Las escrituras nos llaman a considerar cuidadosamente qué sermones escuchamos y también a considerar cómo escuchamos estos sermones. El escuchar bien es una habilidad no negociable para todo el que entra al edificio de una iglesia el domingo o pone un sermón a través de sus audífonos durante la semana.
La vida, la salud y el crecimiento de nuestras almas están ligados a qué tan bien escuchamos. Sería sabio que periódicamente evaluáramos nuestra propia manera de escuchar la palabra de Dios. Si escuchamos sin tener cuidado podemos desviarnos alejándonos de Dios. Por otra parte, si escuchamos con atención “nadaremos en contra de la corriente del pecado y de la indiferencia.”
“No seas indiferente en tu manera de escuchar la palabra de Dios semana tras semana,” nos advierte John Piper. Si no te está suavizando, salvando, sanando y produciendo fruto probablemente te está endureciendo cegando y cauterizando. Es demasiado fácil caer en lo que las escrituras llaman “tardo para oír,” escuchar sin fe y ver poco o ningún fruto moral en nuestras vidas como resultado. Tal como Jesús deja claro, finalmente es cómo escuchamos lo que revela quiénes somos (Juan 8:43, 47, 10:4, 27).
Éstos son sólo algunos de los puntos de este libro que se compone de cinco manuscritos de sermones inéditos del ministerio de predicación del pastor John Piper de la Iglesia Bautista Bethlehem en Minneapolis Minnesota. Esta selección cubre un periodo de 14 años (los sermones más viejos fueron tomados de 1984 los más recientes de 1998). Los cinco manuscritos seleccionados son publicados aquí como cuando fueron predicados.
No dudamos que el pastor John preferiría volver a trabajar estos manuscritos en su estilo y aún estructuralmente en diversas maneras para que sean más fáciles de leer. Sin embargo creemos que estos manuscritos de sermones en su estado presente de desarrollo están suficientemente claros para beneficiar a los lectores ahora. Donde sea necesario explicar algo, se han agregado anotaciones al pie de la página. Oramos que este recurso sirva para reflexión personal al considerar el mandamiento de Jesús de “tener cuidado cómo escuchas.”
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