Mi Hijo sanó toda enfermedad; sin excepciones. No había nada demasiado difícil para Él. No permitas que el enemigo o tu médico te digan que no puedes ser curado. Podría ser incurable para un médico, pero no es incurable mediante el poder y la autoridad de mi Hijo. Mi Hijo sanó a todos los que estaban enfermos, echó a los espíritus con una palabra, y liberó a muchos que estaban poseídos por demonios. Cuando Él envió a sus siervos, les dio poder sobre espíritus inmundos, para expulsarlos y sanar todo tipo de enfermedad y de mal. Él les dijo que dieran gratuitamente, porque mi Hijo les dio gratuitamente. Extiende tu mano para sanar a otros, como yo te he sanado. Muestra a mi pueblo las señales y maravillas que pueden ser hechas en el nombre de mi Hijo Jesús.
Lee Mateo 8:16; Hechos 4:30
Declaración en oración:
Padre, alabo tu nombre porque tú no quieres que tus hijos estén enfermos o tengan dolor. Gracias por llenar mi vida de bendiciones y vida abundante. No es tu voluntad que nadie tenga enfermedad y dolor, y confiaré en ti para mi sanidad, y para la sanidad de aquellos a quienes tú me envíes con el mensaje de tu Reino.
Mi Hijo fue despreciado y rechazado por los hombres, varón de dolores y experimentado en tristezas. Él fue despreciado, y el mundo no le estimó. Él llevó tus dolores y tus tristezas. Él fue golpeado y afligido. Él fue herido por tus transgresiones y tus iniquidades. El castigo de tu paz fue sobre Él, y por sus llagas eres sanado. Pero Él resucitó victorioso sobre la enfermedad, el mal y el sepulcro, y mediante su muerte y resurrección, Él ha comprado tu salvación y tu sanidad.
Lee Isaías 53:3-5
Declaración en oración:
Padre, por las llagas de Jesús soy sanado. Él tomó mis enfermedades; Él llevó mi dolor. Creo que es la voluntad de Dios para mí que sea sanado. Cuando los enfermos acudían a tu Hijo Jesús en la tierra, Él expulsaba los espíritus con una palabra, y sanaba a todos los enfermos. Debido a tu gran fidelidad a tus hijos, pongo mi confianza en ti y en que si ellos fueron sanados entonces, también tú nos sanarás en el presente.
Cuando las multitudes que tenían enfermedades y dolores acudían a mi Hijo, Él imponía las manos a cada uno de ellos y los sanaba. Cuando la mujer que tenía un espíritu de enfermedad durante dieciocho años llegó a Él, incapaz de incorporarse, Él la llamó a acercarse, le impuso sus manos, e inmediatamente ella se puso derecha. Cuando mi siervo Pablo vio que el padre de uno de sus seguidores estaba enfermo, oró, le impuso sus manos y lo sanó. Mi poder de sanidad está a disposición de mi pueblo mediante la imposición de manos. Confía en mi capacidad de sanar a mi pueblo mediante la imposición de manos.
Lee Mateo 19:15; Lucas 13:11-13; Hechos 28:8
Declaración en oración:
Padre, permite que tu poder sanador fluya a mí y por medio de mí mediante la imposición de manos. Dame fe para creer en tu poder, y muéstrame quiénes son tus humildes siervos que pueden ayudarme a encontrar mi sanidad imponiéndome las manos. Equípame con tu poder y autoridad para que pueda yo satisfacer las necesidades de quienes acudan a mí y me pidan que ore por su sanidad.
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