Muchas veces
pensamos que, porque somos cristianos, vivimos en un mundo impermeable a
situaciones difíciles. Pero, aunque
seamos cristianos y amemos a Dios, hay ocasiones que cometemos errores, que nos
equivocamos o se abre puertas que traen maldición.
La mayoría de
los problemas del ser humano es por no tener conocimiento y no se recibe más
por vivir en ignorancia. Lo mejor que
podemos ensenar a nuestros hijos es el deseo de aprender. Mientras más conocimiento y más nos
esforzamos, más disfrutamos de beneficios.
Como iglesia,
tenemos fe, creemos en la manifestación sobrenatural de Dios, creemos que el
que tiene una palabra lo tiene todo, pero esto no llega de la nada. Hay que esforzarse, escudriñar la palabra,
venir a la iglesia. Para tener buenos
resultados, hay que trabajar y esforzarse.
En las
bendiciones tenemos responsabilidades.
Tenemos que entender que, para la bendición de Dios, para poder recibir
todos los beneficios, tenemos que tener el corazón correcto. Todas las promesas que están disponibles en
Gosén, hoy están disponibles para todo aquel que tiene el corazón
correcto.
Vemos, en Lucas
4, cómo Jesús estaba tratando de que el pueblo lo recibiera como el enviado de
Dios, pero muchos no le recibían. Entonces,
Jesús comenta: Muchas
viudas había en Israel en los días de Elías, cuando el cielo fue cerrado por
tres años y seis meses y hubo una gran hambre en toda la tierra; pero a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer
viuda en Sarepta de Sidón.
Vemos a la viuda
de Serepta que fue obediente con las instrucciones del profeta Elías y por esto
recibe las bendiciones. Los que
recibimos las bendiciones de Gosén somos aquellos que tenemos una actitud de
obediencia.
Hay que prestar
el oído para escuchar cada detalle de las instrucciones de Dios, porque de esto
depende que se manifiesten o no se manifiesten las bendiciones. La viuda tuvo que escuchar cada detalle de
las instrucciones del profeta Elías y por seguir cada detalle de las
instrucciones, la biblia dice, que la harina no escaseó en su casa.
Tenemos que
entender que en Dios hay instrucciones específicas para nuestra vida.
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