Dios miró desde la eternidad. Él la vio. Vio todo lo que había creado y todo lo que crearía alrededor de usted. Vio la necesidad específica que usted estaría destinada a llenar en este mundo. Vio todo el conjunto de rasgos y habilidades que necesitaría usted para que se cumpliera el propósito de Dios en su vida. Sabía qué tipo de ambiente seria necesario para que usted desarrollara apropiadamente los dones que Él le daría. Dios miró … y entonces creó. ¡Él la creó a usted!Y vio Dios que su creación era buena. ¿Tiene usted la misma opinión de sí misma?
Es importante que usted aprecie la forma en que Dios la creó, porque otros la van a tratar de la misma manera que usted se trate a sí misma. La van a respetar solo hasta el grado en que se respete usted a sí misma. Si usted atrae a personas que no la tratan bien, siento decirle que usted es la principal sospechosa en este caso, ¿Qué tipo de mensaje envía usted que les permite tratarla tan mal?A fin de que la gente la trate bien, debe haber algo en lo profundo de su ser que envíe una señal que diga: «Soy alguien, porque Dios me hizo para ser alguien.
Puede que no tenga veintiún años o vista una talla siete. Puede que tenga setenta y uno y vista una talla veintisiete. Pero soy alguien». Cuando usted envía una señal como esa, la gente la capta. Hay algo que exuda su espíritu que realza su presencia en medio de la gente. Una cualidad de la fuerza interior es lo que la hace atractiva; lo que hace que otras personas la reconozcan, le presten atención; lo que las mueve a preguntar cuando usted entra en una habitación: «Quién es ella».
No preguntan porque su vestido sea muy elegante, sino debido al magnetismo que emana de su carácter. El proyectar ese tipo de fuerza no es arrogancia ni orgullo. Es un saludable sentimiento de autoestima y el poder del Espíritu de Dios que usted lleva adentro. La forma en que se aprecia a sí misma ejerce un impacto sobre todo lo que usted hace. Afecta la forma en que usted se sienta en un aula, o solicita un trabajo, o le habla a la gente en una actividad social, o lleva a cabo el ministerio que Dios le encomendó. Puede aun afectar la forma en que ora y la manera en que estudia la Palabra de Dios. Si piensa que no es nadie, que no tiene valor ni futuro, va a orar con menos poder y va a suponer que las promesas de Dios son para todo el mundo menos para usted. Dios quiere que aprecie lo que quiso que usted fuera cuando la creó y que desarrolle lo que le dio.
No quiere que trate de cambiar lo que le dio por lo que dio a otro. Usted es una combinación única de talentos y dones y carácter; y le corresponde un destino único sobre la tierra. ¡Usted es alguien!
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