Los pensamientos suelen transformarse en palabras. Las palabras que utilizamos tienen un tremendo impacto. De hecho, la Biblia nos habla del poder que hay en nuestra lengua y de lo que sale por nuestra boca (Proverbios 18:21). Tenemos impacto sobre los demás, pero el impacto mayor es sobre nosotros mismos.
Te invito a que cada día repitas estas palabras. No te canses de hablarlas hasta que sientas que dejas ir eventos dolorosos, en el poderoso nombre de Jesús.
Yo soy libre de todo dolor, iras y temores,
en el nombre poderoso de Jesús.
Decido que reacciono como si hubiera encontrado un tesoro
porque perdono.
Dejar ir me hace sentir feliz y sin cargas.
Decido no sufrir más por cosas que ya no tienen importancia.
Decido no sufrir más por cosas que ya no puedo cambiar.
Dejo ir, sin resentimiento.
¡Vivo libre, vivo feliz!
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