Cuando el pueblo
de Israel estuvo cautivo en Babilonia, Dios le dijo que construyeran casas, plantaran
huertos, se casaran, tuvieran hijos, le buscaran esposos, esposas y se
multiplicaran, y que no se dejaran engañar por los falsos profetas. Continúa Dios diciéndoles que, cuando pasaran
los 70 años de cautiverio, entonces les visitaría y despertaría en ellos la
buena palabra para que regresaran.
Entonces es que les dice “Porque yo sé los pensamientos
que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz y no de mal,
para daros el fin que esperáis.”
Dios quiere que,
en medio de los problemas y de situaciones difíciles, no te detengas en hacer
planes y seguir hacia adelante. Muchos hoy
en día han dejado de hacer planes porque se encuentran en situaciones difíciles
y en grandes problemas. Pero Dios dice
hagan planes; construye, multiplícate aun en medio de los problemas económicos
que hay en el mundo. Otros cuestionan
para qué construir en un lugar en el que están presos, para qué si Dios los va
a sacar de ese lugar. Pero tú, mientras
estés en ese lugar, vive bien, vive con la expectativa de los planes que Dios
tiene acerca de ti.
El problema es
que muchos esperan salir de la cautividad para hacer planes y viven en un
estado inerte. No vivas más con el
recuerdo de lo que pudo ser y no fue.
Sólo la gente de fe toma riesgos en momentos difíciles y son los que
reciben recompensas en sus vidas.
Planifica y haz lo que siempre has
querido hacer. Termina tus estudios,
construye, cásate, ten hijos, ten la empresa que siempre has querido, porque
Dios te dice, yo sé los pensamientos que tengo acerca de ti, pensamientos de
bien para darte el fin que esperas.
Entiende que, en
medio de la cautividad y de los problemas, algo tiene que desatarse en tu
vida. Corre, grita, alégrate y declara
que los planes de Dios se van a cumplir en tu vida en el nombre de Jesús. Y, si fracasas, te levantas y vuelves a
tratarlo, porque no puedes mantener tu mente con pensamientos de derrota. Vive y camina sabiendo los pensamientos que
Dios tiene de ti, porque es esto que hace la gran diferencia.
No limites lo
que Dios puede hacer en tu vida. Comienza
a creerle a Dios. Quizás te tome unos
meses o varios años pero, si no empiezas hoy, nunca lo vas a tener. Vive creyendo que Dios te lo va a dar.
Declara la palabra de Dios sobre tu vida.
Haz planes de vida.
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