“No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu.” Efesios 5:18
Una persona que atraviesa una metanoia, una transformación, es una persona llena del Espíritu Santo. Pablo dice: No te embriagues con vino; llénate del Espíritu. Estar embriagado y estar lleno son dos cosas diferentes. Pablo está estableciendo esta diferencia. El que se embriaga no tiene control, pero todo el que está bajo el Espíritu tiene control.
Efesios 5 y 6 describen cómo es una persona que camina en el Espíritu. Una mujer que vive en el Espíritu respeta a su marido. No digas que eres espiritual, si no respetas a tu marido; no hay tal cosa. Si no respetas a tu marido, no eres espiritual, no has sido transformada.
¿Quién es el hombre lleno del Espíritu? El que está dispuesto a dar su vida por su esposa. Ninguna mujer debe casarse con un hombre que no esté dispuesto a dar su vida por ella. Hay hombres que todavía dicen que necesitan su espacio, pero es que el día que se casaron dejó de haber espacio. Así tiene que ser. El hombre deja su vida por su esposa.
El hijo que no obedece no está lleno del Espíritu. Hay jóvenes que cantan y danzan en la iglesia, pero no obedecen a sus padres. Mejor les sería no cantar ni danzar tanto en la iglesia, pero obedecer a sus padres, porque eso es estar llenos del Espíritu de Dios.
Los padres no deben llevar a ira a sus hijos, pero la Biblia dice: Disciplínalos. Una cosa es disciplinar, otra, llevarlos a ira. ¿Qué lleva a ira a tu hijo? Que le exijas algo que tú no vives.
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