Pablo nos aconseja que tengamos pasión, celo, deseos para alcanzar lo que Dios tiene para nosotros. El problema es que, a través de la historia, se nos ha llevado a reprimir las pasiones, nuestros deseos, en vez de canalizarlos para alcanzar lo correcto.
Es triste vivir una vida frustrada, con deseos reprimidos. La frustración llega a consecuencia de que lo que se deseaba, pero no se alcanzó, no se obtuvo. Entonces, se comete el gran error de querer satisfacer estos deseos en una manera incorrecta, tomando malas decisiones.
Todos tenemos el deseo de progresar y tener una mejor vida, pero, cuando no se logra en la manera o en el momento que se desea, hay frustración. El problema está en que, cuando se está frustrado, se acepta cualquier idea, por boba o errónea sea.
Los deseos, los anhelos que tienes, no son malos, sino que la forma en que te conduces para obtenerlos puede ser equivocada. Esto le sucedía a Pablo, que tenía un gran celo por Dios, pero lo canalizaba persiguiendo a los cristianos. Dios no le quitó el celo, la pasión, sino que le cambió el rumbo, pues necesitaba a alguien con esa pasión para hablarles a los gentiles.
Para alcanzar cosas para Dios, necesitas pasión. Si no la tienes y vives frustrado porque en algún momento no alcanzaste algo y tomaste malas decisiones, necesitas una metanoia en tu vida. Ora a Dios para que dé un rumbo a tu vida, y despierte en ti la pasión y comiences a creer en alcanzar cosas para Dios.
En todo aquello que hagas en el orden correcto, en el orden divino para cumplir tus deseos, habrá bendición. Transforma tu vida y tu manera de actuar, no quitando los deseos y pasiones, pues Dios necesita esa pasión dentro de ti, canalizadas correctamente.
Pablo dice que hacen falta celo, inteligencia y pasión, dirigidos al lugar correcto. Hay quienes aman a Dios y sienten pasión por hacer su obra, pero no tienen inteligencia y sabiduría.
Muchos ponen la presión de las frustraciones en los cónyuges, hijos, familiares o hasta jefes, cuando debemos llevarlos ante Dios y cumplir su propósito. La biblia dice que Él quiere darnos los deseos del corazón; pero es el corazón, que ha experimentado la metanoia.
En Salmos 38, el salmista decía: Señor, delante de ti están todos mis deseos y lo que me hace suspirar, no te es oculto. Muchos, cometen errores y pecan, porque no dejan que Dios cumpla sus deseos.
Romanos 13:13 dice: No proveáis a los deseos de la carne. Muchos acusan al diablo por tentarlos, cuando realmente, no es que han sido tentados, sino que ellos mismos han tratado de proveer a sus deseos. Es aquí que se toman las malas decisiones y se abren puertas incorrectas. Se busca las amistades incorrectas, se escriben cosas incorrectas en los medios sociales, conversaciones incorrectas; y todo por satisfacer los deseos de la carne.
No proveas espacio para que tu carne se satisfaga; provee para el espíritu y, de esta manera, Dios proveerá a tu vida.
Dios quiere darte autoridad, a través del Espíritu Santo, para que canalices tus pasiones y vivas conforme a lo ordenado por él.
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