En Juan 11:20-27, después de la muerte de Lázaro, el Maestro llega 4 días tarde a su tumba. Cuando Cristo llega, le sale Marta al encuentro, mientras que María se queda en la casa. María, la que había estado a los pies de Cristo, ahora se queda en la casa porque piensa que no hay esperanza, se queda adentro con aquellos que lloraban y se lamentaban.
Marta, la que un día quizás Cristo amonestó, tiene un grande problema, porque se para frente a Cristo y le dice: Si hubieras estado aquí, esto no hubiera pasado. Él le dice: Pero estoy aquí, tranquila; tu hermano va a resucitar; a lo que ella le dice: Yo sé que resucitará en el día postrero. Esto demuestra que Marta estaba pensando en el pasado y lo postrero. Pero, cuando Cristo le dice: Yo soy la resurrección; trae a Marta a pensar en el presente.
Marta tenía este predicamento: Si hubiese pasado aquello, esto no hubiera pasado; pero sé que, algún día, tú harás algo por mí.
Cuanta gente hoy está lamentándose, y lo único que dice es: Si hubiera pasado aquello, hoy yo no estaría aquí. Y se lamentan porque piensan que están donde se encuentran porque algo no pasó como esperaban. Dicen: Si no me hubieran robado aquel día, yo no estuviera aquí; si no me hubieran lastimado aquel día, yo no estaría aquí; si hubieran hecho esto por mí aquel día, no estuviera aquí.
No puedes hacer nada con eso; lo único que puedes hacer es traer a tu aquí, a Aquel que puede resucitar tu vida hoy y darte la esperanza de vivir un tiempo diferente, a pesar de lo que haya pasado. Cristo le dio a Lázaro la capacidad de vivir y culminar su vida con una experiencia de haber estado muerto y ahora tener vida. Es diferente vivir sabiendo que estabas muerto y ahora tienes vida porque, cuando lo sabes, vives diferente.
Dios te ha dado una nueva esperanza en tu vida. Decide hoy vivirla al máximo.
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