Actualmente existe una buena tendencia que nos invita a tener un estilo de vida más saludable, lo cual logramos por medio de la alimentación balanceada, el descanso y la práctica del ejercicio físico, todo esto para lograr una mejor calidad de vida. Cuando entrenamos logramos tener músculos más fuertes, la circulación de nuestra sangre mejora y nos vamos a sentir físicamente mucho mejor, ya que liberamos endorfinas (llamadas las hormonas de la felicidad).
Así como entrenamos en la parte física debemos de sacar todos los días un espacio necesario para nuestro entreno espiritual, acá comparto algunos puntos vitales.
1. Calentamiento: Son ejercicios previos que debes de hacer para ir acondicionando el cuerpo para que resista sin producirse algún daño por movimientos más rudos. Sino calentamos podríamos lesionar un músculo o tendón de nuestro cuerpo.
“Querido hermano, oro para que te vaya bien en todos tus asuntos y goces de buena salud, así como prosperas espiritualmente” (1 Juan 1:2).
El mejor resumen del crecimiento espiritual es parecerse más a Jesucristo. Si relacionamos el calentamiento con nuestra vida, podríamos decir que es esa preparación espiritual al saber que es el deseo de Dios que cada uno de nosotros crezca de manera integral.
Para que ocurra el crecimiento espiritual, primero necesitamos asegurarnos que poseemos una vida verdaderamente espiritual a través de la fe en el Señor Jesucristo. "Y este es el testimonio: Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en Su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida" (1 Juan 5:11-12).
El crecimiento espiritual sólo puede ocurrir en una persona que conozca al Señor Jesucristo como su Salvador.
Aprender cómo crecer espiritualmente es un viaje de toda la vida, el cual ocurre cuando usted lee y aplica la Palabra de Dios en su vida.
Para que ocurra el crecimiento espiritual, debemos ser enseñados, redargüidos, corregidos, e instruidos por la Palabra de Dios. Luego, estaremos completamente equipados para toda buena obra.
¿Cuáles son los resultados?
El crecimiento espiritual es un proceso de toda la vida, de manifestar menos los hechos de la carne (Gálatas 5:19-21) y de producir más y más el fruto del Espíritu (Gálatas 5:22-23).
Note que es el Espíritu Santo el que produce el fruto en nosotros. Sí, debemos someternos a la guía del Espíritu, pero es el Espíritu el que produce el fruto del crecimiento espiritual en nuestras vidas.
2. Descanso: Cuando tenemos un entrenamiento físico también se aconseja tener como mínimo un día de descanso a la semana, ya que esto ayudará para que los músculos puedan estar en reposo y los resultados sean mejores. El descanso físico debe incluir dormir bien, es decir, entre siete y ocho horas, ya que así se recupera la energía que se ha gastado.
Lo mismo sucede en la vida espiritual, en donde necesitamos descansar de nuestras cargas emocionales. Esto lo logramos por medio de la oración. Orar es hablar con Dios, y para hablar con Dios es necesario que creas que Él es y que está para galardonar a los que le buscan. En otras palabras, tienes que tener fe en el Dios de amor. "Sin fe es imposible agradar a Dios..." (Hebreos 11:6).
Solo podemos establecer esa relación de amistad con Dios a través de Jesucristo, quien tomó nuestro lugar en la cruz para que pudiéramos tener paz con Dios. ("Nadie viene al Padre...sino por mí" [Juan 14:6].) Por eso, oramos al Padre en el nombre de Jesús. Y como no sabemos pedir como conviene, necesitamos la asistencia del Espíritu Santo, quien nos ayuda en nuestra debilidad intercediendo por nosotros conforme a la voluntad de Dios (lea Romanos 8:26-27).
Cuando oramos afirmamos nuestra fe, confirmamos lo que somos en Cristo, reconocemos nuestra debilidad, dependencia, necesidad de Él y fortalecemos los lazos de amistad con nuestro Salvador.
3. Alimentación balanceada e hidratación: Todos necesitamos alimentarnos bien, de lo contrario moriremos, igualmente nuestro cuerpo está compuesto por un 70-80% de agua, sino nos hidratamos nuestros órganos se pueden ver alterados y dañados.
Nuestro alimento espiritual lo encontramos en la Biblia, la cual es de origen griego y proviene de la palabra biblioteca o sea libros, por lo que decimos que es un conjunto de libros que con el pasar de los siglos se fue formando en forma oral y escrita. Sabemos que fue escrita alrededor de los años 1250 a. C. y fue finalizada cien años después del nacimiento de Jesús.
“Toda la escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (2 Timoteo.3:14-17).
“...No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mateo 4:4).
¿Qué debemos de hacer para estar alimentados espiritualmente?
Estudia: Nunca comiences un día sin leer mínimo un versículo de la Biblia.
Ora: Tienes acceso directo a la presencia de Dios, clama a Dios quien siempre te escucha.
Anota: La verdad que Dios te enseña, anótala al margen de tu Biblia o en tu libreta.
Practica: La verdad que has recibido en la mañana, vívela durante el día.
Comparte: Trata de compartir con alguien lo que has aprendido.
Toma la decisión de entrenar todos los días, cuida tu salud física y espiritual, si lo haces lograrás tener grandes resultados. La fe se ejercita cuando asumes desafíos y decides creer más allá de lo que tus ojos pueden ver.
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