EL REINO DE DIOS

Si preguntaras a cien cristianos diferentes lo que es el reino de Dios, probablemente recibirías unas cincuenta respuestas diferentes. La creencia más común es que el reino de Dios es la Iglesia. Aunque esto sea en parte verdad, no es toda la verdad. La verdad es que la Iglesia está en el reino, pero que el reino es mucho más amplio que la Iglesia. La Iglesia es el factor principal, su representante con la autoridad del reino; pero el reino de Dios es mucho más que la Iglesia. Engloba todo lo del reino de Dios en el cielo y en la Tierra. Esta es tal vez la verdad más malentendida en la Biblia y es algo que el enemigo ha hecho para causar confusión a la Iglesia respecto a su misión. Por amor a la claridad, déjame definir el término reino (Kingdom). En inglés* proviene de dos palabras—king (rey) y domain (dominio). 

La Biblia nos enseña en Apocalipsis 19:16 que Jesús es el Rey de reyes. Apocalipsis 1:5 llama a Jesús “el príncipe de los reyes de la tierra”, refiriéndose a los gobernantes en la tierra ahora mismo. Jesús declaró ser rey en Juan 18:37. Pablo le llama el “único Potentado, el Rey de reyes, y Señor de señores” (1 Timoteo 6:15). Efesios 1:21 dice que Jesús está muy por encima de todo principado y poder, y fuerza, y dominio y de todo nombre que es nombrado, no solamente en este mundo, sino también en el venidero. Filipenses 2:10-11 ordena a toda rodilla a arrodillarse y a toda lengua a confesar que Jesucristo es Señor en el cielo y en la Tierra. El Salmo 24:1 nos dice que “la tierra es del Señor”. Salmo 96:10 declara que Dios reina entre las naciones. Numerosos salmos han declarado el gobierno de Dios sobre la Tierra una y otra vez. Siendo las Escrituras tan claras en este asunto ¿por qué entonces la confusión? ¿Por qué tantos cristianos viven y actúan como si el gobierno de Dios sólo fuera para la Iglesia o para la próxima vida? ¿Podría ser porque hay una mala interpretación de las Escrituras? Vamos a ver algunos ejemplos: 

En otro tiempo ustedes estaban muertos en sus transgresiones y pecados, en los cuales andaban conforme a los poderes de este mundo. Se conducían según el que gobierna las tinieblas, según el espíritu que ahora ejerce su poder en los que viven en la desobediencia. En ese tiempo también todos nosotros vivíamos como ellos, impulsados por nuestros deseos pecaminosos, siguiendo nuestra propia voluntad y nuestros propósitos. Como los demás, éramos por naturaleza objeto de la ira de Dios" (Efesios 2:1-3). "Sabemos que somos hijos de Dios, y que el mundo entero está bajo el control del maligno" (1 Juan 5:19). Estos versos nos enseñan básicamente que actualmente el sistema mundial está siendo influenciado y controlado por el enemigo; ¡pero en ningún sitio de las Escrituras dice que Satanás tenga el derecho a continuar haciendo esto! Yo sostengo que Jesús nos dijo en la oración del Señor que hagamos que la Tierra refleje el cielo: buscando primero su reino y su justicia. 

Creo que esto significa que nuestra misión no es simplemente discipular a las personas con tal de que lleguen al cielo, sino también echar por tierra el sistema satánico actual y declarar: “El reino de Dios ha venido”—ha sido inaugurado ahora—(ver Mateo 4:17; 12:28). Esto significa más que solamente echar fuera demonios de la gente, también significa echar fuera demonios del sistema, de las familias, del vecindario, de comunidades, ciudades e incluso ¡naciones! Según Colosenses 2:15, Jesús ya ha desarmado a Satanás. ¡Ahora depende de la Iglesia el “desplazarle”! Aquí tenemos otra escritura malentendida: “De nuevo lo tentó el diablo, llevándolo a una montaña muy alta, y le mostró todos los reinos del mundo y su esplendor. Todo esto te daré si te postras y me adoras. ¡Vete, Satanás! le dijo Jesús. Porque escrito está: Adora al Señor tu Dios y sírvele solamente a él” (Mateo 4:8-10). 

Se dice que porque Jesús no discutió lo que decía Satanás, en el fondo estaba diciendo que el diablo es el dueño del mundo. Déjame repetir mi declaración de antes: Satanás tiene influencia sobre sistemas políticos y sociales, ¡pero Jesús nunca dijo que tuviera el derecho! ¡De hecho, Jesús dijo lo contrario! Le dijo a Satanás en el contexto de los reinos del mundo que las Escrituras nos enseñan que debemos alabar (no significa cantar canciones, sino someterse) al Señor nuestro Dios. No sólo estaba hablando sobre sí mismo o del diablo, ¡sino que se estaba refiriendo a los reinos de este mundo! Jesús estaba diciendo aquí claramente ¡que los reinos del mundo deben alabar (someterse) a Dios! 

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