En la parábola del hijo pródigo, podemos ver cómo un pensamiento incorrecto lo llevó a tomar decisiones incorrectas y tener resultados incorrectos. Pero también podemos ver que la misma persona tuvo un pensamiento correcto, tomó decisiones correctas y tuvo resultados correctos.
En ocasiones, hay situaciones que no se resuelven por una guerra espiritual, porque son situaciones que llegaron a tu vida por darle lugar a pensamientos incorrectos.
La biblia dice, en Romanos 12:1-2: No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. Tu mente necesita ser transformada con los pensamientos correctos de Cristo porque, de la renovación de tu mente, dependerá tu experiencia con Dios. Tendrás laexperiencia que tu mente pueda concebir.
El hijo pródigo comenzó a cambiar, cuando analizó y pensó: No puedo seguir viviendo de esta manera. Entonces, volvió en sí. No fue sino hasta que se encontró entre los cerdos que esto pasó. En ese momento, pudo haber pensado: Hasta aquí llegué; ni modo, aquí me quedaré; estoy como Dios quiere. Pero no fue así, sino que tuvo un pensamiento que le abrió sus ojos. Pensó: Este no es mi lugar; yo tengo un padre en cuya casa aun el más pequeño come mejor que lo que estoy comiendo. Este pensamiento lo ubicó en el lugar que Dios tenía para él.
No se trata de negar una situación existente, con pensamientos positivos. Algunos, estando enfermos, dicen: No estoy enfermo; cuando el pensamiento correcto es: Esta enfermedad no es de Dios y la rechazo. Otros, si están en escasez, creen que el pensamiento correcto es: No estoy en escasez; cuando lo correcto es decir: La escasez no es de Dios, porque él quiere abundancia para mi vida. Lo que hizo que el hijo pródigo volviera en sí, fue reconocer que estaba peor fuera de la casa del padre.
Cuando tenemos el pensamiento correcto de Dios en nuestras vidas, lo que sigue es tomar la acción correcta. El hijo pródigo se levantó y fue a la casa del padre.
La biblia nos habla de dos situaciones ante las que tenemos que levantarnos. Cuando las cosas están sucediendo mal a nuestro alrededor, y no nos damos cuenta, esto es estar dormido. La biblia dice: Levántate tú que duermes y te alumbrará Cristo. También, la biblia nos dice que hay que levantarse cuando hemos caído.
Si, en algún momento, has caído y te has equivocado por darle lugar a los pensamientos incorrectos, hoy es el día para que pongas los pensamientos correctos de Dios en tu vida, declarando y creyendo lo que dice la biblia en Miqueas 7:8: Tú, enemiga mía, no te alegres de mí, porque aunque caí, me levantaré.
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