“Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia . . . ” (Colosenses 3: 23-24).
Escuché a alguien decir en una ocasión: “El trabajo es honra”. Y bien que lo es. Hay una extraordinaria satisfacción en realizar una tarea productiva a cambio de la cual ganamos nuestro sustento y el de nuestra familia. El sentirnos productivos nos causa una agradable sensación de bienestar que nos motiva a hacer un mayor esfuerzo para realizar nuestros sueños. Nos hace sentir capaces. ¿Recuerdas tu primer empleo? Haz un esfuerzo y recuerda el momento cuando recibiste la paga por tu primera semana de trabajo. Aquellos de ustedes para quienes eso fue hace más de veinte o treinta años atrás, recordarán lo poquito que les pagaron. ¿Pero recuerdas lo contento que estabas aún con lo poco que era? Fue así porque te sentías productivo y motivado. Estabas haciendo algo nuevo. Te estabas relacionando con nuevas personas. Posiblemente al principio, estabas algo temeroso o tímido, pero una vez tomaste confianza y dominio de tu trabajo, estoy segura de que te sentías muy bien.
¿Cuánto te duró esa sensación de bienestar? ¿Seis meses? ¿Un año? Lamentablemente a algunos les dura menos que eso. La realidad es que eso depende de la actitud que demuestres hacia ese trabajo. Es un hecho que existen trabajos más simples y otros más complejos o de mayor concentración; unos con más remuneración y otros menos remunerados. Erróneamente, la mayoría de las personas piensan que los trabajos de mayor remuneración económica son los que nos causan mayor satisfacción, pero esto no necesariamente es así.
Nuestra actitud hacia las tareas que tenemos que hacer como parte de nuestro trabajo, es vital para sentirnos contentos y motivados en todo momento. Si miramos ese trabajo como una bendición que no todos tienen, lo valoraremos mejor. En estos tiempos, donde el por ciento de desempleo es tan alto, hay cientos de personas pretendiendo la misma posición que tú ocupas. Sin embargo, es muy normal que con el pasar de los años, al mantenerte en un mismo trabajo, caigas en un estado de aburrimiento o desmotivación por las tareas que realizas. Posiblemente los conflictos laborales que enfrentas diariamente te han causado un sentimiento de frustración tal, que no te permite demostrar entusiasmo por lo que haces. Es muy posible que el desánimo se apodere de ti. Si por el contrario aplicas a tu vida el consejo de Pablo a los Colosenses y comienzas a interiorizar que haces lo que haces para Dios y no para los hombres, verás una gran diferencia. Si comienzas a ver tu trabajo como un acto de complacer a Dios y los problemas laborales que enfrentas a diario como parte del adiestramiento que viene de Él para formar tu carácter, realizarás las tareas con una actitud positiva, no importa cuáles sean.
Esto no significa que tienes que quedarte en ese empleo para siempre aunque no estés totalmente satisfecho con el mismo. No hay nada de malo en aspirar a cosas mejores. Si no estás satisfecho con las tareas que realizas o con la compensación económica que recibes, pero no tienes el valor de decirlo a tu jefe para ver si las circunstancias pueden cambiar o ya se lo hiciste saber y no ha pasado nada, no te desesperes. Llénate de la paz de Jesús y actúa con discreción y prudencia. No es saludable comenzar a divulgar tu insatisfacción entre tus compañeros, ni tampoco murmurar y conspirar en contra de tu patrono. Al fin y al cabo, mucho o poco, él te brinda la oportunidad de ganarte el sustento para ti y tu familia. Como dice un viejo refrán: “No muerdas la mano del que te da de comer”. Eso no es sabio. Mejor aún, mientras buscas otro empleo, posiblemente más cercano a su hogar o con mejor remuneración económica, desempéñate en el que ahora tienes como si fuera para Dios.
Oración
Padre bueno que estás en los cielos, tú eres mi proveedor. Me dispongo, con tu ayuda, a encontrar motivación en toda tarea que se me asigne en mi área de trabajo. Lléname de tu paz ante las situaciones adversas que me puedan llegar dentro del área laboral. Me esforzaré por desempeñarme de manera que te sientas orgulloso.
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