si tu respuesta es “no”, entonces, tu servicio a Dios se ve limitado.
El esclavo está obligado a hacer ciertas cosas; el servidor simplemente las hace. El esclavo hace lo menos que se requiere de él; el servidor hace lo más que puede. El esclavo camina una milla, según la biblia; el servidor, si a quien le está sirviendo le pide que  camine una milla, camina dos. El esclavo siente que le roban, que lo obligan; el servidor siente que lo que hace es dar. El esclavo se siente atado; el servidor sabe que es libre. El esclavo pelea por sus derechos; un servidor entrega sus derechos.
El que llega a este nivel de servir es porque tiene libertad de conciencia de que ha hecho todo lo que pueda. 
Si estás delante de Dios, y recuerdas que tienes algo pendiente con alguien, deja tu servicio, tu ofrenda en el altar y regresa a arreglar las cosas.  Si Dios no recibe lo que tú presentas, ¿cómo puede reaccionar a lo que presentas?  Si no lo puede recibir, porque el corazón no lo permite, ¿cómo crees que va a reaccionar para bendecirte? 
Pídele al Señor que te haga libre de todo recuerdo, de todo pasado, que ordene tu vida y puedas presentarte delante de él, sabiéndote libre, para que Dios reciba tu ofrenda, tu servicio y entres por la puerta de la bendición. 

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