En 1 Corintios 7:21, Pablo nos dice: ¿Fuiste llamado siendo esclavo? No te dé cuidado.
No menosprecies el hecho de que Dios te haya llamado en la condición en la que te encuentras. No es que no aspires a más, pero no des por menos el llamado de Dios para tu vida, simplemente porque no estás en el lugar al que deseas llegar.
Si menosprecias el llamado que Dios te ha hecho desde el lugar en que te encuentras, nunca podrás alcanzar un nuevo nivel en tu vida. Hay gente que piensa que saliendo de su condición de esclavo es que pueden ejercer su llamado, pero Pablo dijo que no es así. Desde el lugar en que estás, acepta el llamado y celébralo, siempre procurando alcanzar más y prosperar. Procura tu libertad; mientras más puedas alcanzar, mejor; pero no menosprecies el lugar de donde Dios te ha llamado.
Mantente en el lugar que estás, consagrándote para Dios. Él quiere usar el lugar menos esperado para su gloria y honra; el problema está en que lo menospreciamos.
¿Por qué la gente menosprecia el lugar de donde Dios los llamó? Porque no le ven futuro al lugar en el que se encuentran. Reducen el llamado de Dios a la condición en que están y no ven el potencial de lo que él puede hacer desde allí.
En Proverbios 22:29, dice: ¿Has visto hombre solícito en su trabajo? Delante de los reyes estará; No estará delante de los de baja condición.
El que hace su trabajo con excelencia, el que sabe usar el talento que Dios le ha dado y es solícito en él, recibirá promoción de parte de Dios.
Dios ungió a David cuando tenía 17 años, y lo separó para su ministerio, para ser rey. David no llegó al reinado, sin antes pasar por varios procesos. En una ocasión, cuando Saúl tenía un espíritu que lo perturbaba, los sirvientes le dijeron: Manda a buscar a alguien que toque el arpa y cante. El rey les pide que lo hagan, pero que fuese alguien que tocara bien. Lo que llevó a David a estar cerca del trono no fue su unción, sino su talento, y el hecho de que lo ejercía con excelencia.
Puedes ser el más ungido del mundo y, si no eres excelente en lo que haces, no se te abrirán puertas delante de gente grande, de los que tienen influencia. Por eso, tienes que ser solícito en lo que Dios te ha mandado a hacer, ya sea en tu trabajo o en cualquier lugar; aunque no veas que en él tienes futuro, trabaja con excelencia; Dios te va a promover.
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