DE TIERRA DESOLADA A TIERRA FERTIL

En ocasiones, culpamos a Dios de las circunstancias por las que estamos pasando, sin darnos cuenta de que la condición de nuestro corazón es la que ha provocado que el lugar que Dios nos había dado como promesa se convierta en un lugar estéril.  Muchos se preguntan qué es lo que Dios está haciendo con ellos, mientras Dios, mirando su corazón pregunta: ¿Qué estás haciendo con el lugar que te di? Dios está esperando un cambio de actitud, un cambio de corazón, para que puedas restaurar el lugar donde él te había dicho que te iba a prosperar, que te iba a bendecir.
En Lamentaciones 5:18, nos habla de Sion desolada. Desolada quiere decir en opresión, abandonada, perdida.  En el mundo espiritual, la desolación es el nivel emocional en que pueda estar una persona por circunstancias adversas en su vida. 
Para los habitantes en la antigüedad, la tierra era muy importante.  Dios saca a Abraham de casa de sus padres prometiéndole que le daría una tierra y le haría una gran nación.  Dios le promete a Isaac que le daría una tierra.  También le promete a Jacob que lo llevaría al lugar donde estaba establecida la promesa de Dios para él.  La lucha de Josué fue por un pedazo de tierra que Dios le había prometido.
Sin embargo, hoy día los únicos que no quieren tierra son los cristianos porque solo anhelan el cielo prometido en la vida eterna.  Hoy día el mundo está en guerra por pedazos de tierra.  Aquellos que entienden que hay un lugar para sus vidas son gente que aprende a vivir ubicada.  Uno de los problemas que tiene el ser humano es la falta de ubicación. La gente desubicada es gente que no sabe el tiempo ni espacio en que vive.  Hay personas que, aun en la iglesia, viven desubicados porque siguen aferrados a un pasado.  Para que Dios haga algo contigo, tienes que llegar a un lugar espiritual y emocional donde te ubiques y, cuando te conectes, entonces es allí que Dios te bendice.
Aun Dios se ubicó en la tierra para que el hombre habitara junto a él.  Cuando el hombre peca, Dios mora en una carpa con Moisés, luego mora en el templo de Salomón.  Es su deseo habitar en nosotros.  Por eso nos dice que va a preparar moradas.  En el contexto original, nos dice: Yo me voy hacer moradas para habitar en cada hombre, en cada corazón, que me lo permita.  Moraré en él, y él en mí, eternamente.
Comenzamos a tener problema cuando no nos damos cuenta de que, aunque hay un lugar prometido para nosotros, nuestra condición espiritual y emocional puede hacer de este lugar un lugar desolado. A veces, por la desolación de nuestro espíritu, hacemos de nuestros lugares de promesa lugares estériles.  En Génesis, si miramos la historia de Abraham, Isaac y Jacob, los tres pasaron momentos difíciles de hambre, y vivieron en la misma tierra. Pero el único que logró tornar el lugar estéril en un lugar de bendición fue Isaac. Por el contrario, Jacob, por la condición de su corazón, no podía disfrutar de las bendiciones de Dios.
En Lamentaciones, vemos que el pueblo de Israel no tenía el corazón correcto e hizo de Sion un lugar desolado.  Dios le había dicho que no trabajaran la tierra en el séptimo año para que la tierra descanse, pero no fueron obedientes y convirtieron esa tierra en una tierra infértil. Entonces, tuvieron que irse a Babilonia por 70 años, en lo que la tierra se recuperaba.  Ya en Babilonia, se quejaban de Dios, preguntando: ¿Qué hace Sion desolada? Cuando la pregunta debió ser: ¿Qué hicimos para convertir el lugar que Dios nos había prometido, en un lugar desolado? 
¿Qué has hecho para llevar el matrimonio, la familia, el negocio, el ministerio, a la desolación?
Medita, busca en tu interior, qué es lo que se has hecho, para que el lugar que Dios te había prometido lo hayas convertido en un lugar desolado.   Matrimonios desolados, negocios desolados, relaciones desoladas, hasta ministerios desolados, simplemente porque no hay un corazón correcto. 
Tórnate a Dios.  Di: Señor transforma mi corazón, no quiero desperdiciar el lugar que tú me has posicionado y malgastar la bendición que me has dado.   Y Dios cambiara tu tierra estéril, en una tierra fértil de bendición.

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