
Quizás tengamos que preguntarnos: ¿Qué es ejercer influencia? Para ejercer una influencia positiva, debo caracterizarme por tener convicciones sanas y valores definidos. Recordaba el encuentro de Jetro con Moisés (Éxodo 18). Veamos por un momento esta interesante historia: Jetro vino a visitar a su yerno Moisés después de una larga temporada sin verle. Llegó acompañado de la esposa del patriarca, Séfora, y sus dos hijos, para reencontrarse con un Moisés entregado a una misión impresionante, la de liberar de la esclavitud de Egipto a casi dos millones de personas y conducirlos hacia la Tierra Prometida. Jetro era el hombre que había acogido a Moisés cuando huía de Faraón como un fugitivo y permaneció con él apacentando y cuidando sus rebaños de ovejas muchos años. También contrajo matrimonio con su hija Séfora. Este Jetro, aun y no siendo creyente, fue un hombre de bien y un varón providencial para Moisés.
En Éxodo 18:1-12, vemos al patriarca contándole a su suegro todas las maravillas que Dios había hecho por Israel, librándolos de la mano de Faraón; y Jetro, oyendo este informe, bendijo y adoró al Dios Vivo y Verdadero ofreciéndole sacrificios de gratitud vv 9-12. Aquí vemos la influencia tan benigna de Moisés sobre Jetro después de cuarenta años. El poderoso testimonio de Dios en la vida de Moisés impactó definitivamente a este buen hombre. Durante los días que Jetro estuvo visitándole, observaba las agotadoras jornadas de Moisés aconsejando a los cientos y cientos del pueblo que venían a consultarle sobre todo tipo de cuestiones y conflictos. Ahí vemos, otra vez, a un hombre realmente sabio e influyente (vv 19-24). Jetro era un desconocido y, en el mejor de los casos, era un recién convertido, pero Dios aprovechó su experiencia y sabiduría para ayudar a Moisés con un consejo tan inteligente y oportuno que salvaguardó su salud. Dios está buscando “Jetros” contemporáneos que influyan en otros positivamente. Este sabio consejo cambió la vida y la organización del pueblo, y descargó a Moisés de una gran sobrecarga hasta la extenuación.
Necesitamos consejeros/as sabios/as de verdad, gente positivamente influyente. Nuestro vivir diario debe influir provechosamente en nuestros vecinos, amigos y familiares quienes quizás, después de muchos años, algunos de ellos podrían llegar a conocer a Dios a través de nuestra fe y lealtad al Señor. Como vengo diciendo, esta influencia se traduce en actitudes y comportamientos saludables y beneficiosos para nuestra comunidad más inmediata. De ahí que surja una generación de hombres y mujeres entusiasmados y valientes que se comprometan con su Dios hasta sus últimas consecuencias.
Estos pueden ser periodistas, sicólogos, profesores, políticos, escritores, empresarios o trabajadores; en definitiva, todo tipo de profesionales que aman a Dios y al prójimo y que, respaldados por estos valores espirituales, ejercen su mejor influencia sobre quienes están a su alrededor con toda naturalidad, pero con una clara intencionalidad de bendecir a la gente con la que convivimos a diario.
Escribamos cada día nuevas páginas de bendición a través de nuestra influencia personal, familiar y, si es posible también, comunitaria (y me estoy refiriendo a las iglesias o comunidades cristianas en cualquier parte del mundo). Finalmente, te recuerdo que por la gracia de Dios somos la sal de la tierra y la luz del mundo… esto es realmente emocionante siempre.
0 comentarios:
Publicar un comentario