Supongamos que existiera una sociedad de poderosas guerreras creadas con el propósito de proteger y salvar al mundo, comprometidas con los ideales del deber, el servicio, y la justicia. ¿Cómo sería? Más específicamente, ¿qué aspecto podría tener una joven mujer criada desde su nacimiento en una sociedad así?
Se ve como Diana (Gal Gadot), una valiente princesa amazónica en la nueva película de DC, Mujer Maravilla. Al ser testigo de un accidente de avión fuera de la costa de la isla donde vive, Diana rescata al piloto, Steve Trevor (Chris Pine), y aprende de él que una guerra está haciendo estragos en el mundo exterior. Ella queda devastada cuando esa guerra lo sigue hasta la isla, lo que resulta en que los alemanes maten a su querida tía y entrenadora, Antíope (Robin Wright).
Educada con las historias sobre Ares, el malvado dios de la guerra, Diana está segura que esto es obra de él, así que decide que su misión es destruirlo y terminar con la guerra. A pesar de la oposición de su madre, Diana acompaña a Steve a Londres y luego a las líneas del frente en la Primera Guerra Mundial, donde su inocencia y su fuerte sentido de justicia la ponen en peligro, incluso mientras guía e inspira a todos a su alrededor.
Saga de superhéroes
La tan esperada Mujer Maravilla rompió la marca de 100 millones de dólares en su primer fin de semana, y con razón. La directora Patty Jenkins ha creado una historia épica de superhéroes que establece un nuevo estándar en el género, y deja a películas anteriores como Batman v Superman en el polvo… lo cual, seamos realistas, no era difícil de hacer. Las hazañas superpoderosas de Diana y las múltiples escenas de batalla son emocionantes y elaboradas, y la paleta de colores de la película es particularmente efectiva. Pero el verdadero poder de esta película reside en los personajes y los ideales que persiguen, independientemente del costo.
En las hábiles manos de Jenkins y el guionista Allan Heinberg, la Mujer Maravilla es impulsada por una profunda compasión, una sensación casi inquebrantable de lo correcto y lo incorrecto, y una firme determinación de cumplir con su deber. Inicialmente ella ve todo en blanco y negro: la guerra ha matado a millones y puede matar aún más; se supone que las amazonas protegen a las personas; entonces, ella debe detener la guerra.
Así, ella y Steve reúnen a un desigual equipo para ayudar a destruir una fábrica de gas venenoso, y las opiniones de Diana, simplistas como parecen, ayudan a mantener a todos en el buen camino. La más mínima advertencia o sugerencia de que nada se puede hacer para ayudar a las víctimas inocentes la enfurece, y en un caso, la lleva directamente a “tierra de nadie”, a enfrentar el fuego alemán en su traje icónico.
Heroína inesperada
Es importante notar cómo los buenos en la película no solo aceptan a Diana rápidamente, sino que también confían y dependen de ella. Esa representación de la relación de Diana con los personajes a su alrededor ofrece una respuesta firme y directa a los cineastas, críticos, y “líderes de pensamiento”, que profesan estar terriblemente confundidos acerca de lo que las mujeres realmente quieren en una heroína. Como escribió una vez la escritora de misterio y ensayista cristiana Dorothy L. Sayers, en un ensayo titulado, ¿Son las mujeres humanas?: “Lo que pedimos es ser individuos humanos, peculiares e inesperados”.
Dejemos de lado la cuestión de lo que vemos y esperamos de las mujeres en la vida real. Si postulamos un mundo de superpoderes y héroes de fantasía, no es irrazonable querer ver lo que una mujer haría en ese papel, y cómo podría usar sus propios dones “peculiares” e “inesperados” como algo más que un interés amoroso o personaje de apoyo.
Lo que las mujeres no piden —al menos, aquellas de nosotras que valoramos y respetamos a ambos sexos según lo diseñado y hecho por Dios— es que los hombres sean denigrados para permitir que eso ocurra. Aquí de nuevo, la película hace un trabajo admirable. Mujer Maravilla no pretende decir que las mujeres son incorruptibles; uno de los peores villanos, una científica loca conocida como la Dr. Veneno, es una mujer (Elena Anaya). Tampoco decir que todos los hombres son corruptos. Diana tiene algunas cosas que aprender, y es una de las grandes fortalezas de la película: que los hombres a su alrededor tienen la oportunidad de ayudarla a aprender esas cosas.
Steve, en particular, tiene una relación de igual con ella. Él es arrogante y despreocupado, sin embargo tiene una pasión por salvar vidas, y ve en Diana esa misma pasión. Él trata de protegerla hasta que (rápidamente) descubre que no necesita protección. Entonces no pierde el tiempo preocupándose por sus poderes superiores, sino que simplemente le da la bienvenida, como si fuera un regalo a su causa. Los dos chocan sobre estrategia y ocasionalmente sobre profundas diferencias subyacentes en sus convicciones, pero su respeto mutuo y su objetivo común permanece fuerte. Incluso su creciente romance no se interpone en el camino de una sólida relación de trabajo. (En una escena se sugiere una relación dentro de un cuarto, pero no se muestra nada excepto un beso mientras ambos personajes están completamente vestidos).
¿Una batalla de los sexos?
Existe demasiado discurso moderno sobre los roles de los hombres y las mujeres, incluso en círculos cristianos, en donde se muestra la batalla de los sexos como solo eso: una batalla en la que un sexo debe perder. Tanto el empoderamiento de las mujeres denigra a los hombres, como el empoderamiento de los hombres denigra a las mujeres.
Como cristianos, reconocemos que este es un falso dilema. Refrescantemente, en Mujer Maravilla, se reconoce también ese falso dilema. La película de Jenkins aprecia y eleva tanto a hombres como a mujeres. Diana anhela redimir incluso a la gente más malvada, como cuando ofrece ayuda a un oficial alemán para que se libre del control de Ares, algo que ni siquiera se le ocurre a sus compañeros. Pero cuando Diana finalmente se harta de la corrupción de los seres humanos y está a punto de renunciar a ellos, Steve la lleva a comprender con más profundidad el valor de la humanidad, a pesar de nuestra corrupción.
Las secuencias de acción son fantásticas, pero en última instancia, para mí fueron secundarias. Lo que es memorable acerca de esta versión de la Mujer Maravilla es que las mujeres y los hombres tienen algo que ofrecer por el bien mayor, y que ayudarse unos a otros solo los hace más fuertes.
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