Algo que vemos en 1 de Samuel 9, es que Samuel consultó a Dios. Si Dios fuera autoritario, controlador, si gobernara cada decisión, si todo estuviese bajo su designio y totalmente controlado por él, no habría necesidad de consultarle. Pero, cuando vemos la palabra, vemos hombres y mujeres que –como Samuel– a través de su historia, tomaron la decisión de consultar a Dios en ciertos momentos de sus vidas; mientras que otros, lamentablemente, decidieron no hacerlo.
Si decides no consultar a Dios, corres varios peligros. Entre ellos, te corres el riesgo de regresar a tu lugar de partida con las manos vacías.
Muchas personas caen en culpabilidad, en condenación, en alguna tristeza en su vida, y piensan que la manera de arreglar todas las cosas es darle para atrás a todo. Creen que tienen que empezar en cero por las malas decisiones que se tomaron y porque hay unas consecuencias y salieron sin consultar a Dios. La realidad es que, por lo general, quien dice “voy a empezar de cero” lo dice porque siempre ha estado en cero; pero, aquel que ha tenido algo, no quiere empezar en cero.
A veces, hacemos como hizo Saúl; decimos: Vamos a volver atrás; pero, después que llegas en un sitio, ya estás ahí y no hay vuelta atrás. Ahora, si ya cometiste el error de comenzar sin consultar a Dios la primera vez, ¿por qué vas a cometer el mismo error ahora? ¿Por qué ahora vuelves a tomar la decisión de no consultar a Dios?
Lo mejor que puedes hacer en el día de hoy es decir: Señor, dime cómo puedo hacer que esto funcione, cómo puedo hacer que esto cambie, cómo lo corrijo; no comencé contigo y, al principio, no tome las decisiones correctas, pero, desde ahora, decido consultar contigo y no voy a desperdiciar estos años de mi vida porque he caminado y construido algo hasta este lugar y no lo voy a desperdiciar; dime qué es lo que tengo que hacer, hacia dónde me tengo que mover.
Puede que las decisiones que has tomado no sean la intención de Dios para ti, pero ya las tomaste. Ahora, si decides regresar, procura no cometer el mismo error de no consultar a Dios, porque habrás perdido el tiempo. Consulta con Dios, y ve qué es lo él quiere hacer contigo desde este punto.
Haciendo esto, solucionarás muchísimos problemas en tu vida.
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