Una de la frustraciones de una persona es querer moverse hacia al frente y sentirse que lo están agarrando. Tiene que haber un momento en tu vida donde entiendas que un día estarás suelto, que no te podrán retener, que eso que hoy está tratando de detener tu vida un día te tiene que soltar. Lo que estás viviendo en el día de hoy no te puede tener amarrado el resto de tus días. Hoy es el día de libertad para ti.
En Hechos 2:24, cuando dice la expresión “suelto los dolores de la muerte”, también se refiere a los dolores de parto. La muerte para Cristo era como el dolor de parto, la muerte para Cristo no era el final. No debemos tener miedo a la muerte.
Pablo decía: Para mí vivir es Cristo y el morir es ganancia. En otras palabras: Cuando la muerte piensa que ha tenido la victoria, es cuando más vivo estoy, porque estoy delante de la presencia del Señor. Por eso es que podemos decirle a la muerte, ¿dónde está oh muerte tu aguijón? ¿Dónde esta eso que me perturba por tanto tiempo?, ¿dónde oh sepulcro tu victoria? La muerte piensa que te tiene acabado, pero tienes que entender que la tumba que preparó para ti, es el mismo lugar donde vas a enterrar a lo que te ha querido enterrar.
Cuando la mujer comienza a tener dolores de parto, la mujer no puede retenerlos. Luego que se rompe la fuente, no hay vuelta atrás. Algunos de los dolores que estás experimentando son porque te están queriendo decir: Sales porque sales.
Hay gente que quiere quedarse en el lugar en que se encuentra, porque no ha entendido que hay dolores que le impulsan a un nuevo nivel. Hay dolores que te dicen: Tienes que salir de esta, ahora vas a tener que respirar por ti mismo, ahora vas a tener que comenzar a crecer. Ya no vas a estar cubierto, pero vas a tener una nueva vida en ti mismo.
Los dolores que estás experimentando no son dolores para mantenerte dentro, sino son dolores que te dicen que llegó el momento en el que tienes que salir, que tienes que moverte hacia adelante. Lo que sucede es que, por alguna razón u otra, nos acostumbramos a vivir en el dolor, en esa condición. Por alguna razón, a veces recibimos mayor satisfacción mientras estamos en ese lugar, cuidados o lo que parece ser cuidados, como el vientre de una madre, a oscuras, en vez de enfrentarnos a la nueva vida que Dios tiene para nosotros.
Cuando Dios dice que llegó el momento de salir, no hay nada que lo impida.
Suelto los dolores de parto, suelto los dolores de muerte, decía que nada lo iba a impedir. La vida de un resucitado es la de alguien que tiene una nueva vida en Cristo. El proceso por el que has estado pasando es simplemente parte de lo que Dios quiere hacer contigo y hacia donde Dios te quiere llevar.
Esos dolores que has experimentado no son para detenerte, sino la señal de que ha llegado el momento de que llegues a una nueva vida, a un nuevo yo, a una nueva persona. Ese matrimonio tiene una nueva restauración, llegó el momento de que tus finanzas tengan una nueva libertad, llegó el momento de que empieces a experimentar una nueva vida.
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