Creo que todos hemos tenido la oportunidad de escuchar la historia de la creación y pareciera una historia simple, pero no no lo es.
El día de ayer tuve de nuevo la oportunidad de leer los pasajes que relatan la creación y me emocionaba el detalle con el que Dios se asegura de no dejar nada suelto ni al aire y como además se asegura de que Moisés lo redacte adecuadamente, para que a los hombres nos quede claro de cómo fue Dios quien lo creó todo y como en ese todo estamos incluidos nosotros.
La parte que mas me emociona es la parte que habla del séptimo día, el día que Dios toma para observar y contemplar a toda su creación es decir, el tiempo en el que Dios entendió lo bueno de su obra, se lo imagina?, todos hemos escuchado esas frases que dicen "y Dios dijo hágase la luz y la luz se hizo, y vio que era bueno", obvio que era bueno, todo lo que Dios creaba en ese momento por medio de su palabra era bueno, pues su boca no habla otra cosa que lo que hay en su corazón y eso es bueno.
Cuando suceden este tipo de cosas, puedo entender a Dios, pues así como yo hago, Él hace y separó un día a la semana para así hacer, para observar su obra y quiero pensar que hasta para hacer un plan de como seguir engrandeciendo su obra y como bendecir a sus hijos que son parte de esa creación.
Este día que Dios separó, lo llamó "día de reposo" es decir el día que Dios deja de trabajar y su creación también, para que puedan ser admirados, para que puedan ser contemplados y para que su creación por medio de su ser y de vivir bajo el entendimiento del Padre, pueda dar gloria a éste y expresar su perfección.
Esta personalidad que nos observa y se goza en nosotros es El-Roi, el Dios que nos observa (Génesis 16:11-14), el Dios que se deleita en todo lo que hace y en lo que le permitimos hacer en nuestra vida.
Creo que lo mejor que podemos hacer en nuestra vida, es caminar conscientes de que Dios no solo nos ve, sino es también quien nos observa, a quien le importan cada uno de nuestros movimientos, aquel que no ves solo nuestras obras, sino también nuestro interior, es quien nos expresa su amor no por estar pendiente de nuestro caminar, sino quien se hace presente en todo lugar al que vamos.
El sentirnos bajo la cobertura y la mirada de El-Roi, nos asegura sentirnos amados, el entender que verdaderamente Él está en control y que no importa cuanto nos esforcemos, siempre Él estará ahí con una respuesta y una alternativa mejor, alineada a su palabra y que tendrá un efecto eterno en nosotros.
Por tanto tenemos que dejar a un lado esa actitud de caminar por la vida como si Dios no supiera donde andamos, y es por eso no tenemos porqué poner cara de aflicción cuando confesamos nuestro pecado, ya que cuando lo cometimos, bien que lo disfrutamos, y al igual que nosotros, Él estaba ahí y nos observaba.
Cuando digo "nos observaba", no solo me refiero a que nos ve, sino a que entiende la motivación de nuestro corazón para pecar y las razones por las cuales lo hacemos, y lo perdona desde ese momento y por medio de la cruz de Jesús, solo tenemos que reconocerlo.
Por tanto tenemos la garantía y la libertad de entrar confiados a la presencia de Dios, ya que El-Roi nos ha visto y sabe a lo que vamos, nos ama tanto que por eso envió a su Hijo, para poner remedio a aquello que vamos a hablar con Él con la consciencia de que nos ha visto.
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